En momentos en que varias familias cristianas celebraban Pascuas, un atacante se inmoló ayer cerca de una zona infantil de un parque de la ciudad pakistaní de Lahore y mató al menos a 69 personas y dejó a 290 heridos, la mayoría en condiciones críticas.
El vocero de la Policía local, Mohamed Salim, informó que “un suicida hizo explotar las bombas que llevaba encima en el parque Gulshan Iqbal, cerca de una zona infantil en torno a las 19 (11 de la mañana hora argentina)”, según informó la agencia de noticias EFE.
El atentado, el peor desde el asalto talibán a la escuela de Peshawar al norte del país en el que murieron 125 alumnos en 2014, fue reivindicado por un grupo vinculado a los talibanes de Pakistán que afirmó que era contra cristianos, una minoría religiosa en ese país.
Jam Sajjad, el vocero de los rescatistas de esa ciudad ubicada al este de ese país, en tanto, explicó que el parque Gulshan Iqbal es uno de los más grandes de Lahore y que tiene una zona especial para los niños, que en el momento de la explosión estaba lleno de familias que celebraban las últimas horas del fin de semana de Pascuas.
Según el diario local The Express Tribune, muchas de las víctimas eran cristianos.
Varias horas después del atentado, el grupo armado Jamatul Ahrar, una milicia que rompió con el movimiento talibán paquistaní en 2014 y un año después anunció su reconciliación, se adjudicó la autoría del ataque e informó que era una represalia por la operación que el Ejército mantiene contra insurgentes en Waziristán del Norte, una zona lindante con Afganistán.
El anuncio lo hizo el vocero de la milicia, Ihsanullah Ihsan, en un comunicado difundido por las redes sociales y citado por el canal de televisión pakistaní Dawn.
“Reclamamos la responsabilidad por el ataque contra los cristianos que celebraban la Pascua”, dijo el islamista Ihsan a The Express Tribune, e indicó que este atentado forma parte de la cadena de ataques de este año bautizada como “Saut-ul-Raad” (la voz del trueno) y que continuará a lo largo de 2016.
Lahore es la capital de la provincia de Punjab y también es considerada la capital cultural de Pakistán. Se encuentra a pocos kilómetros de la frontera con India, en la región de Punjab, que comparten ambos países, y siempre fue considerada una zona de relativa tranquilidad en el convulsionado país de mayoría musulmán.
Tras el atentado, el gobierno provincial del Punjab paquistaní declaró el estado de emergencia en todos los hospitales de la ciudad y anunció tres días de luto oficial; el primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, condenó el ataque y expresó su dolor por estos hechos.
Uno de los primeros países en reaccionar al sangriento atentado fue el socio estratégico de Pakistán, Estados Unidos.
«Este acto cobarde en el que ha sido durante mucho tiempo un parque pintoresco y apacible mató a decenas de civiles inocentes y dejó a muchos heridos», sentenció en un comunicado el vocero del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Ned Price.
La Argentina también se sumó a la ola de repudio internacional. “Ante el cruento atentado terrorista ocurrido el día de hoy en la ciudad de Lahore, Pakistán, que tuvo como trágico resultado más de medio centenar de muertos y numerosos heridos, Argentina expresa su total rechazo y condena a esas injustas manifestaciones de violencia”, sentenció la Cancillería en un comunicado oficial.