Carolina Micale, Agencia Paco Urondo
Dos máquinas para el cuidado de la piel aparecieron durante semanas en las historias de Instagram de muchas influencers famosas del país. En los últimos días, varias mujeres denunciaron la estafa detrás de estos productos marca NuSkin y su sobreprecio. Sin embargo, el valor de máquinas y los resultados que dan como tratamiento de belleza no representan el mayor engaño. Las denuncias también señalan que la venta de los productos enmascara una estafa mucho mayor: su sistema de reventa y la estructura piramidal que esconde el negocio.
Dar y recibir. Dar. Apostar. Perder.
En 2016 se estrenó un documental que nos lleva a los inicios de una empresa que produce suplementos nutricionales a precios elevados, llamada Herbalife. La producción, disponible en Netflix, comienza mostrando la conferencia de Bill Anckman, CEO de Pershing Square y un especulador de La Bolsa que invirtió millones en la caída de Herbalife. Su short selling (posición corta) se centra en el colapso de la compañía, y se preparó por años para exponer el fraude.
La denuncia se basa en la estructura piramidal que esconde Herbalife y otras compañías que dicen tener un sistema de “marketing multinivel”; entre ellas, NuSkin y Amway, también nombradas en el documental. El informe explica desde el inicio cómo funciona esta estructura: “Una organización tiene un esquema piramidal cuando los participantes obtienen más beneficios monetarios por reclutar gente que por vender productos o servicios a los consumidores”. Es decir, la compañía fundada por Mark Hughes en 1980 propone un negocio en donde los nuevos vendedores/reclutadores deben construir una línea descendente, llamando a otras personas a ser nuevos reclutadores, convirtiéndose en sus “supervisores”. De esta manera, la ganancia de quienes están en el negocio no se produce por la venta del alimento “nutricional”, sino por las comisiones que obtienen debido a la “inversión” de quienes se encuentran en los niveles más bajos de la pirámide.
The Office, la exitosa serie de comedia, grafica este sistema de engaños en una escena que se hizo viral:
En paralelo a la batalla entre Bill Anckman y Michael O. Johnson (CEO de Herbalife), el documental recorre las historias de los verdaderos perjudicados. Miles de personas que pusieron sus ahorros en un negocio que jamás prosperaría, tras la promesa de emprender, tener tu propio negocio y volverte millonario. Dejar la pobreza atrás y ser rico: “Ser tu propio jefe”.
El sueño americano se trasladó a todas partes del mundo. La comunidad latina fue la principal víctima en Estados Unidos. Con un discurso que juega con la necesidad de la gente, la empresa ganó millones a costa de la pérdida de los más vulnerables. Dejándolos con deudas y cientos de latas de un producto difícil de vender. La pérdida no se debía a que el mercado fuera competitivo, sino al esquema de transferencia del dinero: señalan que “el 95% de las personas que están en la pirámide debe perder su plata para que el negocio sea exitoso”.
Hughes, el fundador de la empresa —quien murió por sobredosis una década después—, especificaba que ninguna persona ganaría menos de 50 mil dólares, sólo el primer año, para luego incrementar esos valores. Ese sería el premio por pertenecer a la “familia” Herbalife. Sin embargo, cuando las personas se encuentran en los niveles más bajos de la pirámide, el panorama se vuelve más oscuro.
Pero, ¿cómo logran sobrevivir estas empresas? El mayor porcentaje de sus reclutadores renuncia al darse cuenta de que fue estafado, y nuevas personas ingresan al negocio. El reemplazo es constante, lo que también incrementa las ganancias de estas marcas.
La propuesta se vuelve tentadora. Si las máquinas de NuSkin son promocionadas (y vendidas) por muchas influencers, ¿por qué yo no puedo hacerlo? Lo mismo ocurre con una marca como Herbalife, que está en decenas de países, con una enorme cadena de tiendas —o “clubs de nutrición”—, que son abiertas por los mismos reclutadores. Algo tan grande, ¿cómo puede ser una estafa?
Betting on zero intenta responder estas preguntas. Es una buena mirada hacia los sueños incumplidos de las personas que están a la sombra, muy por debajo, de los números de Wall Street.