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Balean a un hombre en Colón y Garibaldi, un punto rojo en la violencia territorial de zona sur

La semana pasada habían baleado a una mujer de 33 años. Desde diciembre en esa misma cuadra hubo tres homicidios. Este domingo, los tiros se escucharon de nuevo. La víctima fue Dante A., de 40 años, quien quedó internado en el Heca por un disparo en el estómago y con pronóstico reservado

Garibaldi al 200, entre Ayacucho y Colón, es una cuadra que desde los últimos meses se perfila como una de las más calientes de barrio Tablada. Allí, este domingo por la noche, un hombre de 40 años recibió un tiro que le atravesó el estómago y lo dejó internado con pronóstico reservado en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca). Una semana atrás, una mujer de 33 fue baleada en ese mismo lugar y quedó convaleciente en el Hospital Provincial. La especificación geográfica no es caprichosa. Un vecino de ese lugar contó en febrero a El Ciudadano, en ocasión del tercer homicidio registrado en ese punto en pocos meses, que en uno de los pasillos de Garibaldi hay un puesto de venta de drogas que opera como una usina de violencia: “Venden faso y merca y dos por tres pasa cualquiera en moto a los tiros”.

En el episodio más reciente en ese punto rojo de la violencia territorial, un hombre de 40 años identificado como Dante Mauricio A. sufrió un disparo en el estómago. Fue –según fuentes policiales– a las 21.30, aunque la mecánica del hecho no estaba clara. La víctima, que fue trasladada al Heca por una ambulancia, apenas refirió que desconocidos le dispararon desde la esquina de Colón y Garibaldi. En el centro de salud los médicos le diagnosticaron una herida de arma de fuego en el abdomen, que produjo un orificio de entrada y salió por la zona lumbar. Su pronóstico era reservado, dijeron las fuentes.

Siete días antes, la madrugada del domingo 21 una embarazada de 33 años fue atacada a tiros en esa misma intersección. Se trató de Joana F., que recibió un balazo en el tórax y otro en el hombro derecho, y fue derivada al hospital Provincial. Por la gravedad del ataque, el fiscal de Flagrancia en turno envió las declaraciones tomadas a posibles testigos y las actuaciones del personal de Comando a su par Ademar Bianchini, quien ordenó medidas no sólo para determinar la mecánica y el móvil de la balacera sino también para tener especificaciones médicas sobre los meses de gestación de la víctima.

La violencia es moneda corriente en ese sector de Tablada. “Sobre todo, al caer la noche”, dicen los vecinos. “Mirá esa casa, ¿ves que ahora no hay nadie?, es un búnker de noche. Venden faso y merca y dos por tres pasa cualquiera en moto a los tiros”. Esta cita de un vecino de Colón y Garibaldi en ocasión del crimen de Gustavo Domingo “Bicho” Godoy el pasado 24 de febrero repite la de muchos otros y contiene los datos comunes a gran parte de los crímenes que engrosan las estadísticas de homicidios: narcomenudeo y pelea por el territorio a los tiros.

El lunes 13 de enero, Ángel Adrián “Pilín” Avaca, hombre de 32 años, fue corrido desde la calle y ultimado de cinco tiros en otro pasillo de la misma cuadra. Era hijo de un policía condenado por pasar información a los Monos. “Tanto que siempre renegaste de que no te mezclen en nada. Encima que te matan como perro, no te dan paz”, escribió una mujer allegada a Avaca, quien dijo que el crimen fue una “equivocación” y que el hombre “no se metía con nadie”.

La muerte violenta ya había detonado en la puerta de un aguantadero de ese mismo pasillo, Garibaldi 215, el lunes 23 de diciembre. Ese día, los vecinos encontraron un cuerpo acribillado a balazos dentro de una construcción apuntada como búnker de drogas. Nadie dijo conocer a la víctima, a la que identificaron días después: Maximiliano José Acevedo.

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