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Aznar, con ambicioso disco doble: «La única manera de gustarle a todo el mundo es estar muerto»

El prolífico y talentoso músico acaba de lanzar el álbum doble "El mundo no se hizo en dos días", que en sus veinte canciones es capaz de abarcar de neobarroco a rap, pasando por el rock, el jazz, la balada y el reggaetón, y que para el artista funciona como "un manifiesto" estético y político  
Sergio Arboleya / Télam

Pedro Aznar acaba de lanzar el álbum doble El mundo no se hizo en dos días, que en sus veinte canciones es capaz de abarcar de neobarroco a rap, pasando por el rock, el jazz, la balada y el reggaetón, y que para el artista funciona como «un manifiesto» estético y político a la vez que parte de la premisa de que «la única manera de gustarle a todo el mundo es estar muerto».

«Creo que pretender gustarle a todo el mundo es una trampa, y yo decidí poner toda la carne al asador y hablar sobre todo lo que me ocupa y me preocupa y le digo a la gente que me escucha «yo pienso esto y creo que puedo aportar algo»», postuló Aznar en charla con la agencia de noticias Télam.

Para el músico y compositor, que fue parte de proyectos musicales de alto vuelo como Serú Girán y el Pat Metheny Group, el empuje para plasmar semejante obra lo encontró en el contexto de la pandemia, cuando desplegó una intensa actividad virtual que lo puso en fecunda comunicación con personas de buena parte del mundo que, sintió, le «extendieron una carta blanca».

Y sobre esa complicidad, el artista decidió ir a fondo para construir al que define como su «disco más personal» y donde en una veintena de piezas decidió jugar fuerte y gustosamente.

El tema que da título al proyecto es un inesperado trap donde Aznar pone en evidencia su posición contraria al extractivismo, tal como lo hizo en un poético alegato en la audiencia pública sobre la explotación petrolífera frente a las costas de la provincia de Buenos Aires, instancia en la que volverá a testimoniar el lunes próximo.

«Cualquier toma de posición política o de opinión implica que haya gente a la que no le va a gustar. Pero la única manera de gustarle a todo el mundo es estar muerto», sostuvo Aznar.

Y sobre esa certeza y esa determinación también compuso y grabó la crítica «Corpoland» (sistema que define como «la tierra al servicio del dinero sangriento»), la pieza neo-barroca «Salve» y el rockero «Aceitosaurio».


El material, repartido en un par de volúmenes a los que llamó «Día 1» y «Día 2», depara más sorpresas, como el reggaetón «Yo no voy a cantarle a tu culo» («Yo no voy a cantarle a tu culo/si lo tienes raso o con rulos/porque soy un hombre de principios/yo te cepillo y no lo publico/Con algo de elegancia es más rico/tomar de la copa o del pico»), el encantador vals «Un simple abrazo», con texto de Víctor Heredia, y la polonesa «Polonaise».

Otros títulos propios allí reunidos son «Dejando la tormenta atrás», «Mientras», «En espejo», «Canción de otoño», «Tu corazón», «En el aire del mar», «Tu madre fue una perra», «Duermevela», «1918 revisitado», «Pilgrimage», «Diamante» y «September blues», al que se añade un solo cover, la versión en español de la balada «Todo de mí», del norteamericano John Legend.

La obra, variopinta y conceptual a la vez, fue grabada entre octubre de 2018 y noviembre de 2022 en los estudios personales de Aznar en Buenos Aires y en Mar de las Pampas, y en los estudios porteños Romaphonic, Woman y Nómade Mix junto al ingeniero Ariel Lavigna, mientras que la masterización estuvo a cargo de Adam Ayan en Gateway Mastering, Portland, Maine.

Y en ella forma parte la banda estable del creador (Julián Semprini en batería, Alejandro Oliva en percusión, Matías Martino en teclados y Sebastián Henríquez en guitarras), y un notable elenco invitado con Federico Arreseygor en órgano, Juan Cruz de Urquiza en trompeta, Pablo Moser en saxo tenor y una orquesta de cuerdas de 23 integrantes.

Justamente en los estudios Romaphonic del barrio porteño de Monte Castro, Aznar compartió un encuentro y una seleccionada escucha de El mundo no se hizo en dos días con periodistas de cuatro medios nacionales, Télam entre ellos.

El músico, de 63 años, explicó que la determinación de proponer una paleta estilística tan amplia «tuvo que ver con varias cuestiones». Y destacó: «Por un lado mis discos suelen ser variados, por el otro que al tener un disco doble tuve más carriles y, además, sentir que la gente con la que entablé un lazo tan fuerte durante la pandemia a partir de recitales y otros encuentros virtuales me daba ese cheque en blanco para poder hacerlo».

Y poniendo el foco en una variedad que lo llevó a asumir géneros que no formaban parte de su universo sonoro, asumió con naturalidad que sintió «que no había problema y que en todo caso cualquier música la podés abordar desde un lugar de respeto, de dedicación y de buena intención».

Pero, además, para Aznar este nuevo paso dialoga en tiempo presente con su tránsito solista: «Salvo Flor y raíz (2021) que fue un proyecto especial folclórico, El mundo no se hizo en dos días está en la misma gama de mis discos de estudio desde Quebrado (2008), pasando por Ahora (2012) y Contraluz (2016)».

«Este disco –insistió– tiene muchas cosas que son de este momento, de esta época, de estos timbres, pero como trabajo de autor está hermanado, no se queda huérfano».

Consultado acerca de la decisión de abrir con una expresión de freestyle, indicó: «Partió de la idea de lo que quería comunicar pero lo hice rapeando a toda velocidad, lo que escribí primero un poco así como flujo de conciencia estirando las ideas, una atrás de la otra y que la rima me fuera llevando y se fuera enganchando sola».

Al respecto añadió que «ponerlo como el primer track fue porque me pareció que es un poco el tema distinto del resto en muchos sentidos y, al mismo tiempo, un poco el tema manifiesto y decir «ciudadanos de la comarca, aquí tenéis lo que pienso»».

«Esto es lo que estoy pensando, esto es lo que me preocupa por estos días y me gustaba –se explayó– que fuera como al principio como para marcar «bueno, arranquemos así nos entendemos, y ahora vamos a jugar, vamos a divertirnos, vamos a bailar, vamos todos a rockearla» y por eso me parecía importante que estuviera en un lugar de privilegio».

Y enseguida, acerca del estilo musical utilizado para esa proclama, subrayó que «el freestyle a mí me encanta y me entusiasma mucho porque es un resurgimiento de la poesía puesto en funcionamiento también con un concepto de improvisación y yo amo la improvisación por mi lado jazzístico, a la poesía por mi lado poeta y soy músico de rock, entonces en ese baile yo me siento en casa».

Aunque por su tamaño y diversidad El mundo no se hizo en dos días aparece como una obra compleja de trasladar al escenario, su hacedor adviertió que «va a dar mucho trabajo de ensayo y preparación pero resiste el vivo y va a ser súper divertido hacerlo».

Así que tras una vacaciones «que de verdad necesito», según confesó, Aznar anticipó: «A partir de la segunda quincena de enero vamos a hacer algunos festivales y shows así de verano y en marzo arrancamos con todo como para presentar el disco entre abril y mayo con sus veinte canciones y seis bombas atómicas para los bises».

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