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Bermúdez y Dezotti no son los culpables, por Gabriel Pennise

La historia se repite. En cada final de partido de Newell’s en el Coloso, los hinchas descargan su ira contra Eduardo Bermúdez, vicepresidente segundo, y Gustavo Dezotti, mánager.

La historia se repite. En cada final de partido de Newell’s en el Coloso, los hinchas descargan su ira contra Eduardo Bermúdez, vicepresidente segundo, y Gustavo Dezotti, mánager. En realidad es una descarga hacia los hombres que vienen manejando el fútbol de Newell’s desde que Guillermo Lorente es presidente.

El problema pasa por el discurso que se dio, por la ilusión trunca de ser protagonistas. No es justo analizar la labor de los hombres en cuestión sin atender cuestiones que fueron y son decisivas a la hora de formar un equipo de fútbol.

Este Newell’s nació, en la era post López, desde la rebeldía de un grupo de socios que se animó a lo que parecía imposible: recuperar el club. Lo hicieron, y la vida entonces mejoró muchísimo pero dista mucho de ser un paraíso.

El club debió someterse a un salvataje económico y quedó judicializado, no pueden decidir nada sin antes consultar a la Justicia. Que suele no entender que no es igual Hernán Rodrigo López (sólo valía 500 mil dólares, cuando se lo llevó Estudiantes) que Sebastián Taborda.

El fútbol pasa por otro lado. En ese contexto de miseria extrema la dupla Bermúdez-Dezotti se hizo cargo de armar los reiterados planteles. La cosa arrancó exageradamente bien (segundo de Banfield en el arranque de la gestión) y luego fue mutando. Volviéndose más real. Ya no aparecieron tapados tipo Achucarro o Boghossian, y llegó el tiempo de las frustraciones.

Mientras Jorge Theiler prepara las inferiores para un futuro no muy lejano, plantando pibes en un territorio arado, con dos pesos con cincuenta fueron armando planteles que milagrosamente mantuvieron un promedio alto.

Hoy, el panorama asusta. Y la culpa es de ellos, los hinchas insultan, y las soluciones no aparecen. Para colmo un visceral Bermúdez dijo que era una “pelotudez pensar que Bielsa podía dirigir a Newell’s en este momento”.  Algo a lo que el mismo Loco Bielsa le dio razón, pero el yerro verborrágico fue irreparable.

Aquel martes 12 de abril Bielsa presentó un proyecto digno del Real Madrid, claro que enfrente no estaban Florentino Pérez y Jorge Valdano. Sus interlocutores eran Guillermo Lorente y Gustavo Dezotti. Y Bielsa dijo no, como corolario de un trámite que, como dijo Bermúdez, debió obviarse.

La función del mánager es muy difusa, no debe analizarse como si fuese un gerente de empresa. En este caso, no resistiría un mínimo análisis. Dezotti es un colaborador que trata de complacer al técnico de turno. Nadie lo contratará para esa función en otro equipo que no sea Newell’s, al menos en Argentina. 

Bermúdez y Dezotti le pusieron corazón y pecho a lo más difícil, armar un equipo de fútbol con dos pesos con cincuenta. No son culpables, son víctimas de un largo proceso que intentan revertir. Los magos son patrimonio del espectáculo, sin plata en fútbol no hay figuras para traer. Y ellos lo saben. Posiblemente, la gente no.

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