En la noche de este viernes una nueva balacera tuvo por blanco una vivienda en Chacabuco al 2700, en barrio Tablada: se trata de la casa donde reside una dirigente de Newell’s, quien en ese momento participaba de una asamblea en las instalaciones del club.
Al lugar concurrieron el fiscal Franco Carbone y efectivos de la Policía de Investigaciones, junto a personal del Comando Radioeléctrico y de la comisaría 16ª, con jurisdicción en la zona, atento a la conmoción que causó este ataque, en medio de insistentes versiones de recrudecimiento de la violencia al interior de la barra del club, entre diferentes facciones de la banda de Los Monos.
Según trascendió, los investigadores levantaron de ocho vainas servidas de otros tantos disparos de los atacantes.
Los balazos impactaron sobre la fachada de la vivienda, perforando vidrios y marcos del portón de la cochera, y sobre un vehículo que pertenece a la familia de la víctima, idenficada como María Fernanda Corte.
En el momento del ataque en la planta baja de la vivienda se encontraba la madre de la dirigente deportiva, quien vive en la planta alta. La mujer se arrojó al piso al escuchar el estallido de los vidrios y no sufrió heridas.
Advertida de la situación la dirigente, que ocupa una de las cuatro vocalías suplentes del club, regresó con premura a su domicilio, mientras las fuerzas policiales hacían los peritajes de rigor y el relevamiento de cámaras públicas y privadas en la zona del ataque, y buscaban testigos directos de los hechos.
Una versión indicó que los agresores se movilizaban en un auto color gris, con vidrios polarizados y una de las luces traseras dañada.
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La agresión se llevó adelante mientras la dirigente estaba en el club, participando de una asamblea, ya en la cuenta regresiva para las elecciones del año próximo, cuando termina el mandato del presidente Ignacio Astore.
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Precisamente el nombre de Astore recibió una estruendosa silbatina el martes pasado en el Coloso, cuando Newell’s igualó con Independiente Rivadavia de Mendoza.
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Al mismo tiempo, la interna de la barra entre dos grupos referenciados en Luciano «Lucho» Gallardo, por un lado, y Alejandro «Rengo» Ficcadenti, por otro recrudeció por esas horas con escaramuzas en diferentes zonas de la ciudad.
En el partido contra la Lepra mendocina hubo bombas de estruendo desde la popular que se interpretaron como un mensaje a la CD rojinegra: un versión sostiene que al cambiarse la cerradura del cuarto donde se guardan banderas y bombos el grupo liderado por Gallardo interpretó que Ficadenti había sido nominado para quedarse con ese insumo vital para la pesada. Y en el mismo sentido se interpretó el mensaje la balacera contra la vivienda de Chacabuco al 2700.
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A las pocas horas, lo que no parece casual, Ficadenti fue detenido como instigador de las amenazas mafiosas destinadas a impedir que Ángel Di María regresara a Rosario Central. Le atribuyen haber desembolsado 4 millones de pesos con el fin de concretar ese apriete.
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Ficadenti ya había estado preso en el marco de la investigación del crimen de un ex jefe de la barra de Newell’s, Nelson «Chivo» Saravia, aunque más tarde recuperó la libertad.
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El nuevo ataque encendió las alarmas de las autoridades políticas provinciales, habida cuenta de que en los últimos tiempos la interna de la barra tuvo episodios estremecedores, como el crimen de Lorenzo «Jimi» Altamirano, una víctima elegida al azar para ser usada como sobre de un mensaje de un grupo delictivo que disputa el paravalanchas rojinegro con otro.
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