Un fatal siniestro de tránsito ocurrido hace dos meses en una esquina de la zona sudoeste derivó en una saga de violencia que terminó en homicidio. Un adolescente de 17 años murió cuando iba en moto y fue embestido por una camioneta que era conducida por un hombre nacido en Paraguay hace 50 años. A mediados de octubre, ese conductor ingresó malherido al Hospital de Emergencias y tras casi 24 horas de agonía falleció producto de dos heridas de arma de fuego. En base a una paciente investigación, la Policía descubrió que el principal sospechoso del crimen era un familiar del adolescente fallecido en el choque, quien como el conductor de la camioneta quedó en libertad decidió hacer justicia por mano propia. En medio de la investigación, allegados del acusado intentaron inculpar a un adolescente que, por su edad, es inimputable, algo que no lograron por la incongruencia de los datos que otorgaron.
La saga de muerte y venganza comenzó con un choque el 11 de septiembre, en la intersección de Garibaldi y Lavalle; cuando una Ford F–100 que era conducida por Claudio Vargas, paraguayo de 50 años, colisionó una moto en la viajaba Brandon Di Benedetto, de 17 años, provocándole la muerte al joven en el acto.
Por el siniestro, Claudio Vargas estuvo demorado en sede policial pero finalmente no recibió cargos, luego que la Justicia correccional entendiera que el hombre no había tenido responsabilidad en el trágico hecho.
Fuentes de la Unidad Regional II contaron que un mes y dos días después, en la mañana del 13 de octubre, Vargas ingresó al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, con un disparo de arma de fuego en el abdomen y otro en la mano izquierda, por los cuales falleció al día siguiente. Según pudo indicar a los médicos que lo atendieron, el hombre dijo haber sido atacado por un desconocido en la puerta de su casa, ubicada en Pasco al 5100.
Cuando personal de la Brigada de Homicidios de la URII entrevistó a los habitantes de la zona donde vivía Vargas, uno de ellos les contó que aquel día un muchacho de entre 25 y 30 años, delgado, con barba candado, se había presentado en su casa. El desconocido le preguntó quién era la persona que vivía en el domicilio contiguo a su casa, ya que tenía intenciones de mudarse al barrio y estaba interesado en comprárselo. El hombre consultado, de buena voluntad, decidió llamar a su vecino, Claudio Vargas, para que charlara con el presunto comprador.
El testigo relató que los dejó solos y volvió a entrar a su casa; pero luego de algunos minutos volvió a salir a la vereda, tras escuchar disparos de arma de fuego, y se encontró con su vecino tendido en el piso, bañado en sangre. Junto a él había una moto, propiedad del atacante, quien la había dejado abandonada, indicaron fuentes del caso.
El vecino llamó al 911 y a la comisaría 18ª, con jurisdicción en la zona y acompañó a Vargas en un coche policial hasta el Heca. Luego del fallecimiento del ciudadano paraguayo, los pesquisas se abocaron a establecer quien era el dueño del rodado encontrado en la puerta de la casa de Pasco al 5100.
Fuentes del caso precisaron que a principios de este mes se presentó ante la justicia Yanina Soledad M., de 27 años, acompañando a su sobrino, de 15, hermano de Brandon Di Benedetto. La mujer dijo a los pesquisas que el adolescente le había confesado haber matado a Claudio Vargas. “Nos dijo que el chico le había pedido su moto para ir al cementerio a ver a Brandon. Pero que en vez de eso la había usado para ir a matar al asesino de su hermano”, contaron los voceros, quienes además aclararon que Yanina se enteró que la Policía estaba tras su moto por comentarios de vecinos de la zona.
Pero los dichos de Yanina no convencieron a los policías; entre otras cosas porque el adolescente no aparentaba tener 25 o 30 años; por lo que la investigación dio un giro silencioso y apuntó al entorno de la muchacha, suponiendo que algo escondía.
En este marco, el jueves pasado funcionarios de la URII arrestaron a la pareja de Yanina Soledad M., Jonatan B. de 24 años, en un edificio en construcción de Cerrito al 1300, donde el muchacho trabajaba como albañil.
El joven quedó detenido a disposición de la Justicia, acusado de asesinar a Claudio Vargas en un acto de venganza por la muerte del sobrino de su novia.
El caso es investigado por el juzgado de Instrucción de la 5ª Nominación, junto a la Brigada de Homicidios.
