“La idea es volver a las emociones de lo popular”, dijo Zeta Yeyati. “Nos gusta hacer sentir a la gente que la felicidad es algo simple, sencillo, que la emoción está ahí, cerca. Poder tirar de esa piolita y hacerlos bailar a todos es nuestro objetivo”. El saxofonista y flautista es uno de los instrumentistas y fundadores de la Babel Orkesta, una compañía que reúne músicos y actores en la búsqueda de rescatar el espíritu de las fiestas populares, con un repertorio que va desde la música gipsy, la polka, el vals y hasta el klezmer, con una instrumentación particular compuesta por tuba, acordeón, saxo soprano, bajo y percusión.
Con un estética singular, el fuerte de La Babel es el vivo, una experiencia multisensorial y festiva que los rosarinos podrán disfrutar esta noche, a partir de las 21, en el teatro La Comedia (Mitre y Ricardone), espacio que inaugurará así su ciclo “A cielo abierto” en el que se descorrerá el techo de la sala, una de las perlas poco conocidas de esa joya arquitectónica.
De lo ecléctico de su propuesta surge el nombre de la banda, haciendo referencia directa a la Torre de Babel, una figura que representa, a partir del mito bíblico, lo multicultural, el multilenguaje. En esa misma línea, la compañía que también integran Santiago Castellani, Camila Iorio, Rodrigo Villar, Pablo Maitia, Diego Brizuela, Ana Granato y Laura Alonso, define su música como “volcánica”. “El origen de la música que abordamos son los Balcanes, la música balcánica pero lo queríamos hacer más local, de acá para allá, entonces le dimos una vueltita a la palabra”, explicó Yeyati, quien supo formar parte de la agrupación de rock y blues La Mississippi. “Ahí tocaba el saxo y quería meter un poco de tango, pero como no pude, armé mi banda de tango y jazz. Toqué mucho tango, pero me interesaban todos los ritmos. Después trabajé con un historiador de murga, Coco Romero; toqué folclore con Sixto Palavecino. Si bien interpreté todas las músicas, mi meta era tener una banda que no tenga un límite de estilos, sino que pudiéramos englobarlos y cruzarlos”, relató el músico.
“Esa es una limitación que superamos fácilmente con la Babel Orkesta –dijo Yeyati–. Tiene un lenguaje desopilante, tocamos de manera exacerbada, todo al límite. El teatro también encuentra ese límite en nuestro lenguaje. Entonces, la gente no se sorprende si después de una música europea tocamos un chamamé; tenemos una brújula que nos habilita en todas las direcciones. Nos sentimos cómodos porque Babel te permite hacer cualquier cosa, pero con una identidad. Eso es lo más importante tanto en el arte como en la vida”.
La Babel Orkesta es una compañía multidisciplinaria de sonoridad, estética y puesta en escena cuidadas, en la que lenguajes e influencias se ponen al servicio del encuentro que generan con el público. Si bien los temas que interpretan están previamente definidos, la propuesta escénico-actoral tiene más que ver con la improvisación, esa que parte de los personajes precontruídos que se desenvuelven en el universo único del vivo. “Venimos de la escuela del maestro y docente teatral Ricardo Bartís. Él es un referente interesante, es algo desopilante, como un surrealismo mágico porteño”, explicó.
“A partir de ahí buscamos recrear las fiestas de antaño, con banderines, lucecitas de colores y, de repente, la gente hace una ronda de baile. Son cosas típicas de antes que en un momento se perdieron. Hoy, que en un recital la gente se dé la mano, haga una ronda o un trencito, no es común; pero el público tiene esa necesidad y es feliz cuando lo hacemos. Somos los portadores de eso, nos hacemos cargo de que tenemos que hacer algo así para la gente. Siempre tratamos de hacer algo divertido porque para seria ya está la vida”.
Y así fue que bautizaron su primer disco Felicidad garantizada, un título que surge del comentario de un seguidor que recomendó su espectáculo. “Alguien nos puso que éramos garantía de pasarla bien, así que nos hicimos de esa frase como un producto, como una marca registrada”, expresó, y completó: “Es que estamos todos metidos en ese juego, en el arte lúdico”.
La banda de sonido de un «relato salvaje»
El beso de los flamantes novios se ve a través de una cámara. En contraluz y con los invitados en primer plano, la orquesta hace explotar la fiesta. Los novios son Romina y Ariel (Erica Rivas y Diego Gentile), en la primera escena de uno de los episodios del film Relatos salvajes, el de la boda, y la Orquesta no es otra que La Babel. Fue en un ciclo que Damián Szifron, director de la película que compitió por un Oscar, los escuchó. Ahí les prometió que los iba a llamar para una película y así fue. “Nos llamó, nos explicó que íbamos a hacer playback y que después grabábamos la música. Entonces fuimos sin sonido. De hecho, yo me fui con un saxo que uso más para hacer pinta que otra cosa porque es negro”, contó Yeyati. “De repente Szifron dice: «Chicos, mejor vamos a tocar». Llamamos de raje a un técnico en sonido para que nos opere y salimos como gladiadores. Sonó muy bien. Esas son pruebas que te hacen ver que lo que tenés es sólido”.