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Barrio Tablada: balas con nombre y apellido

Pasaron menos de 24 horas del crimen de Franco Carballo, ocurrido la noche del sábado en barrio Municipal, cuando siete plomos acribillaron a su primo, quien se llamaba igual, en la puerta de su casa de Tablada.

Cuando el sábado a la noche asesinaron a Franco Carballo frente a su casa de barrio Municipal, la tristeza volvió a copar esas calles de zona sur donde la muerte golpea la puerta de los más jóvenes. “Era un buen pibe que no se metía con nadie”, decían los vecinos sin entender los dos balazos que le atravesaron el pecho cuando dos motociclistas le preguntaron su nombre y abrieron fuego sin dar explicaciones. No pasaron ni 24 horas de ese crimen cuando las balas, corrigieron su destino y se llevaron la vida de su primo, quien también se llamaba Franco Carballo. Siete plomos, con nombre y apellido, lo acribillaron en la puerta de su casa de Tablada a 600 metros del domicilio anterior.

Este último crimen tuvo lugar alrededor de las 21.30 del domingo en Esmeralda al 4100, donde vivía Franco Nicolás Carballo, conocido como Afro. La Policía informó que el joven, de 22 años, recibió siete disparos en la cabeza y la espalda cuando salía de su casa, al parecer rumbo al velorio de su primo. Los agresores, de acuerdo con los primeros testimonios, eran dos muchachos a bordo de una moto. Casi un calco del crimen ocurrido la noche anterior en Grandoli al 4900, por donde pasaron dos pibes a bordo de una Tornado Negra y asesinaron a su primo Franco, de 21.

Los investigadores deducen que el primer crimen fue un error corregido más tarde con otra muerte. Como una suerte de efecto colateral en la sangrienta violencia que enfrenta a los sectores más vulnerables de barrio Municipal, Parque del Mercado, el Fonavi de Lola Mora e Hipócrates y Tablada que en los últimos meses, desde marzo, se resume en 14 entierros. Disputas de economías ilegales que se dirimen a tiros los territorios del narcomenudeo, el paravalanchas de Newell´s y que parecen ser un espiral de violencia sin fin.

Sólo en octubre cinco personas fueron asesinadas en ese sector de zona sur. El crimen de Marcelo Ponce, un mecánico de 34 años que vivía en el Fonavi de Lola Mora e Hipócrates, ocurrió la madrugada del 30 a pocas cuadras de su casa, tras ser emboscado en el lindero Fonavi del Parque del Mercado. Su nombre estaba en la lista de admisión de los 80 barras de Newell’s y, según varios vecinos, tenía problemas con las distintas facciones vinculadas con el  paravalanchas rojinegro. Se lo vinculaba como un hombre de confianza del asesinado jefe de la barra leprosa, Matías “Cuatrerito” Franchetti. Pero tras el asesinato de este, a comienzos de junio en la puerta del estadio del parque Independencia, se habría asociado con la competencia, lo que amplía el abanico de sus presuntos agresores.

Por ese crimen, que investiga el fiscal de Rafael Coria, hay un joven detenido apodado Polaquito. Un día después llegó el vuelto. La tarde del 31 de octubre pasado, dos vecinas que charlaban frente a un negocio de Sánchez de Thompson al 200 bis fueron atacadas a balazos desde un auto azul que solo se detuvo para disparar. Rosa Arrotea, de 63, recibió dos balazos que le costaron la vida varias semanas después. La vecina con la que charlaba sobrevivió al ataque.

Uno de los homicidios que ensangrentó octubre fue el día 2 cuando Walter Mena, de 25 años, recibió un tiro en el rostro a la salida de un boliche. La familia del muchacho vinculó el ataque con una banda narco del Parque del Mercado que pretendía usurparle su vivienda y a la cual ya había denunciado por amenazas y abuso de armas. El mismo día que mataron a Mena e hirieron a su amigo en la puerta del boliche de Mitre y Montevideo desde un Ford Focus, también asesinaron a Alberto “Cachi” Ruiz Díaz, de 18 años, en Grandoli y Esteban de Luca desde el mismo auto. El miércoles 5, un vehículo similar al de los homicidas apareció quemado en Lola Mora y Lorenzini.

Los allegados a Cachi sindicaron  a Lautaro “Lamparita” Funes, integrante del clan que ahora vive en Tablada y tiene enfrentamientos constantes con los herederos del asesinado ex líder de la barra rojinegra Roberto “Pimpi” Caminos.

El 7 de octubre mataron de un tiro en la garganta a Tamara Ayelén Bustos, una chica de 22 años, en Sánchez de Thompson 31 bis, al oeste de Grandoli, casi sobre la esquina de Lorenzini del complejo de Lola Mora e Hipócrates. En el barrio algunos vecinos se animaron a contar que la joven vendía droga para el Gordo Chancho. Otro ataque ocurrido el 22 de octubre se llevó la vida de Ignacio Verón, de 28 años, asesinado de un disparo en la espalda cuando visitaba a un amigo junto a su hermano en Hipócrates y Lola Mora. Ese crimen también fue relacionado con disputas relacionadas a la venta de estupefacientes.

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