Un hombre condenado por la denominada Masacre de Flores en la que cinco personas murieron en 1994, y que luego fue liberado por un error judicial, fue recapturado en la mañana de ayer por personal de Seguridad Aeroportuaria en la localidad bonaerense de Tortuguitas.
Según fuentes del Ministerio de Seguridad Nacional, la detención se concretó cerca de las 8 de ayer, cuando los efectivos policiales allanaron una quinta de Tortuguitas, donde el hombre, identificado como Fructuoso Álvarez González (50), se ocultaba desde que en julio pasado un juzgado nacional dictaminara su recaptura.
Según dijo a Télam el subsecretario de Delitos Complejos dependiente del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Miguel Robles, los investigadores comenzaron a realizar desde entonces diversas tareas de inteligencia, como “escuchas telefónicas, vigilancia encubierta en 47 viviendas diferentes y distintos seguimientos”.
Finalmente, los pesquisas averiguaron que Álvarez González estaba oculto en una casaquinta de Tortuguitas, presuntamente perteneciente a un familiar, hasta donde se trasladaron efectivos de Policía de Seguridad Aeroportuaria y de la Prefectura Naval.
De acuerdo al relato de Robles, cuando los policías ingresaron al lugar encontraron a Álvarez González “oculto en un techo falso”, especialmente acondicionado para pasar desapercibido en uno de los tres inmuebles construidos en la quinta, y lograron detenerlo.
El detenido fue trasladado cerca del mediodía de ayer desde el aeródromo de Tortuguitas hasta el Aeroparque Jorge Newbery de la Ciudad de Buenos Aires, desde donde luego fue llevado a la Unidad 28 del Servicio Penitenciario Federal.
Según dijeron los voceros, el detenido deberá comparecer mañana ante el Juzgado Nacional de Ejecución Penal 3, en Capital Federal, que había ordenado su captura, para que determine de qué forma deberá cumplimentar los años de condena que le restan.
El hecho conocido como la Masacre de Flores, ocurrió la madrugada del 17 de febrero de 1994 en Baldomero Fernández Moreno 1906 de ese barrio porteño, donde murieron José Bagnato (42); Olga Plaza (40), su esposa; Fernando (14) y Alejandro (9), sus hijos; y Nicolás Borda (11), un amiguito que se había quedado a dormir esa noche.
El único sobreviviente del incendio fue el hijo mayor del matrimonio, Matías Bagnato, de 16 años en ese momento, quien se despertó en medio de la noche y cuando notó que todo estaba en llamas logró escapar por una ventana del primer piso de la vivienda.
La información ofrecida a la Justicia por el joven, quien tuviera una efímera fama al ser finalista en 2002 del reality show Gran Hermano 3, fue fundamental para que en 1995 Álvarez González fuera declarado culpable del quíntuple homicidio y luego condenado a prisión perpetua.
Durante el juicio quedó claro para los jueces que Álvarez González, de origen español y dueño de agencias de autos, había provocado el incendio porque supuestamente el padre de Matías se había negado a devolverle una suma que le debía de alrededor de 200.000 pesos.
Luego de ser sentenciado, el condenado consiguió ser extraditado a España en 2004 para que completara la pena allí, pero a fines del 2008, y por lo que la Justicia argentina consideró un error de cómputo, quedó en libertad y regresó a Argentina con documentación apócrifa, dijeron los voceros.
Además, según denunció Matías Bagnato a diferentes medios periodísticos en los últimos meses, desde hacía un año y medio sufría amenazas telefónicas del propio Álvarez González, por lo que dio aviso a la Justicia, que intervino sus teléfonos y le ofreció custodia policial.