También cuestionó «los embalsamadores del pasado» y «los virtualistas del futuro».»Cómo se alegra nuestra gente cuando nos alegramos con ella, y esto simplemente porque necesita pastores consolados y que se dejan consolar para que conduzcan no en la queja ni en la ansiedad sino en la alabanza y la serenidad; no en la crispación sino en la paciencia que da la unción del Espíritu», sostuvo Bergoglio.
Al pronunciar la homilía de la Misa Crismal, en la Catedral Metropolitana, el cardenal consideró que «no basta con que nuestra verdad sea ortodoxa y nuestra acción pastoral eficaz».
Sin la alegría de la belleza, la verdad se vuelve fría y hasta despiadada y soberbia, como vemos que sucede en el discurso de muchos fundamentalistas amargados», subrayó.
Bergoglio agregó:»cuando hay alegría en el pueblo es señal de que lo que le llegó fue del Espíritu. Porque el Espíritu que nos envía es Espíritu de consolación, no de acedia». «El espíritu amargado y ensombrecido, resume la actitud opuesta al Espíritu de la consolación del Señor. El mal espíritu de la acedia avinagra con el mismo vinagre tanto a los embalsamadores del pasado como a los virtualistas del futuro», subrayó.
También evaluó que «la consolación es una opción de vida hay que entender bien que es una opción de pobres y de pequeños, no de vanidosos ni de agrandados».
Consideró que es la «opción del pastor que se confía en el Señor y sale a anunciar el evangelio sin bastones ni sandalias de más y que sigue a la paz -esa forma estable y constante de la alegría- dondequiera que el Señor la haga descender».