La aplicación de ciencia de avanzada en la investigación y prevención del delito no es sólo cuestión de series televisivas de ficción. Un grupo de investigadores del Instituto de Física Rosario (Ifir), de Conicet-UNR, trabaja junto a la Policía provincial para poner a punto un método que permite detectar residuos de disparos de armas de fuego en las manos de sospechosos a través de microscopía electrónica de barrido, según se publicó en el sitio web www.rosario-conicet.gov.ar.
Cuando se dispara un arma de fuego, el fulminante (la parte del proyectil que inicia la combustión de la carga explosiva que producirá la expulsión de la bala) deja escapar residuos hacia la mano de quien la acciona. Estos residuos están compuestos principalmente por tres metales: plomo, bario y antimonio, que pueden ser detectados por medio de microscopía electrónica de barrido. “En la actualidad, en la provincia de Santa Fe, la detección de estos rastros se hace a través de métodos químicos que está probado que son menos precisos”, señala Raúl Bolmaro, director del Laboratorio de Microscopía Electrónica de Barrido.
“Obtuvimos diferencias muy grandes entre lo que nosotros podemos ver y detectar y lo que se puede encontrar por otras metodologías”, afirma Martina Ávalos, investigadora del laboratorio. Esto se debe al gran poder de resolución del microscopio que utiliza electrones para analizar la muestra.
Según explica Ávalos, cuanto menor es la longitud de onda de la señal que se utiliza para ver la muestra, mayor es la posibilidad de distinguir dos puntos como diferentes. Para mostrar la potencia del microscopio electrónico la investigadora compara: “En el microscopio óptico se utilizan los fotones que, por ejemplo, para el color verde tienen una longitud de onda asociada de alrededor de 500 nanómetros mientras que en el microscopio electrónico se utilizan electrones acelerados que tienen una longitud de onda del orden de 10-3 nanómetros, donde nanómetro es una unidad mil millones de veces más pequeña que el metro”.
“En casos reales, cuando se captura a un sospechoso en situación de fuga o algunas horas después de que ha sucedido el delito, aún en esas circunstancias hay más posibilidades de detectar partículas de los residuos del fulminante a través de microscopía electrónica que por métodos químicos”, sostiene Bolmaro. Además subraya que “la gran ventaja que tendría la microscopía es que las muestras quedan intactas y se pueden guardar para una contraprueba, en cambio con los métodos químicos se destruyen al analizarla”.
“Los métodos químicos no permiten la determinación de estos tres elementos fundamentales (plomo, bario y antimonio) a la vez, sino que hay que detectar dos elementos por un lado y el tercero por otro. En el caso de la microscopía electrónica, se pueden encontrar los tres elementos juntos e, incluso, saber cuál es su disposición en la muestra”, indica Ávalos.
Otras aplicaciones
Las imágenes de alta resolución y gran detalle que produce el microscopio, no sólo son aplicables a la investigación de los residuos de disparos de armas de fuego sino que también pueden utilizarse para analizar fibras de ropas, alfombras y tejidos, cabellos y larvas, entre otros rastros que generalmente se obtienen en los escenarios de delitos. “La utilidad del microscopio para la comparación y su poder de análisis incrementan la posibilidad de resolver casos criminales o accidentes”, sostiene Bolmaro.
Las metodologías de microscopía electrónica para el análisis criminalístico-forense ya están aceptadas por la Policía Federal y se utilizan en algunos sistemas de seguridad y judiciales provinciales de la Argentina. Sin embargo, en la provincia de Santa Fe aún no se encuentran entre los procedimientos de rutina, por lo que no pueden emplearse regularmente en casos reales. Por esta razón, la puesta a punto del método y la formación de recursos humanos policiales se realizan a partir de muestras producidas en prácticas en polígonos de tiro.
Este proyecto, que combina la ciencia y la investigación criminal, surgió a partir de la inquietud de un laboratorio forense de la Policía de la provincia y cuenta con financiamiento del programa de apoyo a proyectos de investigación sobre temas de interés provincial. “La idea es estrenar al personal, diseñar un protocolo adaptado a las necesidades y posibilidades locales, y dar un consejo final acerca de cuáles deberían ser las características de un laboratorio adecuado para la investigación forense”, resume Bolmaro.
El microscopio electrónico de barrido empleado para este proyecto funciona desde 2011 en el Centro Científico Tecnológico Rosario y fue financiado por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica. “Básicamente el objetivo es hacer investigación, pero también el compromiso es que se pueda hacer cualquier tipo de servicio o transferencia para otros proyectos, universidades, empresas o industrias”, concluye Bolmaro en referencia a la utilización del equipo.