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Bachelet, a la izquierda

La ex presidenta chilena y candidata a los comicios de noviembre cortó con el suspenso que mantenía sobre sus propuestas de campaña.

La ex presidenta chilena y candidata a los comicios de noviembre, Michelle Bachelet, cortó con el suspenso que mantenía sobre sus propuestas de campaña con un conglomerado de medidas destinadas a saciar los reclamos sociales, nunca antes tratadas durante los sucesivos gobiernos de la Concertación (1990-2006), y que a juicio de varios sectores políticos evidencian un vuelco a la izquierda.

“Lo que buscamos es incorporar a una enorme cantidad de personas al desarrollo y reducir las desigualdades. Esto no afecta sólo a los más pobres. No es un tema de izquierda o de derecha. No es, como se caricaturiza, un giro a la izquierda, sino un giro ciudadano y un giro hacia las necesidades de lo que estamos viviendo hoy, lo que el país tiene y lo que sus ciudadanos quieren”, explicó Bachelet a la revista Capital ante el “alerta” emitida desde los sectores más conservadores sobre sus orientaciones “populistas” y “a la venezolana”.

Cualquiera sea el apellido que se que quiera adoptar para sus proyectos –de los que se destacan una reforma tributaria profunda, la instalación de un sistema gratuito de educación y una nueva Constitución–, es real que ha marcado un punto de inflexión con los viejos compañeros de equipo. Esta nueva postura abrió coincidencias con los grupos más progresistas de la oposición, y otrora detractores como el movimiento estudiantil, para converger en lo que se ha dado por llamar Nueva Mayoría (ex Concertación), que incorpora al Partido Comunista (PC) en sus filas.

“La estrategia fue ampliar la base de propuesta con un sentido pragmático al intentar capturar la atención de los nuevos votantes que anhelan una propuesta de cambio estructural y más profunda, y de esa manera cumplir además con el pacto electoral suscrito con el Partido Comunista”, explicó el cientista político y académico de la Universidad de Chile Guillermo Holzmann.

Con todo, Bachelet es la candidata de un nuevo abanico partidario que a simple vista se manifiesta dispuesto a alterar el sistema que coloca a Chile entre los países con mayor nivel de desigualdad. “Todos hemos cambiado, incluso Bachelet. Ella se ha mostrado más abierta y hoy habla de Asamblea Constituyente y de cambio al sistema binominal”, sostuvo Juan Andrés Lagos, encargado electoral del PC, al anunciar su respaldo a la postulación de la médica socialista.

El golpe de efecto de la campaña de Bachelet sirvió a la par para despegarse de su anterior gobierno (aunque ahora cuente con índices elevadísimos de aprobación que rozan el 60 por ciento, a mitad de su mandato tocó mínimos del 35 por ciento) y de lo que le fue inviable realizar durante los cuatro años que estuvo en el Palacio de la Moneda. Aun cuando como mandataria desatendió en su momento los reclamos vigentes, hoy Bachelet se transforma en algo nuevo para los ojos del electorado.

Sobre la promesa de una reforma tributaria, Bachelet explicó que el proyecto incluye un aumento del impuesto a las empresas, que discrimina a las pymes, de un 20 a un 25 por ciento en forma escalonada, y una merma de la tasa máxima del gravamen a las personas del 40 al 35 por ciento. Además buscará eliminar gradualmente el Fondo de Utilidades Tributables (FUT), por el que las compañías rinden sólo sobre la base de los beneficios por ganancia y no por los que reinvierten. Con este sistema, el Estado recaudaría unos 8.200 millones de dólares al año, igual a tres puntos del Producto Bruto Interno (PBI), un monto que sería destinado a instalar un sistema educativo gratuito y universal.

“Es cierto que trata de un proyecto reformista, pero no izquierdista. Chile viene muy atrasado en materia de igualdad y oportunidades, por lo que cualquier propuesta que intente cortar con el modelo actual sonará exagerada”, sostuvo Juan Carlos Guzmán, doctor en Ciencias Sociales. “Aquí hablan de bonanza económica, y se congratulan por los números, pero la riqueza sigue en manos de un 1 por ciento de la población, lamentablemente muy poderosa. A mi criterio, incluso las medidas ideadas por la campaña son tímidas y no radicales, aunque significarían un gran avance”, sostuvo el especialista.

¿Tendrá Bachelet la suficiente fuerza como para llevar adelante estas medidas? ¿Son sus intenciones reales? El acercamiento al PC no sólo tiene que ver con fusionar agendas políticas, sino con un respaldo parlamentario seguro ante un eventual segundo mandato, y que le permitiría escapar a la pesadilla de un Congreso díscolo como el que debió afrontar el presidente Sebastián Piñera.

“Sus propuestas en esta etapa de primarias deben ser consideradas como pre-propuestas en estricto sentido” ya que “una vez declarada vencedora tendrá que dar forma a las distintas ideas de su propia coalición. Así por ejemplo, su propuesta tributaria no es compartida íntegramente” por todos sus socios, desarrolló Holzmann.

Ella instaló expectativas sobre “la posibilidad de un cambio, pidiendo opiniones de expertos y proyectos a sus asesores. Sin embargo, no existe una sola propuesta que esté siendo debatida. Lo que se rescata es su voluntad”, al augurar que “la reforma tributaria será un tema en la agenda futura necesaria para los cambios en educación, salud y superación de la desigualdad”, deslizó. “La Nueva Mayoría apoya las reformas, son énfasis y contenidos que difieren y que dará paso a un proceso complejo de negociación interna. Sin embargo, para llevar adelante cualquier reforma necesitara el apoyo del Congreso, que es donde están localizados los esfuerzos de todos los partidos. Los que sean gobierno van a optar a una mayoría amplia que permita gobernar y manejar los quorums y los opositores a tener la capacidad real de frenar cualquier proyecto de cambio sin negociación previa”, concluyó.

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