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Bailarina de 19 años denunció a empleado municipal por acoso

La joven hizo una presentación contra un hombre de 56 años que se desempeña en el Centro Cultural Fontanarrosa. Desde Fiscalía dijeron que el municipio inició sumario administrativo

Una bailarina y estudiante de ingeniería de 19 años denunció en la Justicia provincial que un empleado del Centro Cultural Fontanarrosa la acosó. Se llama Valentina y salía de un ensayo del ballet municipal cuando el hombre de 56 años que trabajaba en la recepción la frenó y le hizo preguntas personales con la excusa de invitarla a disertar en una charla sobre la inserción de las mujeres en la sociedad. Esperó a que se quedara sola, le pidió sus datos, le preguntó dónde vivía y cómo volvía a la casa. Ante la situación, ella sintió miedo. Salió del centro cultural y llamó a sus padres, con quienes decidieron hacer la presentación judicial. La denuncia de Valentina aparece en un momento de proliferación en las redes sociales de relatos de mujeres, tanto anónimos como con firma, sobre situaciones de acoso, abuso sexual y otras formas de violencia. «Quise denunciar para que quede evidencia de que estas cosas pasan y para que otras chicas que estuvieron en situaciones similares sepan que no están solas», explicó a El Ciudadano.

Valentina es de San Lorenzo y forma parte del cuerpo de bailarinas del ballet municipal de Rosario. En diálogo con este diario contó que el jueves de la semana pasada terminó de ensayar alrededor de las 16 cuando el empleado de la recepción la frenó. Primero le preguntó si era extranjera, después qué estudiaba y qué edad tenía. La invitó a la charla en la que, le dijo, iba a disertar con otras tres mujeres de distintos ámbitos laborales. Al principio ella se entusiasmó con la idea de hablar como bailarina y estudiante de ingeniería. Le dio su teléfono y sus datos y él le entregó un papelito con los suyos. El miedo y la desconfianza aparecieron cuando salió la última compañera de danza que quedaba en la sala y él no la llamó para comentarle de la charla. Cuando se quedaron solos, el empleado le preguntó dónde vivía y cómo volvía a la casa. Ella le dijo que no era de Rosario y se fue. Ya en la calle, llamó a sus padres.

Marcelo, el papá, explicó que junto con la mamá hablaron con la directora de la escuela de danza y con representantes del Estado municipal. Tuvieron una reunión el miércoles con funcionarios pero consideraron que no había intenciones de ir a fondo. El jueves llevaron la denuncia a la Justicia provincial. «Vamos a constituirnos como querellantes para seguir la causa y que no quede en la nada», explicó. Voceros judiciales dijeron que el caso quedó en manos de la fiscal Mariela Oliva, de la Unidad de Salidas Alternativas. Agregaron que directivos del Fontanarrosa se presentaron en la Fiscalía, se pusieron a disposición e informaron que abrieron una investigación administrativa contra el empleado.

Valentina terminó la secundaria y empezó la facultad marcada por una época de movilización de las mujeres, acrecentada desde el primer Ni Una Menos de junio de 2015. Es parte de una generación de chicas jóvenes que ante una situación de miedo reconocen una forma de violencia y deciden no guardar silencio. Las acusaciones de este tipo crecieron el año pasado a partir del movimiento del #MeToo en Estados Unidos. Las actrices norteamericanas encendieron la mecha sobre situaciones de abuso y acoso en ambientes laborales. En Argentina las denuncias llegaron de a poco: Ari Paluch, Juan Darthés, Roberto Pettinato, Tristán y Cacho Castaña fueron algunos de los famosos acusados. En paralelo, la ola traspasó a la farándula y aparecieron páginas en las redes sociales en las que mujeres relatan situaciones de violencia, como «No nos callamos más» en Buenos Aires o «Soriclub» en Rosario. La premisa es preservar la identidad de las denunciantes y publicar el nombre del denunciado a modo de escrache. Buscan alertar a otras mujeres, más que llegar a la Justicia, considerada lenta y machista. La denuncia de Valentina tiene la particularidad de haber saltado las redes para quedar registrada en el sistema judicial.

«Quería que quede evidencia de que estas cosas pasan y que no quede minimizado. Puede haber muchas chicas en situaciones similares con este hombre o con otros. Y es importante que sepamos que no hay que tener miedo porque no estamos solas. Hay apoyo y contención», explicó. Para Valentina el click sobre ponerse en el lugar de la otra llegó semanas atrás con la campaña que inundó las redes sociales bajo el hashtag #cuéntalo. La consigna invitaba a hablar en primera persona en nombre de mujeres que no pueden contar lo que les pasó. La mayoría de los relatos eran de víctimas de femicidio, aunque también hubo de casos de violación y otras formas de violencia. “Me pareció increíble porque es un desahogo para la chica que lo vivió o para su familia. Y para darse cuenta de que hay muchas chicas en la misma situación», concluyó.

 

Prisión preventiva para acusados de violencia de género

Dos hombres fueron imputados esta semana por delitos de violencia de género contra sus ex parejas y quedaron detenidos bajo prisión preventiva. Uno de ellos, de 32 años, amenazó, golpeó y encerró por siete horas a su pareja, que logró escapar. Al otro lo acusaron golpear y amenazar a su ex en la casa de ella cuatro veces en el último año y medio.

Adrián Miranda de 32 años fue acusado ayer de privación ilegítima de la libertad, amenazas y lesiones graves en un contexto de violencia de género contra su ex pareja, Nelly G. de 33 años. De acuerdo con la acusación de la fiscal María Teresa Granato, de la Unidad de Violencia de Género, el domingo pasado a la noche Miranda discutió con Nelly, la amenazó de muerte, le pegó y la encerró hasta las cuatro de la madrugada, cuando ella logró escapar. El hecho fue en una casa Camino Cereseto San Juan, en la Localidad de Soldini. Tres días después, Miranda fue detenido. En la audiencia la jueza Paula Álvarez aceptó la calificación presentada por la fiscal y dictó prisión efectiva por el plazo de 90 días. La defensa del imputado estuvo a cargo de Susana Brindisi.

El jueves Omar Orellano fue acusado por la misma fiscal de los delitos de amenazas y lesiones leves y graves en contexto de violencia de género contra Liliana P., su ex pareja. Granato lo acusó de cuatro hechos ocurridos entre diciembre del 2016 y mayo del 2018 bajo la misma modalidad: Orellano iba a la casa de su ex en Tupac Amarú y Pedro Lino Funes, la amenazaba de muerte y le pegaba. El miércoles quedó detenido. La Jueza María Carrara aceptó la imputación y dictó prisión preventiva efectiva por el plazo de 90 días. La defensa del imputado estuvo a cargo de Darío Pangrazi.

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