El olor nauseabundo y los trozos de una gallina muerta daban indicios de que aquello que aún esperaba en la casona no era algo mejor: en un procedimiento de Control Urbano y efectivos policiales se secuestraron unas 500 gallinas y 20 perros en un gran criadero clandestino ubicado en una casona de Brassey al 7700. Pero eso no es todo: criaban patos en la piscina y, se supone, todo para comercializar porque se encontró folletería que promocionaba la venta de animales. Y algo más: según los vecinos, en el jardín de la casa se organizaban fiestas.
El director de Control Urbano, David Sánchez, describió a El Ciudadano que la situación con la que se encontraron “era terrible”, y que habían recibido “algunas denuncias de vecinos hace poco más de un mes y desde entonces comenzaron la investigación”. Y agregó: “Cuando llegamos al lugar no esperábamos encontrarnos con este cuadro tremendo; ni hablar del olor que había”. En el lugar trabajó también personal de la comisaría 17ª.
Los agentes de Control Urbano debieron utilizar barbijo para ingresar a la propiedad, que es una típica casona de Fisherton, con amplio jardín, y está dividida en dos sectores. En el ingreso hay un living, comedor, baño y tres habitaciones donde también había animales encerrados en jaulas, y otros sueltos. En el patio hay una piscina vacía donde nadaba en un charco un pato grande de color blanco, testigo de todo el operativo, plumaje que contrastaba con el celeste de la pileta por un lado y el negro de las heces acumuladas por el otro.
Ya en la parte trasera, utilizado como quincho, había dos sectores separados: en uno estaba el criadero de gallinas, encimadas en jaulas que ocupaban la habitación en su totalidad, del piso al techo y de pared a pared, desde donde se podían ver también algunos huevos colorados en los bordes de las jaulas. En el otro espacio, éste de dos pisos, estaba el criadero de perros, donde había caniches y chihuahuas. En medio del operativo uno de los agentes de Control Urbano sugirió: “Tapate la nariz” y “Mejor mirá los perritos de acá abajo, no te recomiendo subir al primer piso porque es un asco”. Así resumió el cuadro de situación.
Mientras tanto, en otra jaula ubicada en el ingreso de la casa estaba el cuerpo decapitado de una gallina. Dos cabezas y dos pares de patas, todas sueltas, comenzaban a descomponerse.
El veterinario de Control Urbano, Eduardo Cocconi, advirtió que además de la falta por la práctica clandestina del criadero se aplicará sanción por el maltrato de los animales: “Las aves estaban en un hábitat totalmente desfavorable, donde faltaba el aire y reinaba un olor nauseabundo, pero además se encontraron algunas aves muertas y perritos con cuadros de deshidratación y desnutrición severos”.
Marche preso
El responsable de la actividad quedó detenido por la ilegalidad con la que se manejaba en el lugar, situación empeorada por el maltrato de los ejemplares. Asimismo, Sánchez advirtió que el detenido no es el dueño del domicilio, por lo cual la investigación se extenderá hasta saber si hay más personas involucradas en este hecho.
Por otra parte, aún se desconoce la antigüedad de la actividad en dicha vivienda.