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Barrio Tango: duelo de guapos

Una violenta saga que incluyó hace una semana el incendio de dos propiedades enfrenta a dos clanes de la zona oeste. De un lado, una familia que tiene a varios integrantes procesados por narcotráfico; del otro, dos hombres con pasado de asaltantes.

Dos incendios intencionales ocurrieron hace una semana en la zona noroeste y los investigadores indicaron que la gresca se originó por diferencias que existen entre dos clanes de barrio Tango. Por este hecho, cuatro hombres fueron demorados, de los cuales sólo uno quedó imputado por tenencia ilegal de arma de guerra. Sin embargo, la trama se torna más compleja cuando uno de los protagonistas tiene habituales menciones en las crónicas policiales por pertenecer a una familia que tiene relación directa con el narcotráfico.

El domingo de la semana pasada, el personal de Comando Radioeléctrico llegó a Ugarte al 800, porque desconocidos habían incendiado una casilla. Los uniformados rescataron a un adolescente de 17 años. El chico fue trasladado al Heca, donde le diagnosticaron lesiones leves. Al rato, Josefina Encarnación A., de 65 años, se acercó a los policías y les advirtió de que le habían prendido fuego su casa de Ramos al 800, a una cuadra del primero de los incendios. La mujer sostuvo que se la quemaron en represalia a lo que había pasado en el rancho de Ugarte, pero aseguró que no sabía el porqué de tal determinación. En este caso, no hubo heridos.

En tanto, un grupo de muchachos se acercó a un patrullero y les contó a sus tripulantes que a unos pocos metros, en Jacobacci y Ugarte, estaban los autores del segundo incendio. Cuando los uniformados llegaron al lugar, se encontraron con Juan Carlos “Cabezón” A., de 40 años, y con Antonio C., de 38. De acuerdo con fuentes policiales, los vecinos aseguraron que Antonio era el autor del incendio en calle Ramos. Al llegar, el hombre de 38 años sacó un arma y realizó algunas detonaciones con una pistola 9 milímetros, pero fue apresado, y a la vez resultó demorado el Cabezón, señalaron los pesquisas.

En la esquina también estaba Gustavo Emanuel N. en una moto y Carlos V., de 45 años y conocido como Pilín, en una Ford Ranger. Diversas fuentes sindicaron que el cuarteto se había encontrado para limar asperezas por el control del territorio a fuerza de plomo. Por eso, cuando el automovilista y el motociclista vieron al Comando aceleraron para escapar. En el apuro, la Ranger de Pilín se llevó por delante la moto que conducía Gustavo y ambos también fueron demorados en la subcomisaría 22ª.

En la investigación por el incendio, sólo quedó imputado por portación ilegal de arma de guerra Antonio C., pero fuentes del caso contaron que el rumor en el barrio es que los incendios y los problemas entre estas familias tienen relación directa con la intención de Pilín de hegemonizar el control del territorio en el barrio Tango.

El clan V.

Pilín es un vendedor de autos que vive en Ludueña y es familiar de un clan narco asentado en barrio Tango. “Los V. son una familia numerosa dedicada al delito. Son polirrubro: manejan algunos búnkers, venden protección, consiguen armas, meten caño, meten balas a algún descarriado, lo que haga falta. En este último tiempo el rumor que corre ahí es que Pilín quiere quedarse con todo el mercado en la zona”, describió un investigador.

Otros pesquisas describieron que por algunos desacuerdos en el seno familiar de los V. uno de los búnkers quedó para un hermano de Pilín, al que le dicen Gonzo y vive en Funes.

Hace poco más de un año, la Justicia federal tuvo noticias de Pilín cuando fue secuestrado en la tarde del 20 de octubre 2014. El hombre acababa de dejar a su hijo en el predio de Tiro Federal del barrio Hostal de Sol. Hizo unos metros en su Volkswagen Bora y el conductor de un Peugeot 308 lo cruzó. Bajaron dos hombres armados, lo obligaron a salir y lo metieron al auto para partir con rumbo desconocido. La Policía provincial llegó al club pero el Bora ya no estaba. Su esposa lo había retirado. Los secuestradores se comunicaron con la pareja de Pilín y le pidieron dos millones de pesos.

La mujer dio el alerta a la Policía Federal. Le siguieron 14 llamadas para negociar una rebaja. A la mañana siguiente, el contacto se cortó, según los investigadores, porque el caso se filtró a los medios.

Pilín fue liberado esa misma noche en Granadero Baigorria sin que se pagara un peso. La investigación no avanzó más allá de la hipótesis de que estuvo secuestrado en una vivienda de la zona norte porque Pilín le debía al Negro Cali. Por estos días, Carlos Alejandro P., apodado Negro Cali y oriundo de Empalme Graneros, está preso junto con su hijo porque tras el robo de la moto a su mujer buscó al supuesto ladrón y, como no lo encontró, secuestró a su padre y hermano y los torturó en un galpón, siempre según la acusación.

Pilín es a la vez primo de tres personas detenidas en la causa Otoño Blanco, en mayo de 2013. En ese operativo cayó el sindicado líder de la banda, Leonardo Popea, un joyero de Funes con antecedentes por estafas y falsificación de moneda. En el operativo incautaron  29 kilos de cocaína, 3,6 de marihuana y 57 litros de precursores químicos.

A la prima de Pilín, Marcela V., alias Colorada y de 38 años, le atribuyeron el rol de ser la distribuidora de la banda mientras que a un ex policía le endilgaron ser el cocinero de la organización, ya que estaba al frente de un laboratorio de cocaína hallado en Manuel Ugarte al 700, a una cuadra de donde ocurrió el conflicto del clan V. con el Cabezón y Antonio C. hace una semana.

A la Colorada le atribuyen regentear distintos búnkers que fueron desbaratados en el pasado, como el de 27 de Febrero y Barra o la boca de expendio de Manuel Ugarte al 700 (en la misma cuadra que la cocina desbaratada), que ya había sido allanado en febrero de 2013. A una cuadra de este lugar fue baleado el pasado domingo 3 de abril Juan Carlos V., de 73 años, padre de Pilín.

En el mismo procedimiento donde cayó la Colorada fue detenida su hermana Victoria, quien terminó procesada por tenencia de estupefacientes tras ser hallada en la boca de expendio de calle Ugarte. Allí había una pintada que decía “Julio manda”: una supuesta referencia a un hermano de Marcela y Victoria.

En mayo de 2014 y dentro de Otoño Blanco,  cayó Diego V., otro hermano de Marcela y Victoria. Y otra vez la cuadra de Ugarte al 700 fue noticia: allí le incautaron 330 gramos de clorhidrato de cocaína, alrededor de 170 tubos de acrílico vacíos, un revólver, un rifle de aire comprimido y tres celulares.

Otro integrante del clan, Alejandro V., de 51 años, recibió un tiro en el pecho que lo puso al borde de la muerte en la madrugada del 30 de noviembre de 2011 frente a la casa de su hermana Carmen, en Magaldi al 9800.

Los vecinos 

Juan Carlos A., tiene 40 años y lo conocen como Cabezón. Con este episodio volvió a las crónicas policiales. El hecho más resonante en el que estuvo involucrado fue hace una década, cuando con al menos cuatro cómplices asaltaron el supermercado mayorista Makro, de avenida de Circunvalación y el kilómetro cero de la autopista Rosario–Santa Fe.

Eran entre cinco y siete: se presentaron en el local el 20 de agosto de 2004, redujeron al personal de seguridad, amenazaron a todos y, tras obligarlos a tirarse al suelo, se alzaron con un botín cercano a los 170 mil pesos. Cuando escapaban, se tirotearon con uniformados, aunque nadie resultó herido. La Policía detuvo a varias personas, entre las que se encontraba Esteban Alvarado y su hermana Yanina, aunque por este hecho ambos recibieron falta de mérito. El Cabezón fue uno de los dos condenados por el caso, a 6 años y 9 meses de cárcel.

Esteban Alvarado está acusado de robar y reducir autos de alta gama en diferentes del país. Por este delito, está procesado y detenido en la provincia de Buenos Aires. A su vez, diversas fuentes relacionan a Alvarado con el narcotráfico, porque estuvo señalado como socio del empresario narco Luis Medina, asesinado el 28 de diciembre de 2013 cuando desconocidos lo acribillaron a tiros junto con su novia en el acceso sur. La hermana de Esteban, Yanina, fue detenida junto con su pareja en diciembre pasado como cabecillas de una organización dedicada a la venta de drogas. Fuentes policiales atribuyen lazos del clan V. con Alvarado hasta hace un año, cuando  aquellos habrían cambiado de bando. En este contexto, el Cabezón se mantendría con su viejo conocido.

El Cabezón, a la vez, es vecino del único imputado que tuvieron los incendios del 22 de noviembre pasado: Antonio Javier C., de 38 años y quien es un ex convicto por homicidio en ocasión de robo. A la portación ilegal de arma de guerra, se le sumó otra investigación que comenzó el 10 de mayo pasado, cuando un vecino de 48 años lo señaló como el autor del ataque a tiros que recibió en su casa de Beauvoir (ex calle 1678) al 9300 de la zona noroeste. Producto de la balacera, José Alberto G., de 48 años, tuvo que ser internado en el policlínico San Martín por perdigonadas en la cara, el hombro y tórax.

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