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«Atrocidades que recuerdan al Holocausto», la definición de un repatriado desde Israel

Ari David Cohen es un joven argentino que llegó al país en el marco del operativo "Regreso Seguro". En diálogo con Télam, contó que tenía entradas para el festival de música electrónica en el que se desató una matanza el sábado 7 de octubre, y que a última hora desistió de ir porque estaba "lejos y recién mudado".

La guerra entre Israel y el grupo palestino Hamas está dejando imágenes de «atrocidades que no se veían desde el Holocausto», sentenció Ari David Cohen, un joven argentino repatriado en el marco del operativo «Regreso Seguro», quien aseguró que con este conflicto «se viven días muy hostiles».

Cohen tiene 33 años, hace cuatro años que vive en Israel, y a la hora de definir su situación laboral titubea entre presente y pasado: «No sé si decir trabajo o trabajaba. Todo es tan relativo, reciente y nuevo que uno no sabe qué pensar. Hay que navegar en la incertidumbre y ver qué es lo que pasa».

En diálogo con Télam, el joven que volvió a la Argentina en el segundo vuelo de repatriados desde Romacontó que tenía entradas para ir al festival de música electrónica donde se desató el conflicto el pasado 7 de octubre, pero que desistió de ir porque estaba «lejos y recién mudado», además de «no estar con humor» como para asistir a un evento de esas características.

«Conozco personas que asistieron a la fiesta. Lamentablemente nos enteramos de que una conocida había sido capturada por Hamas», relató.

El joven se había mudado hace tres semanas de Florentin, Tel Aviv, a Kiryiat Bialik, a unos veinte minutos de Haifa, cuando se desató el conflicto. Realizó el servicio militar a los 29 años, el cual describió como una experiencia «muy dura», ya que su padre falleció durante ese período y no pudo viajar para despedirlo.

Pese a que toda su familia se encuentra en Argentina, Cohen contó que tiene muchos amigos en Tel Aviv y al sur de Israel que «la están pasando bastante mal porque tiran todos los días durante horas misiles desde Gaza y están encerrados en sus bunkers».

«Yo me encontraba más lejos al norte, pero al pasar de los días me di cuenta de que era cuestión de tiempo de que llegara también. Cuando terminé de subir al avión para volverme, me llegó la noticia de que habían atacado en esa zona», expresó.

Cohen había visitado Israel con anterioridad; la primera vez, a los 14 años cuando viajó al país para terminar con sus estudios secundarios.

«Israel es un país muy seguro, nadie se esperaba lo que pasó. Yo ya había vivido una situación similar durante 2006 con el conflicto del Líbano en donde veíamos mucha gente migrar por la guerra», detalló.

El joven también recordó que a pocos meses de su llegada estuvo en un atentado en donde se inmoló una persona en la entrada de un bar, a unos 50 metros de donde él se encontraba.

«Me acuerdo perfecto que estaba jugando a «la viborita» en el teléfono. Esto fue hace años, y de repente sentí que vibró todo el piso con una explosión terrible. Todo era un caos, había gente herida, un cadáver. Yo estaba en shock», relató.

Luego de ese hecho, Cohen aseguró haber quedado con estrés postraumático durante un año, le tenía miedo a la oscuridad y a estar solo, y cada vez que salía de su casa para ir a comer corría por la calle en vez de caminar.

A pesar de estos sucesos, contó que nunca le había tocado vivenciar las alertas de las sirenas por misiles, hasta que hace dos años, cuando vivía en Tel Aviv en el tercer piso de un edificio, comenzaron a lanzar misiles de Gaza a Israel.

«Yo podía ver cómo eran derribados (los misiles) por la cúpula de hierro (sistema de defensa aérea) y tuve mis primeras experiencias con las sirenas de alerta», dijo.

«Cada vez que sonaba tenía unos quince segundos para ir a refugiarme. Era dormir con un ojo medio abierto cerca de la puerta preparado para salir corriendo. A pesar de todo esto, ningún conflicto se compara con el que estamos viviendo ahora», sentenció.

Desde su experiencia, aseguró que desde un primer momento sintió que el conflicto «no iba a ser igual a otros» y que «se vivieron días con un ambiente muy hostil».

La separación con su familia también fue uno de los factores por los que decidió volverse: «Tenía llamadas con mi mamá de una hora y media en donde intentaba calmarla y explicarle que estaba en un país seguro».

Sin embargo, a medida que pasaban los días el ambiente se volvía cada vez más tenso, por lo que decidió comenzar a buscar opciones de vuelos para volverse, una acción que definió como compleja porque las páginas estaban colapsadas y los vuelos ocupados.

«Estuve ocho horas en frente de la computadora durante dos días buscando una manera para volverme a Argentina. Primero vuelos directos, después a Brasil y Uruguay. Desistí y elegí Europa, intenté con Francia, Málaga, Madrid, Barcelona, cualquier cosa que tuviera disponible», señaló.

Cuando finalmente le llegó la notificación de un vuelo para poder volver al país tuvo seis horas para prepararse e ir al aeropuerto: «En una hora me bañe, me vestí, hice la valija y estaba cerrando mi departamento. No tuve tiempo de despedirme de nadie, tenés poco tiempo para hacer mucho».

En reiteradas ocasiones mencionó sus intenciones de volver a Israel, pero que actualmente se siente a gusto y muy agradecido de poder volver a compartir tiempo con su familia, a quienes no veía desde hace cuatro años.

«Me cuesta aceptar que esta sea ahora la realidad. Es importante concientizar a las personas sobre este tipo de conflictos. Hace bien intentar transmitir, los que hemos vivenciado este tipo de sucesos, qué es la guerra y los efectos verdaderos que tiene», concluyó.

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