Desde que tiene un año, Uriel vive con su abuelo, un policía retirado, en una casa contigua a la de su papá en Colombia al 2000. Al nene, que ya cumplió nueve años, le encantan los programas de tele en los que muestran cómo arreglar y “tunear” autos, una herencia que le llega de su padre mecánico. También le gusta jugar a la pelota (mejor si es con una camiseta de Boca) y cazar ranas con sus amigos. Tiene otros cinco hermanos y en pocos días debería empezar las clases en la escuela primaria de Provincias Unidas y Montevideo. Pero anteayer, a las 23.30, salió a la puerta de su casa donde su abuelo conversaba con otros vecinos, cuando se desató una balacera y un proyectil impactó en su cabeza. Enseguida, el niño fue llevado por su papá hasta el policlínico San Martín, pero luego fue derivado al Hospital Víctor J. Vilela por la gravedad de la lesión. Fuentes policiales informaron que hasta ayer se mantenía estable. Sin embargo, no es la primera vez que se vive una feroz balacera en el barrio, que en este caso, según residentes del lugar, perseguía asesinar a un vecino que tiene una disputa con un grupo delictivo de la zona vinculado al narcotráfico.
Según la familia del chico, el lunes a la noche Marcelo, el papá de Uriel, acompañaba a su mujer mientras cocinaba adentro de la casa ubicada a mitad de cuadra de la calle Colombia al 2000 (altura Cerrito al 7000). Uriel miraba televisión, mientras su abuelo se refrescaba del calor en la puerta de la casa, junto a otros vecinos. Cuando casi daba la medianoche y con la vereda llena de gente, el nene de nueve años salió a la puerta. En ese instante, su abuelo empezó a escuchar los tiros y empujó a todos los que tenía cerca para adentro de la casa, pero ya era tarde. Una de las balas había entrado y salido por el costado derecho de la cabeza de Uriel. El nene se desplomó en el piso y su papá se sacó la remera, le hizo una especie de torniquete en la cabeza para evitar que se desangrara y lo llevó lo más rápido que pudo al centro de salud más cercano. De allí fue derivado al Hospital de Niños, donde se encontraba estable, pero con vómitos y mareos.
Agresión
La familia de Uriel no pudo ver a los agresores. Según su relato, fueron muchos tiros y todo pasó muy rápido.
Pero en el barrio aseguran que el objetivo de los proyectiles era un joven vecino y que en ese marco una bala rebotó en el piso y le pegó al pequeño en la cabeza.
Los vecinos vinculan al verdadero destinatario de balas con actividades delictivas, pero según afirman es familiar de un ex policía, que le brindaría protección.
Según estos testimonios, desde hace un tiempo el vecino en cuestión tiene problemas con un tal Cachón, un hombre al que relacionan con un quiosco de venta de droga que funciona a unas pocas cuadras en la calle Nicaragua y al cual se accede por un pasillo en cuya entrada un cartel ofrece “Gestoría”.
De acuerdo a esta fuente, los hombres de Cachón se la tienen jurada al vecino y a su familia. De hecho, este sábado el hermano del vecino fue blanco de una balacera cuando estaba en la puerta de su casa y, si bien resultó ileso, los impactos de los proyectiles quedaron impresos en la vereda de la calle Colombia.
Ayer por la tarde, varios testigos afirmaron que el vecino quedó demorado en la comisaría 14ª y, al ser liberado, pasó por la casa del papá de Uriel y amenazó a toda la familia de muerte si contaban lo que había pasado.
El hecho es investigado por la Fiscalía de Homicidios, a cargo de Patricio Serjal, e interviene por jurisdicción la comisaría 14ª.