Según datos oficiales, cerca de las 22.30 del domingo, entre tres y cuatro personas ingresaron a la seccional 14ª de Provincias Unidas y Marcos Paz, barrio Belgrano, y abrieron fuego contra los uniformados. Dos policías fueron alcanzados por las balas, sufrieron heridas que no revistieron gravedad, y repelieron el ataque con más plomo, poniendo en fuga a los agresores. Más tarde, cuatro personas fueron detenidas en guardias de hospitales públicos con heridas de arma de fuego y hoy serán imputadas. El abogado de uno de los sospechosos alegó que su cliente había estado demorado en esa comisaría horas antes del ataque y que fue sometido a tormentos físicos, pero negó su participación en el tiroteo porque a esa hora dijo que su cliente se encontraba en una guardia médica porque le sangraba un oído por los golpes recibidos.
Ayer, todas las declaraciones de funcionarios públicos hicieron hincapié en el insólito episodio que describieron en rasgos generales como un reflejo de la violencia que se vive en las calles rosarinas. Así, el jefe de la Unidad Regional II, Miguel Oliva, señaló que pese a sus 30 años de servicio se sintió sorprendido por el grado de violencia y “que se haya concretado una amenaza”, en relación a que uno de los sospechosos de abrir fuego había estado detenido en la seccional 14 horas antes.
El secretario de Seguridad Gerardo Chaumont avaluó: que la primera lectura que se hace es “el nivel de violencia que se da en las calles” y dijo no tener no tener antecedentes de un grado de “demencia tal” para que alguien ingrese a los tiros a una comisaría.
La intendenta municipal, Mónica Fein, opinó que “hay sectores del delito que buscan generar complicaciones, sobre todo en una etapa electoral, y se aprovechan”. En ese sentido pidió que se investigue a fondo otros hechos cuyo trasfondo es la institución policial como el copamiento de la comisaría de General Lagos previo al robo al banco Credicoop, el miércoles pasado.
Para la fiscal de la causa, Andrea Vega, no está claro el móvil del ataque. La funcionaria explicó ayer que uno de los policías heridos declaró que se encontraba junto a dos compañeros en la guardia de la seccional cuando ingresaron entre tres y cuatro personas armadas que abrieron fuego sin mediar palabra. Uno de los disparos rompió el vidrio de la ventana de la guardia y los uniformados se resguardaron en la habitación contigua, desde donde repelieron el ataque. Dos de ellos resultaron heridos, uno en la pierna y otro con un roce en el brazo. Vega agregó que en total sonaron entre 15 y 20 disparos y que por rastros de sangre se presumió que los atacantes estaban heridos. A raíz de eso se puso la mira en las guardias de hospitales públicos donde fueron detenidas cuatro personas, una de las cuales había estado demorada en la seccional 14º. La fiscal indicó que esa persona había sido detenida por una causa de portación de arma de fuego de uso civil y liberada porque no tenía antecedentes penales. Sin embargo, desconocía si había sufrido apremios dentro de la dependencia policial, como aseguró el abogado Jorge Bedouret.
Según el letrado, su cliente tiene 30 años, no cuenta con antecedentes, tiene un trabajo en blanco en una metalúrgica y convive con su pareja hace ocho años en jurisdicción la seccional 14ª. La madrugada del domingo, fue detenido por efectivos del Comando Radioeléctrico quienes le habrían propinado un disparo en la planta del pie cuado corrió para resistir el arresto, conjeturó Bedouret, quien agregó que dentro de la comisaría le propinaron reiterados golpes, hasta que lo vio un médico que constató las lesiones, y tras una consulta telefónica al fiscal en turno se decidió liberarlo. El muchacho se fue con insultos de la seccional por los tormentos físicos, y al llegar a su casa le sangró un oído, y como su servicio de emergencias no llegaba, fue a la guardia del Centenario a las 20.30. “Voy a presentar pruebas porque mi cliente no participó de la balacera”, adelantó Bedouret.
Otro caso
El 5 de setiembre de 2013, un agente de la Policía de San Lorenzo ingresó a la Jefatura de esa ciudad y efectuó varios disparos. La intención era balear al jefe de esa unidad, el que no se encontraba en ese momento en el lugar. Luego se dirigió a la oficina del jefe de Orden Público, que sí estaba, y también le disparó, aunque sin alcanzarlo.