El gobierno nacional oficializó este martes la autorización para que la empresa chilena Jetsmart Airlines Spa pueda volar entre la Argentina y Chile, por lo que se sumará una nueva compañía low cost al mercado internacional de vuelos en el país.
La firma de capitales formalmente chilenos fue autorizada a explotar servicios regulares internacionales de transporte aéreo de pasajeros entre Chile y Argentina con aeronaves de gran porte. En principio, operará desde el aeropuerto de El Palomar (en Buenos Aires), pero la firma había expresado su interés por utilizar otras estaciones, entre las cuales nombró la internacional Islas Malvinas de Rosario.
Antes de iniciar las operaciones, la empresa deberá someter a consideración de la Administración Nacional de Aviación Civil (Anac) las tarifas a aplicar, los seguros de ley, modelo de libros de a bordo y de quejas, entre otros requisitos, para su habilitación.
Fondo de inversión con operaciones aéreas
Jetsmart es chilena pero propiedad de Indigo Partners, un fondo privado de inversión estadounidense con más de 15 años de experiencia desarrollando empresas aéreas «ultra low cost» a escala mundial, según el perfil que la compañía vende en su página web. El consorcio también tiene inversiones en Wizz Air (Europa del Este), Volaris (México) y Frontier Airlines (Estados Unidos). No obstante, la marca que va a operar en la Argentina se inició hace poco: a principios de 2017. Y sobre el final de ese año, comenzó con vuelos internacionales.
La empresa cuenta con una flota de aviones Airbus A320, que vuelan entre Santiago de Chile y otras 11 ciudades chilenas, además de la capital del Perú, Lima.
Además de volar a la estación ubicada en el Oeste del Gran Buenos Aires, la línea aérea manifestó, en su pedido de autorización para operar en la Argentina ahora concedido, su interés en unir ciudades de Chile con Rosario, Salta, Tucumán, Iguazú, Jujuy, Córdoba, San Juan, Menzoza, Bariloche, Neuquén y El Calafate.
El avance de las aerolíneas de bajo costo supone un beneficio para pasajeros aéreos pero pone en jaque no sólo el transporte por micros sino a líneas más grandes cuyas infraestructuras no les permiten competir a esos valores. Una de las más perjudicadas es la estatal Aerolíneas Argentinas.