Tras el veto del presidente Javier Milei a la nueva fórmula previsional, organizaciones de jubilados, gremios de la Intersindical Rosario, las dos CTA y organizaciones políticas y sociales marcharon hacia la Plaza 25 de Mayo para conmemorar el Día de los Jubilados, en una amarga conmemoración de una fecha de celebración, cuando se cumplieron 120 años de la sanción de la ley 4.349, la primera legislación en el país para instituir un sistema de retiro para los trabajadores. En la concentración, además del repudio al desentendimiento del gobierno nacional hacia los jubilados y a la reforma previsional aprobada por la Legislatura santafesina, también se previno contra un nuevo y anunciado veto de la Casa Rosada al financiamiento de las universidades nacionales. En esa línea se resolvió la adhesión a la movilización nacional del próximo 2 de octubre en defensa de la educación pública y contra el veto al aumento del presupuesto universitario. Educación y trabajo surgieron como dos pilares conectados con las demandas de los jubilados.
Más de una veintena de oradores hablaron en el acto central convocado por el Frente de Jubilados en Lucha (Frejel) y la Mesa de Jubilados, junto a organizaciones populares contra “el perverso saqueo del autoritario gobierno de Milei y un puñado de multimillonarios que lo dirigen”. El asalto a los bolsillos de los trabajadores activos y pasivos, cuyo poder adquisitivo se derrumbó frente a precios y tarifas, y se agravó con el cese de cobertura a medicamentos imprescindibles para las personas de mayor edad que cursan tratamientos médicos, tuvo su faceta más lacerante con el veto total del jefe del Estado a la recomposición de haberes –de por sí exigua– planteada en la ley de Movilidad aprobada por el Congreso. Y su arista más arrogante con el ostentoso asado para los 87 diputados y diputadas que acompañaron la impugnación, incluyendo votos que antes habían sido a favor de la ley y se dieron vuelta en la sesión, posibilitando así que el mayoritario rechazo al veto no alcanzara la mayoría agravada de dos tercios para insistir en la ley.
Además de retratar una enojosa provocación, el dislate de organizar una comilona para celebrar la caída de un aumento a los jubilados ridiculiza el acostumbrado discurso presidencial de calificar de “empobrecedoras” a todas las corrientes políticas que difieran de la propia.
Esas cuestiones se reflejaron en las palabras de más de una veintena de oradores que pasaron por el micrófono, después de que artistas populares y cantantes callejeros interpretaran canciones mientras la concentración iba cobrando volumen, después de las 14.
Entre los oradores se contaron Lorena Almirón, de ATE Rosario; Edgardo Carmona, del Sindicato de Prensa Rosario; Federico “Pachi” Gayoso, de Coad, el gremio de docentes e investigadores de la Universidad Nacional de Rosario; Diego Mattos, de los jubilados de Amsafé, y también el diputado provincial Carlos del Frade, del Frente Amplio por la Soberanía, y el diputado nacional Eduardo Toniolli, de Unión por la Patria.
“Basta de genocidio a jubilados y pensionados”, fue la consigna central de las agrupaciones, reclamaron haberes que al menos equiparen la canasta básica, marcha atrás con los recortes de medicamentos y transporte gratuito.
El planteo es que mientras la canasta básica está por encima de 900 mil pesos, los jubilados con el bono de $70.000, cobran una mínima de $304.000. Y deben enfrentar que 44 medicamentos que estaban cubiertos al 100%, ahora lo están a la mitad o al 0%. Y esto mientras lo remedios tuvieron en lo que va del año saltos siderales de precios.
Y a la tremenda secuencia se suma la violencia inusitada contra quienes salen a reclamar haberes dignos. “Tenemos compañeros que comen o compran remedios. Van contra los jubilados, son unos genocidas. El derecho de salir a la calle a protestar es la propia democracia y no podemos recibir palos por reclamar nuestras cosas”, se indignó Carlos Abruzo, integrante de Frejel.
Y Juan Ísola, por su parte acusó: “Desde diciembre del año pasado, con los ajustes que se hicieron, es una crisis que se autoprovoca el gobierno actual para bajar salarios y jubilaciones. Y qué casualidad que a la par de esto aumentan los alimentos, los transportes, los remedios, la vestimenta”. El también integrante de Frejel marcó que con salarios estancados también merman los aportes a las cajas previsionales, comprometiendo los haberes de los jubilados. “Para compensar esa situación quisieron implementar un sistema de ajuste un reajuste por IPC, y esa no es la real. El real ajuste que necesitamos es que las jubilaciones nuestras tienen que ser el 82% del salario de un trabajador activo”, planteó.
El documento y los oradores apuntaron directamente al gobierno de Milei, pero también hicieron blanco en la gestión del gobernador Maximiliano Pullaro y su reforma previsional, que apunta a resolver el déficit de la Caja provincial cargándolo sobre los trabajadores. Y se trata de un desequilibrio generado en mayor medida por el incumplimiento del gobierno de Milei del compromiso de compensación suscripto con 13 provincias hace 30 años, y que ningún gobierno desconoció desde entonces, hasta ahora.