“Ayurveda propone vivir feliz, bien. Propone a la persona ser más consciente del vínculo que tiene con el mundo natural, porque la sociedad moderna y la vida urbana nos van desconectando de los ritmos naturales”, resumió Marcelo Monje, practicante de ayurveda. El Ciudadano entrevistó a Monje, quien explicó, breve y de manera sencilla, de qué trata esta práctica integral que, actualmente, está reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) e incorporada al estudio universitario. Sin embargo, tal como señaló Monje, el ayurveda va más allá de la práctica clínica: es, ante todo, una cultura de la salud.
El ayurveda es una práctica que nació en la India hace más de cinco mil años, y forma parte de un cuerpo de conocimiento llamado “vedas” (que significa “conocimiento completo”). “A diferencia del texto cristiano o judeo-cristiano el veda es una ciencia muy compleja, porque explica de manera detallada, casi científica, la naturaleza, las leyes naturales; y hace un desarrollo muy técnico sobre cómo está compuesto el universo, cómo interactúan los diferentes elementos, y cómo esto tiene un efecto en los seres vivos”, explicó Marcelo Monje.
La Organización Mundial de la Salud ha aceptado al ayurveda como un sistema original, que también ha sido incorporado al estudio en las grandes universidades. Cabe destacar que la doctora Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud, señaló, en este sentido, a la medicina china y ayurvédica como “antiguas formas de medicina que constituyen una riqueza histórica, que han cobrado más importancia como consecuencia de los tres grandes males que afligen a la vida en el siglo XXI: la globalización de modos de vida insalubres, una urbanización rápida y no planificada, y el envejecimiento demográfico”.
Sin embargo, desde la perspectiva de Monje, el ayurveda va más allá de la medicina clínica. Así, si bien reconoció que está “muy bueno” que esta medicina oriental sea reconocida por la academia occidental, dijo que esto “no debe monopolizarse”.
“Hoy en día se presenta al ayurveda como un tratamiento clínico-médico, pero en realidad tiene un alcance mucho más amplio. Es una cultura de la salud, un abordaje integral del individuo. Involucra la alimentación, la higiene, el descanso, el trabajo; la organización personal de la realización del individuo. Y esta realización va más allá de lo social, tiene que ver con una realización existencial. En conclusión, el ayurveda aporta una serie de conocimientos, técnicas y abordajes para optimizar el proceso de la vida”, explicó Monje.
¿Qué prácticas son las recomendadas por esta “cultura” de la salud? Se van planteando propuestas en función de “las energías y las condiciones internas y externas que la persona va teniendo a lo largo de ese período o ciclo del día”. La meditación, el deporte, el arte, las técnicas de relajación y liberación del estrés, la dieta. La alimentación, sus horarios, sus alimentos prohibidos y recomendados según las características de cada persona cumplen un papel fundamental en el ayurveda. Sin embargo, la dieta sola no hace nada. “Para ayurveda, la nutrición se da en términos de toda capacidad de percepción del individuo. Nutrición y alimentación no son sólo lo que entra por la boca, sino por todos los mecanismos sensoriales que nutren la mente”, señaló Monje. Así, aplicando ayurveda a la vida cotidiana –seleccionando alimentos apropiados, regulando la actividad física, el estrés– se pueden prevenir enfermedades. “Se puede intervenir en cáncer, diabetes, artrosis, lo que tenga que ver con huesos y articulaciones, desequilibrios modernos como artritis, colesterol. Los problemas del exceso. Porque hoy en día las ciudades plantean una cuestión del desequilibrio por exceso de consumo y estímulo”, opinó.
La ciencia del espíritu
“Ésta es una ciencia del espíritu, parte del concepto fundamental de que, más allá del cuerpo y la mente, hay un principio activo que sostiene a ambos: lo que ellos le dan el término de alma. Yo soy el ser que habito y que de alguna manera hace uso de la tecnología biológica y psíquica del cuerpo. Siempre me refiero al cuerpo como algo mío. Hay una diferencia entre el yo y el cuerpo utilizado. Desde ayurveda se hace un abordaje para ese ser y para todo el ensamblaje tecnológico que le permite realizarse en este plano, el mundo material y sensorial, el que nosotros conocemos. Entonces, ayurveda aporta una serie de propuestas para ese ser viviente y para todo el sistema que utiliza ese ser para comunicarse en el mundo viviente”, describió.
De esa manera, se puede hablar de que, a partir de un estado de ánimo, por ejemplo, el cuerpo empiece a generar toxinas. Los estados del alma siempre tienen una expresión en el plano psíquico y orgánico; y ésa es otra premisa fundamental de ayurveda.