Nuevos ataques a balazos a viviendas de Rosario. Esta vez, fue contra un domicilio de Alem al 3500 donde fijó domicilio un hombre que estuvo mencionado en una causa por homicidio pero, además, es testigo en una causa federal por la cual, frente a una serie de amenazas recibidas, le asignaron una custodia policial. Las primeras informaciones señalan como agresores a dos personas en moto que, pasadas las 23 de este jueves, dispararon contra la casa donde ya no reside Noel Marcelo G. Allí estaban sus padres y un hermano menor.
En el lugar la Policía levantó ocho vainas. Cuatro de los disparos dejaron su marca en el frente de la casa, que cuenta con cámaras de seguridad. También hay otros sistemas de videovigilancia en la zona.
Hasta el momento se desconocen las causas de la balacera, pero algunos vecinos no pudieron evitar conectarlo con los hechos de violencia vividos en el barrio hace poco.
Información desactualizada, blanco equivocado
En los últimos días dispararon contra una fachada de Saavedra al 300, a la vuelta de la casa que atacaron este jueves, y según el relato de su dueño, fue un atentado con destinatario equivocado. Contra ese domicilio arremetieron dos veces: el 24 de enero y el 5 de febrero. El dueño de la vivienda, de 54 años, explicó que hace dos décadas que, junto a su familia, vive en la zona. Es metalúrgico, agregó, y su mujer docente. “Somos una familia de laburantes”, explicó para reforzar la hipótesis de un «error» de los tiradores. Dos días después del último hecho, el ruido de las balas volvió a escucharse, en una casa ubicada a la vuelta.
La sospecha de algunas fuentes de la pesquisa es que los agresores corrigieron esta vez la información que los hizo insistir dos veces contra un blanco erróneo. Creen que la mudanza del tiroteo puede estar vinculada a la actualización del domicilio de Noel Marcelo G., que estuvo nombrado en un caso por el homicidio de Nicolás Brambilla, un chico de 19 años ocurrido en 2013 en barrio Tablada que fue tramitado en el viejo sistema penal. Resultó sobreseído en agosto pasado, tras un tercer peritaje sobre el arma con el que, se creía, habían perpetrado el crimen investigado y que fue encontrada en casa de su padre. La causa quedó desde entonces trabada.
Ahora, Noel G. es testigo en otro expediente, pero que tramita la Justicia federal. Marcela, su madre y habitante de la casa cuyo frente quedó con cuatro proyectiles incrustados, aclaró que el hombre no vive más ahí desde hace varios años. Denunció que la familia recibe periódicas amenazas. Por eso hay una custodia policial, aunque no permanente.