Por: Pablo Moscatello
Si hay algo que vale la pena remarcar es que se trató de una noche distinta, con un acontecimiento: la elección de Miss Mundo Argentina, la belleza que competirá por el cetro y la corona mundial, un encuentro que por primera vez se hacía en Rosario. Pero todo quedó sólo en eso. Quien poco conoce de la cuestión, seguramente aguardaba por algo más. Si bien el salón Paraná del casino City Center no lució repleto como podría esperarse, la organización, el mismo lugar y la fina ambientación que se le dio al espacio le otorgó al encuentro un nivel que tal le vez falló en su propio contenido, que sólo tuvo a unas pocas participantes a la altura de lo que supuestamente se ponía en juego: el nombramiento de la mujer más bella del país. En ese contexto, la representante de la provincia de Buenos Aires, Antonella Kruger, de Zárate, fue la reina designada en la noche del viernes en el extremo sur rosarino para llevar la cinta celeste y blanca a la competencia internacional de este año, donde participarán exponentes de 120 países.
Al ritmo de la música que suele escucharse en boliches de moda, y también de los flashes de las cámaras digitales de muchos de los presentes (que en su gran mayoría eran familiares de la chicas), las 24 jóvenes, que representaron a cada una de las provincias argentinas, hicieron ya cerca de la medianoche su primera pasada por la pasarela con trajes típicos, con lo que se buscó simbolizar algún aspecto de la cultura o la historia de cada uno de sus territorios.
Luego de esa presentación, con un video se hizo un repaso de las actividades que se llevaron a cabo a lo largo de toda la semana. El certamen también incluyó un proceso en que fueron evaluadas en distintas categorías que, en rigor, poco sentido tendrían a la hora de la elección final.
En concreto, por un lado, las chicas debieron concursar intentando mostrar algún tipo de talento artístico, lo que incluyó la posibilidad de mostrarse bailando, cantando o actuando. La saga también incluyó un torneo de golf (la idea en este caso era concienciar sobre la importancia del deporte para la salud) en el que se eligió a la más “entusiasta” y el concurso “Top Model”, en el que se evaluó la destreza sobre la pasarela. El punto más saliente fue el apartado “Belleza por una causa”, en la cual las participantes debieron presentar un proyecto de “responsabilidad social” destinado a concientizar al público sobre el tráfico ilegal de personas.
A las jóvenes proclamadas triunfadoras en cada uno de esos certámenes (también el público pudo votar en la página web oficial del evento por la más atractiva) sólo se les otorgó la posibilidad de quedar entre las 10 semifinalistas, no más que eso.
A la instancia final llegaron las representantes de la provincia de Salta, Camila Valdez, de 24 años (que terminaría segunda) y la santafesina Rocío Damiano, de Esperanza, quien a la postre ocuparía el tercer lugar. La ganadora fue la bonaerense Antonella Kruger. No fueron pocos a quienes les costó comprender el criterio de selección del jurado a la hora de optar. El rostro expresando sorpresa en muchos de los presentes fue un fiel reflejo de que casi nadie había apostando por la elección de la joven oriunda de Zárate. Un rato antes de la selección final, las chicas también se habían paseado por la pasarela dos veces más: una en traje de baño y otra con un “vestido de gala”.
Entre quienes ocupaban un lugar como miembros del jurado, los organizadores destacaron la presencia de Silvana Suárez, Miss Mundo 1978. La mujer, en realidad, es más recordada por su virulento y millonario divorcio con el fundador del diario Ámbito Financiero, Julio Ramos. También estuvo entre los jueces María Eugenia “Kenita” Larraín, modelo y conductora chilena, quien fuera pareja del ex tenista Marcelo Ríos.
Lo cierto es que muy pocas de todas las participantes estuvieron a la altura de lo que supuestamente intentó entregar la competencia: nada más ni nada menos que la mujer más bella del país. “Salís a caminar diez minutos por la peatonal de Rosario y encontrás al instante varias mujeres más lindas de las que se vieron acá”, le comentó en voz alta uno de los presentes a otro en la platea del City Center, cuando todo ya finalizaba. Y si bien el comentario parecía algo exagerado, quedó flotando en el ambiente que esa frase contenía una alta dosis de realismo.