Mauricio Menacho Márquez, investigador adjunto de Conicet y vicedirector del Instituto para el Descubrimiento de Fármacos de Rosario (Iidefar, Conicet-UNR) y del Max Planck Rosario, participó del descubrimiento de un gen que, dependiendo del tipo de cáncer, puede actuar como promotor o supresor de la formación de tumores. La investigación la realizó en colaboración con el Centro de Investigación Biomédica en Red de Cáncer (Ciberonc), a través del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca (CIC).
El trabajo del grupo dirigido por Xosé Bustelo, del cual ha participado Menacho Márquez, es el fruto de varios años de trabajo conjunto de un equipo interdisciplinario que pudo detectar cómo la proteína VAV1 actúa como un supresor de tumores en un cáncer de células de la sangre conocido como LLTA-A.
El gen VAV1, habitualmente implicado en la formación de una amplia gama de tumores, puede también ejercer un papel crítico en la supresión de algunos tipos específicos de leucemia linfoblástica aguda de linfocitos T. “Esta leucemia es el cáncer pediátrico más frecuente y, todavía hoy, tiene muchos retos para un diagnóstico y tratamiento adecuados”, señaló Menacho Márquez. A partir de estos conocimientos de ciencia básica, se podrá pensar en un futuro en la creación de nuevos medicamentos, y al respecto Bustelo subraya “este hallazgo abre la puerta para el diseño estratégico de fármacos”.
Los linfocitos T son células del sistema inmune que tienen por función el reconocimiento y destrucción de células de los órganos que se han convertido en cancerosas o que han sido infectadas por virus u otros patógenos. También están a cargo de la regulación de otras células del sistema inmune implicadas en la destrucción de cualquier agente externo que invada el organismo, como pueden ser productos químicos o bacterias.
Pese a estas funciones positivas, los linfocitos T sufren en algunos casos alteraciones genéticas que los hacen pasar de agentes protectores a células malignas causantes de tumores. Uno de los cánceres más frecuentes que se originan a partir de estas células es la denominada leucemia linfoblástica aguda de linfocitos T (LLA-T).
La formación del cáncer tipo LLA-T, al igual que en muchos otros tipos de cáncer, está causada por la acumulación de múltiples alteraciones genéticas. Estas alteraciones, denominadas mutaciones, causan la activación de genes que actúan como “aceleradores” de la malignización de las células y, al mismo tiempo, la inactivación de otros genes que actúan como “frenos” del proceso tumorigénico. Estos últimos genes frenan el crecimiento de las células que han sufrido alteraciones genéticas o, alternativamente, inducen la muerte de las mismas a través de un mecanismo conocido como “suicidio celular”. Menacho Márquez resaltó que la identificación científica de estos procesos es clave para el avance hacia la investigación clínica.
A través del conocimiento de las alteraciones genéticas en los linfocitos, se pueden desarrollar terapias adecuadas que permitan la eliminación de las células cancerosas. El reciente trabajo, que implica la extensión de las acciones internacionales del Iidefar y Max Planck Rosario al ámbito de la oncología molecular traslacional, ha logrado identificar un gen que actúa como freno clave en la formación de este tipo de leucemia. Mediante el uso de ratones modificados genéticamente demostraron que VAV1 se presenta como uno de los genes supresores que evitan la formación de estos tumores. Al mismo tiempo, los científicos lograron establecer cuál es el mecanismo molecular que interviene en este proceso. Por lo cual, “este avance es estratégico en varios sentidos”, indicó Menacho Márquez.
Este mecanismo se basa en controlar los niveles de una proteína que actúa como acelerador en la formación de estos tumores. El hallazgo da cuenta de cómo un complejo proteico detiene un importante factor en el crecimiento de las células tumorales (ICN1) hasta lograr que eventualmente se mueran.
De esta manera, la ciencia básica tiende un puente hacia el diseño de fármacos que sirvan para inactivar o activar las funciones protumorales y antitumorales ejercidas por este gen. “Los avances científicos del laboratorio proporcionan información útil para la selección racionalizada y el desarrollo de nuevas terapias que permitan abordar de forma efectiva un problema de relevancia biológica y clínica, de manera que nuestros avances son piezas claves para el futuro de la humanidad”, puntualizó Menacho Márquez.
*www.rosario-conicet.gov.ar