Alvarado se comunicaba a través de Telegram, un servicio de mensajería que tiene el mote de inviolable. Y así lo creía: en una de las escuchas dijo que se iban a cansar de buscarlo porque usaba este servicio. Pero tras su detención en febrero pasado, en un camping de la localidad cordobesa de Embalse Río Tercero, un policía logró rescatar del lago el Iphone que Alvarado había alcanzado a descartar antes de que lo esposaran. El teléfono fue remitido a la ciudad de Nueva York y allí desbloquearon el teléfono y recuperaron los mensajes que ahora están en poder de la Fiscalía. Esta es una de las principales evidencias que se citaron en la audiencia.
A través de estos mensajes, la Fiscalía detalló cómo conducía Alvarado la organización: era quien digitaba todo, indicando cómo manejar los negocios lícitos e ilícitos, venta de autos, cobro de deudas, indicaciones para seguimientos de personas, el entramado de empresas legales que se entremezclan con las ilegales y el movimiento de activos, cruce de bienes entre las diferentes empresas, manejo de propiedades.
Además se destapó un plan que el fiscal Schiappa Pietra tildó de “ingenioso” para deslindar responsabilidades y achacárselas a sus rivales en el negocio de la violencia y la comercialización de sustancias prohibidas a través de dos hombres.
Uno de ellos era Leandro «Chulo» Olivera, un hombre vinculado con Los Monos, especialmente con Ariel «Guille» Cantero. Chulo fue detenido en febrero de este año en un hotel céntrico y fue imputado por un ataque al Centro de Justicia Penal y a dos domicilios vinculados con la jueza Marisol Usandizaga, todos parte de la primera saga de intimidaciones públicas por las que hay doce imputados y en las cuales el propio Guille está apuntado como instigador.
El otro es el de un testigo protegido en la causa Maldonado, el que antes supo ser allegado Alvarado, y quien aseguró que el jefe de la banda tiene una disputa personal con él.
De los mensajes rescatados del teléfono de Alvarado surge que la organización siguió a través del Flaco al testigo protegido hasta determinar dónde vivía y qué vehículo usaba. Con esa información buscaron un auto de similares características, lo modificaron para que pareciera el mismo y lo utilizaron en el ataque a la casa de la funcionaria del MPA.
Luego se las ingenieron para clonar dos celulares, uno para Chulo y el restante para el testigo protegido, y con ellos mandaban mensajes para involucrar a este último en el caso Maldonado. En un mensaje Alvarado les da letra de lo que debían escribir: en teoría el testigo protegido le mandaba un mensaje a Chulo diciendo que iba a haber allanamientos y se tenía que «sacar de encima la Kangoo». Para el secuestro del prestamista se usó un utilitario Renault de ese estilo, explicó la Fiscalía.
También se intentó vincularlos con última balacera al Centro de Justicia Penal. Incluso activaban y apagaban los telefonos en las cercanías de las direcciones de estos hombres para que impactaran en las antenas, dijeron.