En una megacumbre automotriz, funcionarios del equipo económico analizaron con las cámaras del sector la baja de actividad y los aumentos de precios. Se descartó por ahora que se bajen los impuestos internos.
El gobierno se tomó poco más de dos horas para echar por tierra las expectativas que tenía el sector automotor sobre la posible modificación de los impuestos internos. Ese fue el resultado de las reuniones que mantuvieron el miércoles último los ministros Axel Kicillof y Débora Giorgi con fabricantes, importadores y representantes de concesionarias de autos que fueron convocados, como lo anticipó la presidenta Cristina de Kirchner en su discurso ante el Congreso, ante la caída de actividad de este mercado.
Si bien ningún funcionario oficialmente había confirmado la modificación, había señales de que alguna corrección podía introducirse. La primera mandataria había dejado la puerta abierta en el mismo discurso; el titular de la Afip, Ricardo Echegaray, había admitido que estaba en estudio el impacto fiscal de la medida, y fuentes de distintas dependencias daban a entender que se avanzaba en ese camino.
Sin embargo nada de eso pasó y, como buen ajedrecista, Kicillof pasó de la defensa al ataque al cuestionar la suba de precios de los autos que no estaban alcanzados por el impuesto.
En primer turno fueron los directivos de Adefa (fabricantes) y Acara (Concesionarias) quienes se sentaron a la mesa en la que además de los funcionarios mencionados se encontraba el secretario de Comercio Interior, Augusto Costa, varios asesores y algunos legisladores. Por las automotrices se encontraban el titular de la entidad, Enrique Alemañy, de Ford; Isela Costantini, de General Motors, y Cristiano Rattazzi, de Fiat.
El ministro quiso llevar certidumbre a los empresarios. Básicamente despejó el horizonte de nuevas devaluaciones como la de enero o cambios bruscos en la economía. El objetivo era evitar que cualquier temor impactara de manera negativa en las decisiones de las empresas.
Después de esta introducción, comenzó la parte más jugosa del encuentro. El funcionario cuestionó la fuerte suba de precios de los 0KM a partir de la devaluación que, en algunos modelos, –dijo Kicillof– llegan al 40 por ciento.
“No fueron todos pero ustedes saben quiénes son”, señaló con picardía y pidió a los involucrados que “revisen” esos incrementos. Además, pronosticó que los consumidores “no los van a convalidar”. El argumento es que no se puede trasladar linealmente el porcentaje de devaluación y mucho menos superarlo. Destacó que los autos que se producen localmente tienen un 70 por ciento de componente importado así que, si se devaluó el 20 por ciento, no pueden aumentar un 20. “A nosotros nos da un ajuste del 14” remarcó.
Los empresarios respondieron que los aumentos actuales compensaban también el mayor ritmo de devaluación que se arrastraba desde mediados del año pasado y que no fue trasladado a precios, pero el ministro insistió en su posición. Por ese motivo, les anunció que se empezaría a reunir desde la semana que viene con cada empresa por separado para analizar la estructura de costos y proyecciones de producción y exportaciones.
En ese momento, el titular de Acara, Abel Borrad, alertó por la fuerte caída de ventas de los últimos días, de lo que el ministro responsabilizó a vendedores y fabricantes por el mal clima que hay en el mercado y dejó entrever supuestas maniobras comerciales en un momento tenso del encuentro.
“Mandé gente a las concesionarias y les dicen que no pueden vender porque no tienen precio”, dijo el funcionario. Esto se debería a que ante la fuerte escalada de los valores de los 0KM, se “guardarían” para no venderlos por debajo del precio al que tienen que reponerlos.
Los empresarios retrucaron con las cifras de patentamiento que se esperan para marzo. Se estimó un mercado de 55.000 unidades contra las 75.000 registradas en marzo de 2013. Ante estos datos, la ministra Giorgi recordó que se estaba comparando contra un mes récord del año pasado. De todas maneras, los empresarios argumentaron que la baja es real ya que para todo el año se proyectaba un mercado de 750.000 vehículos contra los 960.000 vendidos en 2013.
Pero la peor parte la llevaron los representantes de autos importados en Cido, que son las más afectadas por los impuestos internos ya que sus ventas cayeron más del 80 por ciento en las principales marcas. El ministro negó que se introduzcan cambios alegando que es un mínimo porcentaje del mercado. Según los cálculos oficiales, representaron el año pasado un 9 por ciento del total de ventas. Además, dio a entender que lo que había sucedido con este segmento de alta gama en los últimos tiempos era una especie de burbuja y que el nivel de venta actual es la real demanda, y que las empresas se deben adaptar a este nuevo escenario.
“Es lo que hay, nos dijo claramente”, explicó uno de los importadores.
El tema había sido tratado también en la reunión anterior con Adefa, aunque sólo afecta al 4,1 por ciento de los autos nacionales. Los empresarios le pidieron que, teniendo en cuenta que los topes de 170.000 y 210.000 pesos se establecieron con un dólar de 6,40 pesos, se actualizaran los valores al dólar actual de 7,88. Además, alertaron que varios vehículos de producción nacional se están acercando a los topes previstos. En este caso, fue el diputado Roberto Felletti quien intervino para ratificar que los valores que fijó el Congreso eran los adecuados.
