Con la mayoría de los indicadores macro reflejando caídas en los niveles de producción y de consumo doméstico en lo que va del año, es difícil esperar que el comportamiento del crédito al sector privado registre señales de reactivación.
Así, también en junio el crecimiento de los préstamos privados en pesos apenas experimenta una mejora amarreta de 5.654 millones de pesos (1,5 por ciento promedio mensual), según los últimos datos del Banco Central (BCRA) al 29 de ese mes.
El stock total de préstamos privados en pesos asciende a 791.382 millones de pesos, lo que representa un incremento del 3,3 por ciento en 2016 y del 25,6 por ciento interanual, o sea que acusan una caída en términos reales: crecieron por debajo de la inflación.
En junio, las líneas más dinámicas fueron la de Personales, con un aumento promedio mensual de 3.237 millones de pesos (a 180.625 millones, 12 por ciento en el año y 33,1 por ciento interanual), seguida por Tarjetas con 2.800 millones de pesos (a 201.347 millones, 6 por ciento en 2016 y 45,7 por ciento interanual) y Adelantos, con 2.316 millones de pesos (a 98.409 millones, 13,6 por ciento en el año y 22,3 por ciento interanual).
A pesar de los esfuerzos oficiales, aún la demanda por créditos hipotecarios no da muestras de reaccionar. De todos modos, tras cuatro meses de caídas sucesivas, en junio volvieron a crecer sólo 98 millones de pesos (a 55.091 millones, -0,4 por ciento en 2016 y 11,2 por ciento interanual).
Con relación a los créditos documentarios, los datos muestran un importante retroceso de 3.830 millones de pesos (a 176.303 millones, -8,3 por ciento en lo que va del año y 20 por ciento interanual), mientras que los Prendarios siguen mejorando, alcanzando un aumento de 858 millones de pesos, promedio mensual (a 42.416 millones, 5,4 por ciento en el año y 22,1 por ciento interanual).
Todo este panorama es fiel espejo del comportamiento de la demanda crediticia del sector privado en medio de un duro ajuste monetario (que generó un crowding out a favor del sector público juntamente con el impacto de la fuerte colocación de Letras del BCRA, lo cual fue contundente para la oferta de crédito) y del abrupto cambio en los precios relativos (devaluación, tarifas y precios).
A la espera de la recomposición de los salarios tras el cierre de las paritarias, y que la inflación dé visos de haberse estabilizado en varios escalones abajo, podría haber cierta recuperación de la demanda de préstamos privados. Por lo pronto el panorama sigue siendo de estancamiento, a la par del nivel de actividad. En tal sentido, no debe soslayarse que más del 85 por ciento de las financiaciones domésticas se canalizan vía el crédito bancario, por lo que su evolución es un buen indicador de lo que viene en materia económica.
Por eso, el devenir de los préstamos privados en dólares es determinante para el concierto de financiamiento disponible, principalmente para las empresas. En junio, estos préstamos crecen más del doble que los nominados en pesos, unos 10.718 millones de pesos promedio mensual, lo que representa una tasa del 113,1 por ciento en lo que va del año y del 42,1 interanual. Esto fue posible por la reacción del BCRA, que flexibilizó criterios de otorgamiento ante el fuerte aumento de los depósitos en dólares. De esta manera, los bancos con excedentes de dólares para prestar pudieron canalizarlos fundamentalmente en empresas con cierta garantía de ingresos del exterior, no necesariamente exportadoras.