Un hombre de 36 años y su hijo de 14 fueron baleados este jueves por la noche en Herrera y Boedo, un sector de barrio Casiano Casas donde los hechos de violencia no dan tregua. Ambos son parientes directos de Nicolás Coceres, un joven de 19 años que fue asesinado en septiembre de 2018 a cuatro cuadras de este último ataque. La familia, implicada en broncas barriales, contaba con una custodia policial frente a su casa que no impidió el regreso de la violencia: los disparos los alcanzaron a la vuelta.
Según indicaron fuentes policiales, el ataque ocurrió a las 23.40 por calle Herrera al 1800, a metros de un patrullero que oficiaba de custodia permanente de la familia del fallecido Coceres, varios de cuyos integrantes fueron amenazados. La guardia no fue obstáculo para que un intrépido motociclista y su acompañante descargaran una lluvia de balas sobre Hugo B., de 36 años –padrastro de Nicolás– y uno de sus hijos, Brian, de 14. El mayor recibió un tiro en la zona lumbar, y el adolescente sufrió heridas en piernas y brazos. De inmediato fueron trasladados al Hospital Eva Perón, en Granadero Baigorria.
“Fue una venganza”, arriesgó un vecino. Y agregó: “Esta gente (por las víctimas de los disparos) tenía problemas de larga data”. Ocurre que en barrio La Esperanza (un sector empobrecido del Casiano Casas, hacia el noroeste) se respira un clima denso. Allí recrudecieron en 2018 los enfrentamientos de grupos vinculados con el narcomenudeo. En un marco de ataques cruzados, los actores mencionados pueden aparecer del lado de las víctimas o denunciantes, o del de los victimarios, sostienen los investigadores al analizar denuncias que se acumulan en los escritorios de comisarías y del Ministerio Público de la Acusación.
El reciente ataque vuelve la memoria sobre el caso de Mauro Barrionuevo, primo de Nicolás Coceres, quien fue asesinado el 31 de octubre de 2018 cuando una gavilla roció de balas su casa de Pizzurno y Superí. Tenía 15 años. Los investigadores explicaron que los tiradores tenían problemas con su padre, Mario, y el chico pagó esas broncas. Por ambos crímenes está preso un joven de 19 años apodado Pechocho.
La investigación de la balacera contra Hugo B. y su hijo Brian quedó en manos de la fiscal del Flagrancia Andrea Vega, quien ordenó al gabinete criminalístico de Policía de Investigaciones y a la comisaría 30ª los peritajes de rigor.
La misma funcionaria acusó, en noviembre pasado, al propio Hugo B. y su pareja Graciela por tenencia ilegal de arma de fuego. Un día antes, ambos cayeron detenidos luego de que la Policía les secuestrara un miniarsenal en varios allanamientos, uno de ellos en el lugar donde, este jueves, la familia fue blanco del último ataque a balazos.
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