Cuando la niña cursaba la escuela primaria comenzó el ultraje. Su padrastro la sometía sexualmente en forma reiterada en la casa familiar. Atacó a la niña durante cuatro años, luego se detuvo y volvió a intentarlo en 2014, pero la víctima logró evitar la agresión. En agosto lo detuvieron y llegó en esa condición al juicio oral y público que se llevó en su contra en los Tribunales de Reconquista dónde fue condenado a 10 años de prisión por el delito de abuso sexual con acceso carnal.
Se trata de Javier Andrés Lescano, de 38 años. El fiscal del caso fue Aldo Gerosa y contó que los abusos sexuales fueron reiterados y se cometieron en un vivienda en la zona rural de Avellaneda, en Santa Fe, entre los años 2008 y 2012. El agresor volvió a intentar violarla en 2014 pero la víctima logró zafar del ataque, luego huyo de su hogar y pidió ayuda, lo que derivó en una denuncia penal contra Lescano.
Gerosa contó que el atacante esperaba que la madre de la niña no estuviera y amenaza a la víctima tras los ultrajes para que no contara nada “el hombre la obligaba a mantener relaciones sexuales, le pegaba y le decía que iba a encerrarla si contaba lo sucedido”, contó el fiscal.
Para la víctima, el agresor cumplía el rol de padre pero seis años atrás la niña escapó de su casa porque le tenía miedo. Se refugió en la casa de familiares y pidió ayuda. En esas circunstancias contó los sometimientos a los que era obligada por su padrastro. Entonces esta familiar radicó una denuncia que terminó con la detención y la imputación de Lescano en agosto pasado.
Gerosa valoró que “profesionales del equipo multidisciplinario de la Municipalidad de Avellaneda intervinieron de inmediato para brindar contención y asistencia médica a la víctima”. Asimismo, resaltó que “la subsecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia tomó la medida de separar a la menor de su domicilio y dejarla al cuidado de las personas de su confianza que la habían ayudado”.
Ahora el acusado fue llevado a juicio oral y público por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravados por haber sido perpetrados en perjuicio de una menor de 18 años que estaba a su cuidado y por haberse aprovechado de la situación de convivencia preexistente, dónde fue condenado a una década de prisión.
Tras conocer la sentencia Gerosa dijo que “el accionar delictivo del condenado expuso a la víctima a situaciones humillantes, la ultrajó y menoscabó su dignidad”. Contó que “las pruebas presentadas en el juicio evidencian que el hombre actuó con total desprecio hacia la integridad física, psicológica y emocional de quien recibía un trato de hija”.
Concluyó que “Lescano neutralizó el derecho de la menor a ejercer libremente la sexualidad, autodeterminarse y no verse involucrada sin su consentimiento en una relación sexual”. En ese marco, subrayó que “la pena impuesta contempla que la menor estaba en un estado de absoluta indefensión ante la brutal agresión de la que fue objeto”.
