«Mi pensamiento se dirige a Chile y a las poblaciones afectadas por el terremoto, que causó numerosas pérdidas de vidas humanas e ingentes daños», dijo el Papa después del Angelus dominical.
«Estoy seguro que no faltará la solidaridad» con los afectados, agregó.
«Ruego por las víctimas y estoy espiritualmente cerca de las personas puestas a prueba por tan grave calamidad, para ellas imploro que Dios las alivie en el sufrimiento y les dé fuerza en esta adversidad», destacó el Pontífice.