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Bauza y una salida para descomprimir

El diagnóstico era claro, el mal estaba detectado. Pero los remedios que aplicó el Patón en este tiempo no lo curaron. Su salida fue el resultado de una sensación de fin de ciclo

La sensación de ciclo terminado estaba instalada. Y, a esta altura de los acontecimientos, no iba a ser nada sencillo dar vuelta la tabla para Edgardo Bauza. Es que no había señales positivas al respecto. El funcionamiento del equipo no aparecía, con mayoría de rendimientos individuales bajos, y una alarmante falta de gol. A todo esto, hay que sumar que el efecto protector que irradiaba la reciente obtención de la Copa Argentina, se diluyó mucho antes de lo imaginado.

El diagnóstico era claro, el mal estaba detectado. Pero los remedios que aplicó el Patón en este tiempo no lo curaron. Todo lo contrario. Los intentos de cambio, ya sea de forma táctica o de nombres, sólo acentuaron los defectos. Y Central acumuló así 7 partidos sin triunfos en la Superliga. Tres puntos sobre veintiuno, no admitía demasiada discusión.

En esa coyuntura, el Canalla también empezó a comprometer su futuro. El promedio para la temporada que viene ya es peligrosamente flaco y la preocupación se apoderó de todos.

La salida de Bauza seguramente descomprimirá. Y quedará como un nuevo ejemplo de que en el fútbol mandan los resultados por encima de todo. Hace tres meses el Patón fue técnico campeón, hoy con su equipo en racha negativa, deja su cargo cuatro meses antes de que finalice el contrato. Una vez más, los impiadosos resultados.

El final del ciclo no fue el ideal. De todos modos, está fuera de discusión que Bauza se ganó un lugar entre los más importantes ídolos de la historia de Central. Único campeón como jugador y entrenador, el Patón se dio un gusto grande, el de volver al club que lo vio nacer como jugador para cortar una sequía de títulos de casi 23 años. Desde el Mundo Central, habrá agradecimiento eterno por sus logros. Eso no tiene discusión.

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