Y el negocio, al parecer, anduvo. La apertura del lugar, nueve meses atrás, fue calificada por un portal local de noticias económicas como “la gran novedad del momento”, y como “emprendedor nocturno” y “exitoso empresario”, su propietario. “El mayor proxeneta de la ciudad”, en cambio, lo definió un mes después una periodista rosarina. Y poco después cuando ya hacía dos meses que el ¿comercio? funcionaba a pleno, trascendía, para peor, que sobre esa dirección sólo se había tramitado un permiso para que funcionara una “escuela de danzas”, y había vencido hacía rato. Con esos antecedentes, llegaron los inspectores municipales: aunque por toda la ciudad iban y venían los corrillos de las noches de juerga, tocaron timbre a las tres de la tarde. Y, claro, no había nadie. Pero entre tantas idas y vueltas, hubo clausura formal. Y ahora, cuando está claro que los “empresarios, futbolistas y «botineras»” que pasaron por allí quieren seguir haciéndolo, el Palacio Berlusconi alumbró en tiempo justo una nueva sorpresa: la Municipalidad llamó a un registro de oposición para vecinos, ya que “se estudia la instalación de un comercio bajo el rubro «whiskería-cabaret»”. “Podrán manifestar su oposición expresa los vecinos cuyas residencias se encuentren enclavados dentro de los 50 metros contados desde los deslindes parcelarios en todo su perímetro de eje divisorio a eje divisorio”, dice la comunicación formal del municipio, que informa que en el expediente 17729/2010-O, se solicitó la “viabilidad” para que se instale el Palacio Berlusconi. ¿Dónde? En Sarmiento 1112, donde funciona, precisamente, el Palacio Berlusconi.
O no: según la información municipal, el emprendimiento está clausurado. Según los vecinos, no tanto. Lo cierto es que si alguno está disgustado con esa situación, ahora podrá dejar constancia por escrito. Para ello podrán presentarse de lunes a viernes de 8 a 12 en la Oficina de Habilitaciones del centro municipal de distrito Centro “Antonio Berni”, en Wheelwright 1486, o en la Oficina de Trámite Centralizado de la Dirección General de Habilitaciones, Belgrano 328, planta baja.
Así las cosas, en breve podrían volver a encenderse las vistosas luces rojas que iluminaban la escalera que conducía a la señorial planta alta de la casona. El emprendimiento pertenece a Juan Cabrera, propietario de dos emblemáticos sitios de la ciudad: Willie Dixon y La Rosa Sexy Bar. A ninguno se parece el Palacio Berlusconi, aunque acaso tenga más que ver con el segundo. “Contamos con un amplio bar y livings distribuidos en la planta alta y también reservados con todas las comodidades”, dijo Cabrera, al portal económico, que el 13 diciembre de 2009, dos semanas después de que la casona abriera sus puertas para otro tipo de danzas, dio cuenta de que “se trata de un privado «7 estrellas», ideal para organizar agasajos empresariales, fiestas de fin de año o cualquier tipo de homenaje”.