Lucas Bernardi cerró el año más difícil desde que consumó su regreso a Newell’s, allá a principios de 2009. “Es lo que elegí. En enero se van a cumplir tres años desde que volví. Tuvimos dos años excelentes y uno malo”, consideró el volante y capitán leproso en el programa Fútbol y algo más, que se emite por Somos Rosario.
Un año difícil para Bernardi no sólo por la pésima campaña que realizó Newell’s en el último Apertura, sino también por agresiones injustificadas y amenazas anónimas recibidas que lo llevaron a replantearse su continuidad en la entidad del Parque. “Estoy en siete puntos”, aseguró en torno a dicha decisión. “La verdad es que todavía no lo tengo definido. Siempre quise y quiero retirarme acá. Pasa que también se dieron un montón de situaciones a mi alrededor que me hicieron dudar. Que mi esposa se vaya mal de la cancha; la incertidumbre de llevar o no a mis hijas; la preocupación de mis viejos… Es inevitable”, aseveró.
“No es que quiera irme”, aclaró Bernardi. “Tampoco me están empujando. Simplemente me han pasado un montón de cosas en el último año que no sé si podré soportarlo nuevamente. Sé que si me quedó tendré que bancármelas. Acepto las críticas constructivas sobre mi rendimiento y si se justifica mi presencia o no entre los titulares. Pero hay otras cosas que molestan y ensucian”, acusó el volante.
Y enseguida fue a la raíz de la cuestión. “Hay gente que quiere meterse en la política del club y me quieren ensuciar. Es parte de la mugre y de la porquería que existe en este ambiente. Y no se puede cambiar. Me pegan a mí porque soy hincha de Newell’s y porque manifesté y sigo manifestando que me encantaría seguir relacionado al club. Me gustaría ser entrenador o involucrarme políticamente. Me podría quedar en mi casa pero no quiero. Y sé que hay gente que no les gusta. O que tendrá miedo de enfrentarse cara a cara”, disparó Bernardi.
Y precisamente el volante reiteró lo dicho en el vestuario de Lanús, cuando hizo hincapié en lo que necesita Newell’s para salir de la malaria futbolística.
“En el contexto en que estamos, ya no podemos tener gente que se moleste por cualquier cosa. Por eso la frase de comprometerse o volverse a casa. Necesitamos jugadores que cuando se le diga algo, reaccione y no se fastidie. Que le puedas decir ‘hoy hiciste esto mal’ y que mañana intente mejorarlo. Podemos jugar bien, mal o regular. Ganar, empatar o perder. Lo que exigimos no te asegura la victoria. Sí te garantiza una respuesta dentro del vestuario. Es algo que necesitamos porque el momento lo exige”, señaló.
“Y lo digo más allá de que me quede o no, sabiendo lo que precisa el equipo. El compromiso tiene que estar por encima de cualquier nombre. Ganamos un solo partido en seis meses. No sé si es una situación límite, pero sí muy difícil. Realmente hubo algo que no funcionó. Y ahora hay que darle una vuelta. Tenemos que producir un cambio para revertir la situación”, concluyó el capitán y volante de Newell’s.