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Autorizan a las fuerzas federales a usar armas electrónicas no letales

La inventó un piloto de guerra estadounidense. Los últimos modelos permiten atravesar hasta chalecos antibalas. Son dos electrodos unidos a cables que se lanzan sobre el blanco. La descarga descontrola los músculos de la persona alcanzada

El gobierno aprobó este martes el uso de «armas electrónicas no letales» por parte de las fuerzas policiales y de seguridad federales. Será para «abordar situaciones» en las que sea necesaria la utilización de la fuerza «sin el empleo de armas de fuego».

A través de la resolución 395/19, publicada este martes en el Boletín Oficial, el Ministerio de Seguridad puso en funciones el «Reglamento general para el empleo de armas electrónicas por parte de los miembros de las fuerzas policiales y de Seguridad federales».

Desde el gobierno destacaron que con esta norma se «permitirá abordar situaciones operacionales en las que resulte necesaria la utilización de la fuerza sin el empleo de armas de fuego».

El texto remarca que las armas electrónicas resultan «un medio intermedio para ejercer un uso racional y gradual de la fuerza ante situaciones de enfrentamientos con personas violentas o amenazantes», al tiempo que señaló que le brindan a las fuerzas «una opción táctica adicional en reemplazo de las armas de fuego».

La cartera conducida por Patricia Bullrich hizo hincapié en que «la normativa y la doctrina internacional dan cuenta de los resultados obtenidos en los estudios médicos y técnicos realizados en prestigiosas universidades» concluyen que «el empleo de las armas electrónicas no tiene efectos letales sobre las personas».

«Este tipo de armas son empleadas por las fuerzas de seguridad de países como Alemania, Arabia Saudita, Australia, Canadá, España, Finlandia, Francia, Reino Unido, Suiza, Suecia, Chile, Colombia, Brasil y Bolivia», agregaron.

Ya hubo, y se espera que ahora se renueven, cuestionamientos por parte de organismos sociales y de derechos humanos, y sectores de la oposición. El Ejecutivo subrayó que varios tribunales «han tenido la oportunidad de pronunciarse sobre la utilización de las armas electrónicas, expidiéndose sobre la legalidad de su empleo».

Finalmente, el Ministerio de Seguridad instruyó a las autoridades de las distintas fuerzas «a que procedan a la inmediata implementación de cursos de capacitación específica para el empleo de armas electrónicas no letales».

https://twitter.com/PatoBullrich/status/1125742950032527360

El secretario de Seguridad de Nación, Eugenio Burzaco, explicó los efectos: «A través de un impulso eléctrico, inhabilita los músculos de la persona durante un minuto y medio o dos, durante los que queda paralizada y de esa manera se hace posible su arresto reduciendo el riesgo que conlleva la utilización de armas de fuego».

El funcionario detalló que las Taser serán utilizadas por las cuatro fuerzas federales: Policía Federal, Gendarmería, Prefectura y Policía de Seguridad Aeroportuaria. Aclaró que, en principio, las portarán los efectivos apostados en aeropuertos, estaciones de trenes y lugares donde haya gran concurrencia de personas.

«Una de las grandes ventajas que tiene este arma, al contrario de las pistolas, es que no genera efectos sobre terceros o personas que no están involucradas en la acción», justificó Burzaco.

Taser: el acrónimo, las críticas, el inventor y cómo funciona

El taser recibió, en todo el mundo, fuertes críticas por parte de organizaciones de derechos humanos y del propio Comité contra la Tortura de la Organización de las Naciones Unidas, que dictaminó que el uso de esas armas provoca un dolor intenso, constituye una forma de tortura y, en algunos casos, puede incluso causar la muerte.

Taser es un acrónimo de Tom Swift, personaje favorito de ficción de su inventor, el piloto de bombarderos John H. Cover. Swift es el protagonista de una serie de obras infantiles escritas por Victor Appleton entre 1910 y 1941. En una de ellas, crea un rifle eléctrico.

El dispositivo actual lanza dos dardos unidos a sendos cables eléctricos que transmiten los pulsos desde el arma hasta el blanco, aunque también funciona por contacto. La descarga producida por los electrodos descontrola los músculos motores de la persona alcanzada, incapacitándola. Los primeros modelos no podían traspasar la ropa gruesa, pero los últimos son capaces de atravesar hasta un chaleco antibalas.

El taser genera en vacío una tensión de 50.000 voltios, que en contacto con un cuerpo humano caen a 400. Producen una corriente de 2,1 miliamperes, lo que presuntamente los hace no-letales para el humano.

Taser International, una de las principales firmas fabricantes del dispositivo, admitió en 2005 que puede ser letal.

Amnistía Internacional afirma que ​269 personas murieron entre 2001 y 2007 tras recibir descargas por armas taser de policías alrededor de todo el mundo. En 39 de esos casos, dice la organización, la autopsia determinó que el taser pudo ser una de las causas.​ En otros, las muertes fueron atribuidas a la restricción física y estrés durante el arresto (con y sin táser). Es el fenómeno llamado «Sudden Death Following Restraint» (muerte súbita por la retención).​

Al margen de su letalidad, el uso del táser produce un fuerte dolor en la persona objetivo sin dejar grandes marcas. Por eso, acusan entidades de derechos humanos, las fuerzas policiales las pueden usar como elemento de tortura encubierta.

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