*Miriam Racca
Luciana se levanta muy temprano, como todos los días, toma un mate cocido a los apurones mientras le da el desayuno y los remedios a su abuela. Todavía faltan dos horas para que su madre llegue del hospital después de una jornada de 12 horas.
Mientras se peina repasa mentalmente lo que puso la noche anterior en el bolso del bebé. Su preocupación principal era que no faltara nada de ropa, por si refresca, por si se ensucia y por las dudas. Mamadera, pañales, vasito, chupete, juguetes, siguen en la lista de sus notas mentales.
Despierta a su niño con un beso y le ofrece su teta generosa, cargada de leche y amor. El gordito tiene sueño todavía y tarda en prenderse.
Luciana, despacito, le saca el peluche de apego, lo acomoda y se dice a sí misma, “no puedo olvidarme este bicho espantoso”. Es que sabe que sin ese muñeco su bebe no duerme, y si bien el bicho es un hermoso elefante celeste, lo hace espantoso el hecho de que es el único regalo que le hizo el padre a su hijo, cuando supo que era varón y antes de desaparecer de sus vidas.
Después de cambiarle los pañales, vestirlo, perfumarlo y peinarlo viene la difícil tarea de abrigar al pequeño para salir. “Hace frío en la calle y más a esta hora”, le advierte su abuela enferma desde la cama. Entre mimos, besos y refunfuños Luciana le pone el gorrito con orejeras, campera con capucha y encima de todo la mantita.
Antes de cerrar el bolso guarda el elefante y agrega las zapatillas que le regaló su patrona en Navidad para que pueda dar sus primeros pasos, por si hoy es el gran día. Aunque piensa que sería mejor que lo hiciera un fin de semana, porque quiere ser ella quien lo vea caminar por primera vez y no la tía.
Pero es lo que hay, perderse momentos importantes de la vida de su hijo y encima tiene que ser agradecida porque la cuñada acepta cuidarle el nene por poca plata. Eso le dijo su hermano. Fue su forma de consolar a la hermanita de 17 años embarazada, abandonada por el novio: “Quédate tranquila Lucha, que yo le digo a mi mujer que te cuide la bendición, así vos vas a laburar. Eso sí, algo vas a tener que darle a la flaca, no un sueldo porque somos familia, una ayudita para las cosas de ella, el maquillaje y esas cosas, viste, que ella es re fashion”.
Y cuando Luciana empezó a trabajar a los dos meses de ser mamá, la flaca fashion puso las condiciones. Hay que llevar el bebe a su casa, porque ella no aguanta a viejas enfermas opinando. Con frío, lluvia o calor, total son 6 cuadras. La ayudita económica se transformó en una generosa cuota que cubría mucho más que las compras de la perfumería. Y por la necesidad de Luciana de conocer cada detalle de la vida de su bebé, terminaba también aplicando tintura, planchando el pelo o pintando uñas mientras la cuñada le contaba la reacción a la primera papilla, el corte de dientes o alguna travesura.
Caminando por la calle desolada prácticamente a oscuras fue enumerando las tareas del día. No tendría tiempo ni para un mate con la cuñada. Tiene que tomar el colectivo de las 7 en punto. Hoy van a almorzar las amigas del juzgado de su patrona.
Desde las 8 a las 10.30: dejar la casa impecable. Seguramente tendrá que hacer mandados, lo bueno es que va a tener una o dos horas extras ya que no puede irse hasta que termine de lavar el último pocillo de café.
Su patrona es abogada, la trata bien, paga puntualmente y le prometió anotarla para que pudiera tener una obra social, tan importante para Benjamín.
Luciana a pesar de su corta edad, la desilusión sufrida y la escasez de recursos económicos y humanos ejerce su maternidad con alegría. Sus amigas, las que se peleaban por ser madrinas y prometían que iban a estar siempre a su lado, la invitaron varias veces a salir el sábado a la noche y ante su negativa en varias ocasiones dejaron de insistir. Y de visitarla.
Por más que la pediatra y su médica le aconsejan no olvidarse de sí misma, todavía no está lista para dar ese paso. Luciana dedica todo su tiempo a trabajar limpiando casas, negocios y cuidando enfermos para mantener a su hijo. Lo cría con mucho amor postergándose sin emitir quejas. Para ella, Benja no fue un error sino que es la más hermosa bendición. Y como dice su madre con orgullo: Luciana es una luchadora.
Fuerte, íntegra. Y sí, Lucha se reconoce como una mamá todo terreno, una luchona.
Sin embargo, hoy Luciana lloró mucho en el trabajo. Y sintió ganas de romper la vajilla que estaba lavando mientras oía la charla de sobremesa de las visitas de su patrona. Hoy descubrió que para cierta gente la luchona es la que se embarazó para cobrar un plan del gobierno, la que se gasta todo lo que consigue en pilchas para ir al baile a buscar a un tipo que le haga otra bendición; total no los cuidan.
Que son unas vagas, negritas, mantenidas del Estado, luchonas, que no son capaces ni de llevar a sus hijos al médico…luchonas, son negras, luchonas negras de… Y cerró la puerta de la cocina y cerró sus oídos a tantas palabras injustas.
Llorando amargamente pensó en huir y no pisar más esa casa. Pero como es una luchona de ley no lo hizo. Necesita el trabajo y juntar plata. Falta poquito, muy poquito para el primer añito de Benja.
Convenio La Cigarra- Santa Fe Más
*Este texto fue escrito por Miriam Racca- Radio Aire Libre.
La Cooperativa de Trabajo La Cigarra firmó por segundo año consecutivo un convenio para dictar talleres con el programa Santa Fe Más, que depende del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia. Está orientado a jóvenes de entre 16 y 30 años con el fin de brindarles herramientas que ayuden a la inserción en el mundo del trabajo.
El desafío es grande y se lleva a cabo en tres talleres de un encuentro semanal con personas de todas las edades, quienes fueron seleccionadas por haber transitado capacitaciones relacionadas a la comunicación y el periodismo en las organizaciones sociales de las que dependen.
Los integran alumnas y alumnos de Radio Aire Libre, Radio Qom, el Centro Cultural La Gloriosa, ONG Meraki, Hay Salida, Comunidad Rebelde, Descendientes de Victoria, Alcanzando Sueños y Permanecer. Desde La Cigarra y con periodistas del diario El Ciudadano como talleristas se pensó en brindar un acercamiento al periodismo y la comunicación institucional para que pudieran aplicarlo en cada una de las instituciones por las que transitan y se sienten parte.
Cuando hay ganas todo se puede. A lo largo de estos meses logramos esa reciprocidad de conocimientos que nos da sabiduría y nos dejan distintos textos que nos llenan de orgullo. Por eso, los vamos a ir publicando tanto en la edición impresa como en la web del diario El Ciudadano. Esperamos que los disfruten.