El desastre ambiental de los incendios en Australia no sólo no cesa sino que los efectos del fuego llegaron hasta abajo del agua. Es que grandes lluvias arrastraron cenizas hacia los ríos y se estima que cientos de miles de peces nativos murieron sólo en la región norte de Nueva Gales del Sur –uno de los seis estados continentales australianos con una superficie equivalente a casi un 30$$%de la Argentina–, en el río Macleay. El daño era tal que lo evaluado hasta ahora tardará décadas en recuperarse, si lo hace.
Partes del Macleay han dejado de ser río para convertirse en lo que los residentes describieron como “mezcla de torta líquida”, una combinación de vegetación podrida, peces muertos, barro y cenizas, con olor nauseabundo.
Los lugareños dicen que la lluvia en los últimos 10 días ha arrastrado cenizas y restos de vegetación quemada, además del polvo de la tierra reseca. Y todo se volcó en el río.
El desastre en el río Macleay es uno de las ocho grandes mortandades de peces que se denunciaron de un año a esta parte. Y las anteriores fueron por falta de lluvia y la combinación de la sequía con altas temperaturas.
Larry Newberry, un pescador recreativo de Frederickton, cerca de Kempsey, dijo que recorrió unos 100 kilómetros –el curso total del Macleay es de 300 kilómetros–, hasta George’s Creek, examinando el río. “Diría por lo que he visto que no me sorprendería que haya aniquilado a todos los peces en al menos 100 kilómetros”, lamentó.
“El hedor era abrumador, apestaba tanto que hacía arder. Son los peces muertos, la vegetación podrida y las cenizas de los incendios y tal vez el retardante de fuego. Es como el lodo marrón”, describió. “He estado pescando en el río durante 50 años y he visto matar peces antes, pero nada de esta magnitud. Esto debe estar pasando en cada río de la costa este que haya sido afectado por incendios forestales”, agregó.
El Departamento de Industrias Primarias (DPI) de Nueva Gales del Sur confirmó haber recibiendo informes de “cientos de miles” de peces muertos en el río desde diciembre de 2019.
Como pescador deportivo, Newberry fue crítico con los permisos de pesca comercial de la lubina australiana, y apuntó al DIP por la falta de respuesta ante la presión sobre la especie.
Además de la lubina (macquaria novemaculeat), perecieron miles de individuos de especies de anguila, bagre, albur y salmonetes y arenques de estuario. Y también de bajo australiano y cangrejos. Pero las especies afectadas son decenas más.
Aguas arriba de Kempsey, en la ciudad de Bellbrook, los residentes han estado usando bombas y mangueras prestadas por Bomberos para tratar de oxigenar el agua y frenar la mortandad.
James Pritchard, del Club de Pesca Social de Bellbrook, dijo que la lluvia había elevado el nivel del río, pero a la vez “había traído toneladas y toneladas de escombros y tierra”.
“Ahora hay más cenizas en el río de las que se veían antes. La superficie está cubierta de cenizas y el agua se ve como una masa de torta líquida. Es terrible, el río está terminado por generaciones”, se angustió.
Los aborígenes locales dependían de un río saludable para alimentarse y transmitir su cultura a las un nuevas generaciones. “Esto los devastará”, sostuvo Pritchard.
El profesor Lee Baumgartner, ecólogo de la Universidad Charles Sturt, sostuvo que los peces mueren asfixiados: “Agregar cenizas y nutrientes al agua promueve bacterias, lo que a su vez elimina el oxígeno del agua. Y si el agua se vuelve fangosa, los peces no pueden pasar suficiente agua sobre sus branquias para extraer oxígeno”, advirtió.
A pesar de que los esfuerzos para oxigenar el agua pueden parecer inútiles, dijo que incluso una sola lubina madura puesta a salvo “podría desovar y poner cientos y miles de huevos”.
Dijo que había un precedente para comprender los impactos a largo plazo de un evento como este: grandes incendios forestales en 1939 habían provocado que las cenizas corrieran hacia el río Lachlan y “los peces nunca se recuperaron”.
Sitios web oficiales australianos también publicaron denuncias de miles de peces muertos en el lago Tilba en la costa sur de Nueva Gales del Sur, y en el río Hastings, cerca de Port Macquarie.
“La causa sospechada del incidente es la mala calidad del agua con bajos niveles de oxígeno disuelto. Los eventos de lluvia están agregando cenizas de los extensos incendios forestales en toda la región a las cuencas locales, así como a otras materias orgánicas y sedimentos. Esto puede causar caídas rápidas a los niveles de oxígeno en el agua. El personal de pesca ha realizado numerosas evaluaciones de campo y las principales especies afectadas han sido la lubina australiana, el salmonete de agua dulce, el bagre y la anguila”, publicó el sitio de la DPI.
“Se estima que el número de peces afectados es de cientos de miles”, confirmó el Departamento, que puso una línea telefónica 0800 para informar nuevos avistamientos.