Mañana se cumplen 131 años del nacimiento de una de las figuras más emblemáticas del cine de terror de todos los tiempos. El 20 de octubre de 1882 nacía en Lugoj, Transilvania –región del Reino de Hungría anexada a Rumania tras la derrota húngara en la Primera Guerra Mundial–, Béla Ferenc Dezsö Blaskó, quien se convertiría en un legendario actor: Béla Lugosi, identificado principalmente con el conde Drácula, personaje creado por el novelista y escritor irlandés Bram Stoker.
Béla vino al mundo en el seno de una familia acomodada, ya que su padre era banquero. Pero la muerte de éste cuando él solamente tenía 12 años provocó que el joven Lugosi tuviese que trabajar como minero para ayudar a la familia.
Después de dejar su extenuante trabajo en las minas comenzó a estudiar interpretación en la academia de teatro de Budapest. Así, a los 19 años y con el nombre artístico de Arisztid Olt, Béla se erigió en una estrella del teatro húngaro. Más tarde, en 1915 debutó en el cine.
En esta época, el joven se involucró de lleno en el contexto histórico en que vivía su país. Combatió en la Primera Guerra Mundial y cuando la monarquía húngara fue derrocada se convirtió como uno de los abanderados de la izquierda, fundando el sindicato de actores.
En 1917 se casó con Ilona Szmik, de quien se divorció en 1920. Más tarde, cuando el gobierno comunista comenzó a declinar, se trasladó a Alemania y luego a Estados Unidos.
Sin dominar el inglés, adoptó el apellido Lugosi en homenaje a su lugar de nacimiento y debutó en Hollywood con The Silent Comand (1923).
Luego de un período de inestabilidad Lugosi consiguió, en 1927, el papel del conde Drácula en la obra teatral del mismo nombre que se iba a representar en Broadway. La función fue todo un éxito y Béla se afianzó como actor, aunque por el momento sin alcanzar demasiado renombre en el mundo del espectáculo norteamericano.
Mientras tanto, su fugaz matrimonio con la millonaria Beatrice Week, que duró poco tiempo debido a su affaire con la estrella del cine mudo Clara Bow, le reportó una publicidad extra.
Hasta que la gran oportunidad le llegó cuando otro mito del cine de terror, Lon Chaney, no pudo encarnar por motivos de salud al conde Drácula en el film que preparaba la Universal.
Tod Browning, su director, recomendó a Lugosi y el húngaro aceptó el papel que lo convirtió en estrella mundial.
Poco después rechazó intervenir en la película Frankenstein aludiendo a la escasez de diálogo y el exceso de maquillaje –el papel fue para Boris Karloff, su “rival” en el estrellato del cine fantástico y de terror en los años 30 y 40–.
En 1933, ya divorciado de Beatrice Week, Béla se casó con Lillian Arch, su esposa hasta 1953 y con quien tuvo un hijo, Béla.
Durante toda la década del 30 y la primera mitad de los años 40, Lugosi no paró de trabajar en una multitud de películas de fantasía, intriga, ciencia-ficción y terror.
El doble asesinato de la calle Morgue (1932) de Robert Florey, La isla de las almas perdidas (1932) de Erle C. Kenton, Satanás (1934) de Edgar G. Ulmer, La marca del vampiro (1935), título de culto con Carroll Borland, El cuervo (1935) de Louis Friedlander, La sombra de Frankenstein (1939) de Rowland V. Lee y Asesinato por televisión (1939) de Clifford Staniforth, son algunos de los títulos más destacados de Béla en su época de esplendor.
También en este período apareció brevemente en la sátira política de Ernst Lubitsch Ninotchka (1939).
Pero la segunda mitad de la década del 40 marcó un declive para el actor que rodó películas de serie B y se volvió adicto a las drogas.
Además, su vida se inestabilizó ya que Béla asumió en la realidad la personalidad de vampiro que lo había hecho famoso.
Frankenstein y el Hombre Lobo (1943), dirigida por Roy William Neill es uno de sus títulos más populares en este período de declive.
Pero también interpretó papeles menores en producciones de serie o seriales infantiles de estudio miserables. Incapaz de adaptarse a finales de los años 40 se prestó a la decadencia del género fantástico y participó en tristes bufonadas como Zombies on Broadway (G. Douglas, 1945), Abbott y Costello contra los fantasmas (C. T. Barton, 1948) o Bela Lugosi Meets a Brooklyn Gorilla (W. Beaudine, 1952) cuyo título habla por sí solo del nivel de identificación a que había llegado el propio nombre del actor con los siniestros personajes que lo hicieron famoso: sabios locos, servidores deformes, vampiros sobre todo de cruel elegancia.
Olvidado por los grandes estudios e inmerso en el mundo de los estupefacientes, Lugosi pudo regresar a la actuación gracias al requerimiento de un extraño fan llamado Edward D. Wood Jr., considerado el peor director de la historia del cine.
Dirigido por Wood apareció en tres películas de bajo presupuesto: ¿Glenn o Glenda? (1953), Bride Of The Monster (1955) y Plan 9 From Outer Space (1956).
El 16 de agosto de 1956, Lugosi falleció de un ataque al corazón en Los Ángeles, California, a los 73 años, dejando viuda a Hope Lininger, su última esposa, con quien se había casado en 1955. Lugosi fue enterrado con la capa de Drácula, el personaje que lo hizo universalmente popular.
En 1994, el cineasta Tim Burton recreó la particular relación entre Béla y su último director en la película Ed Wood. El film de Burton conquistó dos premios Oscar de la Academia de Hollywood, uno al mejor maquillaje y otro para Martin Landau como mejor actor secundario por su estupenda encarnación de Béla Lugosi.