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Banda de los Gitanos: prisión para uno de los encargados de retirar dinero de las estafas

La jueza Verón le dictó 30 días de prisión a Cristian Joch I. de 35 años, sindicado de integrar la asociación ilícita cuya mayoría de sus integrantes cayeron en junio pasado en Roldán. Durante tres meses cometieron engaños y defraudaciones por casi 25 millones de pesos.

Entre las 16.01 y las 16.04 del 6 de mayo pasado, quedó registrado el paso de un auto Volkswagen Gol Trend con vidrios polarizados por Oroño y Rioja. Además, en las cámaras de videovigilancia ubicadas en la puerta del domicilio de una de las víctimas, se constató la presencia de hombre de 40 años, robusto, cabello oscuro semi calvo y tez trigueña, que en aquel momento vestía campera de cuero color negra, chomba con franjas horizontales color azul y celeste, de similares características físicas a Cristian Joch I., a quien la jueza Eleonora Verón le dictó este viernes prisión preventiva efectiva por 30 días. En la audiencia, el fiscal Mariano Ríos Artacho lo imputó por pertenecer a una asociación ilícita destinada a cometer delitos de manera organizada. La investigación se llevó adelante a lo largo de abril, mayo y junio, de manera conjunta por la Fiscalía y la Brigada Operativa N° 4 de la Agencia de Investigación Criminal, que significó el entrecruzamiento de datos por más de 42 hechos: 34 estafas (modalidad Cuento del Tío) y 8 extorsiones (modalidad secuestro virtual).

Por medio de videoconferencia se llevó adelante la audiencia imputativa a Cristian Joch I. de 35 años, a quien le atribuyeron los delitos de asociación ilícita y estafas. En el allanamiento realizado el pasado 25 de junio por personal de la AIC en el complejo de cabañas «House Apart Hotel» de la ciudad de Roldán, secuestraron prendas de similares características a las que habría utilizado el imputado aquella tarde del 6 de mayo: vistiendo pantalón, zapatos y barbijo de color negro, se aproximó al domicilio de una de las víctimas hablando por teléfono y levantó su mano izquierda mostrándose, refiere la investigación. El rol de Cristian Joch I. dentro de la asociación ilícita era encontrarse con las victimas en la puerta del domicilio y retirar el dinero.

Desde el interior de la vivienda se le acercó una mujer de 83 años, quien a través de un espacio en la reja le hizo entrega de una bolsa color celeste al imputado. «No se preocupe señora, todo está bien», indica la causa que expresó el estafador. Con el botín en mano abordó el Volkswagen Gol y se marchó por bulevar Oroño hacia el sur. Se había hecho pasar por un contador de apellido Fernández y se llevó una bolsa con 70 mil dólares, señalaron.

En los 22 casos atribuidos a esta organización criminal se cuantifica la afectación patrimonial en aproximadamente 24,5 millones entre pesos, dólares, y euros. Sin tomar en cuenta el incalculable valor de las joyas sustraídas a por lo menos siete víctimas, mientras que la suma correspondiente a la totalidad de los hechos anoticiados a Fiscalía asciende a la suma de 50 millones de pesos aproximadamente.

Desbarataron banda de secuestradores virtuales, todos de la colectividad gitana, en Roldán

 

La modalidad

Los delitos eran cometidos bajo la modalidad conocida vulgarmente como «Cuento del Tío», constitutivos del delito de estafas reiteradas, tanto tentadas y consumadas, además de hechos de extorsión, comúnmente denominados “secuestros virtuales”. Dichas voluntades implicaron la asunción de roles intercambiables entre sus miembros, que van desde la planificación, el suministro de logística a través de la provisión de implementos de comunicación, lugares físicos para la realización de los llamados y vehículos, la puesta en escena engañosa y extorsiva propiamente dicha y la recolección del botín.

Aunque en ocasiones presenta ciertas variantes, del estudio de la generalidad de los hechos investigados surge que los mismos se inician con un llamado al teléfono fijo de la víctima obtenido al azar de páginas web como «páginas amarillas», proveniente de un celular al que le colocan un chip SIM con una línea prepaga de las firmas Movistar, Claro y/o Telecom Personal, registrada con datos falsos , oportunidad en la cual una persona del sexo femenino o masculino que se hace pasar por un familiar (sobrino, hijo, entre otros) le refiere que en breve se producirá un cambió en los billetes en circulación, o bien que se realizará un nuevo corralito, provocando que la víctima entregue su dinero a una tercera persona que se identifica como contador y se presenta en inmediaciones de su domicilio para retirar el dinero, el cual luego sería devuelto, una vez realizada la operación.

En otras ocasiones con voz llorosa, se hace pasar por un ser querido en peligro, tras lo cual otra persona toma la conversación y se encarga de pactar el supuesto rescate y el lugar preciso de la vía pública (volquete, árbol, macetero) en donde se coacciona a la víctima a dejar la suma de dinero o joyas dentro de una bolsa, la que es recogida inmediatamente por parte de los imputados. Esta comunicación mayoritariamente ocurre en entre media mañana y finales de la tarde, con el fin aprovecharse del horario de actividad de los bancos, además del flujo de gente en la ciudad a fin de pasar desapercibidos al presentarse en el domicilio de la víctima.

Por la forma de engañosa y la difusión que ha tenido esta práctica, las víctimas son predominantemente personas de avanzada edad. En el transcurso de la conversación, la primera persona dialoga con la víctima haciéndole creer que es un familiar con quien mantiene diálogos banales y luego le indica que tome los billetes, los cuente y los preparare para que los retire el contador a fin de evitar que los mismos pierdan valor.

Al llegar a esta etapa y paralelamente, una segunda persona se comunica con los supuestos contadores que luego se presentarán en el domicilio de la víctima a fin de retirar el botín. Que en la mayoría de las oportunidades, la propia víctima es quien revela el nombre del familiar, dato que se traslada a los supuestos contadores a quienes además les indican el nombre que deben pronunciar. Cabe destacar que hay nombres y apellidos que se repitieron a lo largo de los ilícitos, tal como se demostrará al enunciarlos en particular.

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