Un nuevo aumento, del 12 por ciento, sacudió los precios del combustible que regirá desde este domingo a la cero hora. Con este incremento, la suba total en lo que va del año es del 46 por ciento y es la novena modificación en 2018.
La suba en los precios de la nafta y el gasoil la dispuso Shell y lo justificó por el impacto de la devaluación de la moneda, la modificación de los impuestos sobre los combustibles líquidos y al dióxido de carbono. YPF también incrementó los precios pero en índices del 2,5 por ciento promedio.
Cómo quedarán las nuevas tarifas
Nafta super en YPF pasó de $29,60 a $30,34.
Infinia, de $35,65 a $36,42.
En Shell, el litro de la nafta super pasó de $30,28 a $33,91, con un ajuste de 11,98 por cineot, mientras que el de nafta premium el salto fue de 10,9 por ciento que se traduce de $36,95 a $40,99.
El gasoil también sufrió incremento del 12 por ciento, es decir, el común pasó de $27,26 a $30,53 y el premium de $32,73 a $36,66.
A diferencia de otros años, en que se formaban largas colas de vehículos en las inmediaciones de las estaciones de servicio para llenar el tanque antes de que aumente la nafta o el gasoil, esta vez no se hubo esa movida y los surtidores funcionaron casi con normalidad.
Las naftas y el gasoil acumulaban hasta antes del ajuste, el noveno en lo que va del año, 34 por ciento, por lo que con esta medida, el escalamiento alcanza al 46.
Cómo subsisten los surtidores más pequeños
El impacto del aumento de los combustibles no sólo se nota en el bolsillo de los usuarios sino en las estaciones de servicio, debido a que necesitan despachar más litros para mantenerse con vida. “Sin embargo no todas alcanzan ese volumen mínimo indispensable”, asegura el portal especializado Surtidores.com.ar.
“Un estudio de la Confederación del Comercio de los Hidrocarburos de la República Argentina señala que actualmente una Boca de Expendio ubicada en la Ciudad de Buenos Aires debe despachar como mínimo 370.000 litros mensuales para subsistir”, señala la página especializada.
El análisis tomó como referencia un establecimiento con diez empleados y un mix de consumo que se compone de 53,5 por ciento de naftas y 46.5 de gasoil. A su vez la proporción en cada producto oscila hoy, aproximadamente en 55 por ciento para súper y 45 para Premium, lo mismo que en el diesel. El relevamiento no tuvo en cuenta los rubros anexos como el shop o mini mercado. Del lado de los egresos, se tomaron en cuenta las remuneraciones al personal y cargas sociales, que representan el 53 por ciento; los gastos por seguros, honorarios, mantenimiento general, servicios (agua, energía teléfono), impuestos municipales, publicidad, etc, que totalizan un 15; las amortizaciones del inmueble y de los bienes muebles, 14 por ciento y la previsión ambiental, 3 por ciento.
“Con una venta de 370 mil litros hallamos el punto de equilibrio operativo”, sostiene el informe elaborado por la entidad empresaria. “Sin embargo, considerando que si el valor promedio inmobiliario lo invirtiéramos a un simple Plazo Fijo según las tasas vigentes del Banco Nación, el propietario de la Estación de Servicio debería vender casi el doble del citado volumen para alcanzar una equidad que sume la operatividad mas el retorno de la inversión”, advierte. “Esto muestra a las claras que los aumentos de precios pueden mejorar en algo la rentabilidad operativa, pero lejos está de mejorar la rentabilidad total”, remarca el documento.