Las expectativas todavía altas de la devaluación del peso y de la inflación obligan a los bancos a aumentar cada vez más sus recompensas para retener el dinero de los ahorristas. Por primera vez en casi diez años, y después de haber incrementado las tasas de interés hasta un máximo del 27,5% anual para los grandes depositantes, las entidades locales terminaron por reunir hoy más plazos fijos que cuentas a la vista (cajas de ahorro y cuentas corrientes) en sus pasivos.
El fenómeno incrementa de este modo los costos que deben afrontar los banqueros para captar liquidez; y modifica una radiografía que había mantenido el sistema financiero durante prácticamente toda la era kirchnerista.
Sólo en lo que va del año, los bancos ya perdieron unos 24.000 millones de pesos de sus cajas de ahorro y cuentas corriente (un 11%), y aumentaron, al mismo tiempo, unos 16.000 millones de pesos sus plazos fijos (7%). La evolución promete no sólo un sistema menos líquido en el comienzo de 2014 sino, también, menos rentable.
El reemplazo de una parte del fondeo que obtienen gratuitamente, como las cajas de ahorro y las cuentas corriente, que no dan ningún tipo de remuneración a los ahorristas, por otro que ahora resulta sensiblemente más caro, como los plazos fijos que pagan tasas de hasta el 27,5%, podría mostrar el principio del final de un modelo de negocios que desde 2007 resultó exitoso para las entidades y les permitió alcanzar ganancias históricas.
El margen que encuentran las mesas de dinero para pagar tasas reales muy negativas por sus depósitos a plazo (es decir, muy inferiores a la inflación) es cada vez más estrecho. Y podría empezar a modificar la estructura de costos con la que muchos de ellos deberán desarrollar su actividad.
Es, en parte, lo que está detrás de la suba de tasas de interés que los bancos están aplicando desde hace meses sobre los créditos a particulares y a empresas. La parte “gratuita” del fondeo, que representaba casi el 60% del total en los mejores años de la década, es ahora ya del 49%. El hecho de que hoy sea más caro apura a los ejecutivos a trasladar estos mayores costos a sus préstamos.
A esto se le suma otro efecto de la suba del dólar y la inflación esperadas que también limita y encarece la liquidez: el dinero de largo plazo también está perdiendo participación sobre el de corto plazo. El que está colocado a menos de 60 días pasó de ser el 55% al 63,5% sobre el total de los plazos fijos en los últimos dos años.
Los datos reflejan que el cepo cambiario no logró hasta ahora, ni en el momento de su mayor esplendor, terminar del todo con la “competencia” que existió históricamente en la mente de los ahorristas entre las tasas de interés y el dólar. Para captar depósitos, los banqueros debieron pagar siempre retornos que estuvieran de acuerdo con las expectativas de devaluación de los clientes a los que pretendían seducir. Los futuros de Nueva York convalidan hoy un dólar de 10 pesos para el tercer trimestre del año, que llevan implícita una tasa de devaluación de entre el 45% y el 50% anual. En estas cifras están las razones que llevaron al Central a ajustar las tasas de interés de su deuda, y por ende del sistema, en 9 puntos porcentuales en lo que va del año.
En las últimas cifras del informe monetario ya se ve una caída del 28% al 24,5% en el ratio de liquidez que mide el organismo para el sistema financiero en su conjunto, y que surge de dividir sobre los depósitos totales la suma del efectivo en bancos, los pases y la cuenta corriente del BCRA.
Durante 2013, las entidades del sistema registraron una ganancia de 29.169 millones de pesos que superó en un 50,2% a la registrada el año anterior; que estuvo explicada, en gran parte, por la devaluación y que, a juzgar por el encarecimiento actual de su fondeo, difícilmente pueda ser repetida durante este año.