Luego de idas, vueltas y bastante resistencia, la Municipalidad aseguró que avanza en el fin de la tracción a sangre al sostener que algo más de mil carreros de la ciudad aceptaron la reconversión de su actividad a través de la implementación del Programa Integral para Recuperadores Urbanos y Eliminación de Tracción Animal Andando. Según revelaron desde el municipio, un millar de trabajadores informales aceptó entregar sus caballos a cambio de una bicicleta o una ayuda económica, sumada a una capacitación en oficios que les permita encarar una nueva actividad. Sin embargo, para los recolectores informales los cursos municipales llegaron demasiado tarde porque “muchos entregaron sus caballos hace más de dos meses” y desde entonces deben “rebuscárselas con changas” (ver aparte).
La subsecretaria de Economía Solidaria de la Municipalidad, Susana Bartolomé, se mostró satisfecha tras haber superado las mil propuestas aceptadas y por haber entregado 250 soluciones a trabajadores que ya iniciaron otros emprendimientos o se comprometieron a formar cooperativas.
“Algunos recién van a entregar el caballo cuando la cooperativa esté armada. En los próximos días, vamos a estar haciendo otra entrega de ayudas económicas que, si bien varían según el emprendimiento, no superan los 10 mil pesos”, expresó.
La funcionaria señaló que “las capacitaciones ya comenzaron desde antes de las elecciones” provinciales, celebradas el 14 de junio. Más allá de que unos pocos fueron incluidos en los cursos de oficios lanzados la semana pasada por el municipio, Bartolomé adelantó que en las próximas semanas se abrirán otras capacitaciones específicamente destinadas a aquellos que entregaron sus caballos.
“Se trata de cursos exclusivamente para ellos porque algunos ya tienen conocimientos en oficios pero necesitan actualizarlos o completarlos. Además, es una población que no está acostumbrada al cumplimiento de horarios y requiere de mucho acompañamiento. Por ejemplo, hay gente que nunca salió del barrio o no conoce la ciudad”, analizó.
Paralelamente a la capacitación, los interesados reciben una beca mensual de 1.000 pesos como contraprestación por dejar el caballo y no trabajar durante las horas que dura el curso. La propuesta además incluye a toda la familia de los carreros, que también recibe una ayuda para poder insertarse en un mercado laboral formal. “Lo que vemos en esta actividad es que no trabaja sólo una persona sino toda la familia”, concluyó Bartolomé.
“Está el dinero pero falta la capacitación”
Martín es uno de los referentes de los carreros encargados de negociar con las autoridades municipales en los tiempos más difíciles. En diálogo con este diario, contó que “ya son varios los que se sumaron al programa”, aunque lamentó que “todavía hay muchos proyectos que no salen porque el trámite viene retrasado”. En ese sentido, reveló que “muchos ya hicieron la entrega del caballo, recibieron el dinero pero todavía no recibieron la capacitación” prometida para dedicarse a otra actividad.
“Está pasando el tiempo y se acercan las elecciones. Cada cambio de gobierno tiene problemas nuevos y siempre el hilo se corta por la parte más delgada. Los que entregaron el caballo están tratando de subsistir como pueden, haciendo changas. En mi caso, me metí de lleno en la compra-venta, pero eso era algo que yo ya tenía previamente. Ahora eso es lo que le da de comer a mi familia. Pero hay gente que no tenía nada más que el carro y hoy está en la lona”, explicó el trabajador.
Por otro lado, Martín explicó que si bien muchos consiguieron dedicarse a otra profesión por poseer ya conocimientos en otras áreas, otros tantos aún siguen con complicaciones para conseguir estabilizarse en el mercado laboral. En tales casos, pidió al municipio que evalúe otras salidas. “Algunos no pueden salir a la calle o conseguir otro trabajo y ahora que no tienen el carro no saben a qué dedicarse. Hay gente que directamente habría que pensionarla”, solicitó.
