La conocida escritora Beatriz Sarlo declaró este miércoles en la justicia. Fue consecuencia de sus declaraciones mediáticas en la que había asegurado que le ofrecieron ponerse la vacuna “por debajo de la mesa”. Sin embargo en su declaración judicial dijo otra cosa. Contó que fue contactada por el editor Carlos Díaz de Siglo XXI en el mes de enero, cuando la vacuna sufría una ola de desprestigio, en ese contexto en la provincia de Buenos Aires habúan pensado en una campaña integrada por personas de distinto signo político para la campaña. La propuesta que hizo Díaz fue una sugerencia de Soledad Quereilhac, ex alumna de Sarlo, docente en la misma facultad y además esposa del gobernador Axel Kicillof. Pero después, cuando más de 2 millones de personas se anotaron para recibir la dosis evaluaron que no era necesaria.
“Por lo que yo entendí desde provincia de Buenos Aires estaban vacunando para lograr fotos que persuadieran a la gente. En ese momento todavía había cierta duda de la efectividad de la vacuna”, dijo Sarlo ante la Justicia.
Y aportó el intercambio de mails con Carlos Díaz. En uno de ellos Sarlo escribió: “No tengo ningún inconveniente de que se utilice mi nombre expresando mi deseo de vacunarme. Pero no quiero vacunarme antes de que me toque solo porque soy un nombre conocido”. De todos modos tanto los mails como las declaraciones de Sarlo, desmienten sus propios dichos mediáticos de que la vacuna se la ofrecían por debajo de la mesa.
Sarlo fue convocada por el fiscal Eduardo Taiano, que investiga junto a la jueza Maria Eugenia Capuchetti la denuncia contra el ex ministro Ginés González García por el tráfico de vacunas. Declaró como testigo, bajo juramento de decir la verdad.
En uno de los mails aportados, Díaz le explicitaba la idea de la campaña, le decía que estaba “bien pensada”, que “no le van a dar un uso político berreta”, que es todo “por derecha”, “nada trucho”, que “mucha gente conocida se va a vacunar y la idea es que después comenten que ya lo hicieron, que se saquen una foto o que su nombre circule en listas de personalidades que dieron el paso”. Y le aclaró que “cada uno hace lo que quiere, no hay condiciones (la única es que se pueda decir que la persona se vacunó) aunque obviamente para que funcione la idea es que la noticia circule lo más posible”.
«De manera explícita y de distintas maneras se puede leer a lo largo del intercambio de mails que en la propuesta de participar en la campaña no hay nada que pueda ser considerado clandestino, ilegal, bajo la mesa sino que se aclara que es todo por derecha, a la luz del día y a la vista de la mayor cantidad de gente posible ya que, justamente, ese era el objetivo central de la campaña ‘Poné el hombro’”, dijo el propio Díaz en declaraciones a judiciales y radiales.
“Me parece muy bien hacer campaña para que la gente se vacune”, fue la primera respuesta de Sarlo a su editor. Luego le aclaró que no estaba de acuerdo en ser parte, que le parecía un “mal ejemplo de intelectuales que reciben ese privilegio”.
Díaz también se presentó ante el fiscal Taiano y la jueza Capuchetti. «Cuando leí que Beatriz Sarlo había comentado que había recibido una oferta para vacunarse abajo de la mesa jamás se me cruzó por la cabeza que pudiera estar refiriéndose a nuestro intercambio. Así se lo hice saber», dice el escrito que presentó en sede judicial.