El cineasta italiano Bernardo Bertolucci cree que será más recordado por su talento para descubrir jóvenes actrices que como director, dijo ayer en el marco del festival de cine AFI de Los Ángeles, donde se estrena una versión en 3D de»El último emperador» en la que trabajó durante muchos meses con su fotógrafo habitual, Vittorio Storaro. «No me importa», dice Bertolucci, de 73 años, cuando se le pregunta cómo le gustaría ser recordado. «Mis películas están allí y la gente puede verlas, aunque a veces me río pensando que seré recordado más como un descubridor de actrices que como director. ¡He descubierto tantas!»
Menciona a Dominique Sanda, que tras protagonizar «El conformista» actuó en más de 40 películas; a la ya fallecidaMaría Schneider, la coprotagonista de «Último tango en París»(quien sin embargo en vida los acusó a él y a Marlon Brando de haberla sometido a malos tratos); a Liv Tyler, cuyo rostro renacentista se hizo familiar al gran público después de»Belleza robada» (1996), y a Eva Green, quien actuó por primera vez para el cine en «Los soñadores» (2003) y se volvió cuatro años después en una «chica Bond».
Bertolucci recibió a la prensa sentado en una silla de ruedas en el Hotel Roosevelt de Hollywood, sede del festival de cine del American Film Institute (AFI), que funciona como un precalentamiento para la temporada de premios fílmicos. Vestido como siempre de negro y con su sombrero borsalino, el cineasta acompaña en los Estados Unidos la versión 3D de «El último emperador», en el 25 aniversario de su lanzamiento. «No miro para atrás», dijo, terminante, cuando se le pregunta por su carrera. «Miro lo que tengo adelante. Algunas veces me equivoqué, pero todas las elecciones que hice fueron sinceras». Decidido a hablar del presente, menciona «Tú y yo», un drama sobre un adolescente que se recluye en un sótano. Vista en Cannes el año pasado, la película sólo se ha estrenado en un puñado de países europeos a lo largo de este año. También se refiere a una idea para un próximo film: la biografía del músico y asesino italiano Carlo Gesualdo. «Es una historia trágica y fascinante», dice. «Pero es difícil hablar sobre proyectos futuros porque están en progreso, en mi mente y mi corazón. Tienen que madurar. Como el vino». No es una biografía desconocida para el cine: ya Werner Herzog, hace una década, le dedicó un largometraje aGesualdo.
Bertolucci, al igual que colegas suyos de su generación, se muestra algo escéptico con el cine que se hace ahora, y en general con el futuro del cine como arte e industria. «Las películas últimamente no son muy interesantes, mientras las series de televisión están siendo extremadamente interesantes. Están recuperando una forma, es decir un montaje y un ritmo, que no es como en las películas de acción. Las series, como ‘Breaking Bad’, están recuperando el tiempo que antes era usado en las películas. Ahora las películas tienen que ser de acción, aunque no sean de acción. Lo hacen a través de la edición. Y en las series aún podemos ver a los personajes mirando cosas, contemplando el cielo», dice.
Cuenta también que intentó trasladarse al formato digital cuando realizaba «Tú y yo», pero «la definición, el foco, eran muy fuertes, y yo quería que la película tuviera una cualidad impresionista. Pronto veremos películas en un paquete de cigarrillos o en un reloj. Estaremos forzados a inventar historias que se adapten a los distintos formatos».
Y aprovecha para dar una lección: «Si un joven me preguntara qué es lo más importante que debe hacer para iniciar una carrera como director de cine, le diría que sea sincero y que siga el ritmo de su corazón. Es importante ser completamente honesto en lo que se hace».
Sobre la restauración en 3D de «El último emperador» expresó: «Creo que es darle una nueva vida a la película. La versión no cae en ningún momento en la tentación de algunos directores, la de arrojarle fideos a la cara a los espectadores mediante la tercera dimensión. Este es un 3D muy inocente y suave, pero hará sentir al espectador todavía más dentro de la Ciudad Prohibida».
A pesar de que trabajó personalmente con Storaro en la conversión del film a 3D transformation, negó que alguna vez en el futuro vaya a trabajar directamente en esa técnica «porque no me siento cómodo. Hace dos años quise hacer una película en 3D, pero el proceso era demasiado lento porque había que emplear dos cámaras que funcionaran en perfecta armonía. Y a mí me gusta filmar más rápido». El film épico sobre la vida del último soberano chino, Pu Yi, que interpretaron Peter O’Toole y Joan Chen, fue la primera película que se filmó en la Ciudad Prohibida. «Cuando fuimos a filmarla, en 1986», recordó «China continuaba siendo un país muy restringido. Era un lugar muy misterioso y no se habían filmado todavía demasiadas películas allí, quizá un par de películas occidentales. Y fue difícil conseguir financiación porque los productores te decían: ok, les damos el dinero y ustedes viajan allí., ¿y si después desaparecen a quién le reclamamos?»