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Balance de la UOM: «El sector está en una meseta»

El secretario de Prensa de la Unión Obrera Metalúrgica, Edgardo Daniel Gutiérrez, cuestionó la apertura de importaciones: la puso como uno de las causas de la caída en la producción. Estiman 800 despidos y una pérdida de 60 mil horas en 2016.

El secretario de prensa de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Edgardo Daniel Gutiérrez, trazó un balance de la situación del gremio tras cumplirse el primer año de gestión del gobierno de Cambiemos y del presidente Mauricio Macri. Señaló que la apertura indiscriminada de importaciones afectó fuertemente al sector, en especial a las carroceras y las de línea blanca. Y que las pymes fueron otros de los principales perjudicados, particularmente por los aumentos tarifarios en los servicios. Desde la UOM estiman que en 2016 hubo 800 despidos y una pérdida de 60 mil horas de trabajo.

—¿Cuál es el balance del gremio en 2016?

—A partir de la asunción de (el presidente Mauricio) Macri, hemos sufrido bastante. Lo primero que se presentó fue la devaluación, inflación, tarifazo, entrada indiscriminada de productos desde fuera del país, con la consiguiente caída del mercado interno, lo que produjo un combo infernal en 2016. Al sector automotriz que venía complicado se le sumó la línea blanca, que es la más fuerte del país en cuanto a fabricación de heladeras de uso doméstico. En 2015 la entrada de heladeras de alta gama no hizo mella en ese sector, ya que no se fabrican en Argentina. Las de la misma gama ingresaron en 2016 y esa fue una de las cuestiones más complicadas. Este tipo de empresas sufrió una suspensión de tareas durante tres meses. Los compañeros trabajaron cada 15 días y, a través de un acuerdo, percibieron el 90 por ciento de las horas sin trabajar. La medida no se sintió desde el bolsillo, pero repercutió en la pérdida de unas 60 mil horas de trabajo en todos los sectores metalúrgicos. El sector de carroceros se vio perjudicado por una entrada indiscriminada de carrocerías completas desde Brasil. Para mediados de 2016, gracias a un acuerdo entre las cámaras del sector y el Estado, ingresó menos producción y permitió un pequeño repunte. Pero el sector está bastante achatado, como en los sectores metalmecánica por caída de consumo interno. Otro sector complicado es el automotriz. El caso más emblemático es el de los autopartistas de Mefro Wheels. Ellos retomaron las tareas de mantenimiento y limpieza gracias a subsidios provinciales, del gremio y del concejal Eduardo Toniolli que donó 170 bolsones de alimentos. La UOM decidió que los 700 mil pesos disponibles para cobrar se volcaran a la compra de insumos y chapas para seguir produciendo. La empresa alemana, que tiene el ciento por ciento de las acciones, no aparece y aparentemente la vendió, sospechamos que a un fondo buitre. Desde el Ministerio de Trabajo y el de Producción dijeron que la casa matriz tenía idea de seguir produciendo. La UOM busca monitorear a través de compañeros veedores las decisiones del directorio. El eje es conservar las fuentes de trabajo. Mefro Wheels es la única fábrica de llantas del país. La expectativa que tenemos es que hay 600 mil ruedas para fabricar.

—¿En cuánto estiman que fue la caída del sector?

—Hasta la fecha hubo 800 trabajadores despedidos y otros con acuerdos de retiro voluntario. Lo más importante fue la pérdida de horas extraordinarias. El verano es la época en que la línea blanca más trabaja, pero el sector está en una meseta y ya no hay horas extra.

—¿Cuáles son los principales problemas a solucionar?

—La entrada indiscriminada de productos al país es el reclamo central, junto con la situación de las pymes después del tarifazo. Lo otro es un combo nefasto. A eso se suma la bajante abrupta en febrero del año pasado de los pedidos de obras y servicios, lo que complicó a los sectores siderúrgicos y metalmecánicos. En el caso de las pymes, hay una gran cantidad de empresas electrodependientes y gasdependientes que están complicadas, especialmente en la línea de fundición que pasaron a usar un solo horno. Hubo despidos en ese sector que no se pueden identificar porque las empresas tienen pocos trabajadores y las más chicas son las que más sufren. Estamos peleando por una tarifa diferencial pero los gobiernos desoyen esa cuestión. Estamos a pasos de otro aumento de luz.

—¿Qué expectativas tienen para este año?

—Mantener las fuentes de trabajo y seguir creciendo con las obras que estamos realizando en el sanatorio Rosendo García. Queremos que vuelva a ser lo que era. Invertimos dinero en equipos y máquinas en pos de la salud de los compañeros y su familia.

—¿Cómo es la relación con las grandes centrales obreras?

—Desde la UOM queremos seguir luchando, por eso necesitamos aunarnos en torno de la CGT. Somos cegetistas, y la UOM es una institución que brega por la unión de todos los gremios que integran la CGT y las fuerzas de trabajo de todo el país. Es un momento de transición, no es un momento bueno. Estamos muy expectantes, dispuestos a pelearla pero con las herramientas legales y convencionales que existan. El gremio está movilizado y la última marcha que realizamos fue con Mefro, el 6 de enero, donde 400 trabajadores con sus familias vinieron a apoyar la movilización y decir que estamos en pie de lucha.

—¿Cómo analizan la gestión de Cambiemos durante el primer año de gobierno?

—Vemos que no hay cambio fundamental, ni cambio económico, que es lo que precisa el país. No hay una política industrialista que incluya al trabajador y a su familia y vemos que van haciendo los cambios sobre la marcha. No hay plan a mediano y largo plazo. El país necesita una industria vigente. Mientras los países del mundo hacen proteccionismo, nuestro país abre las puertas y tranqueras indiscriminadamente para que no trabajemos los argentinos.

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