El libro Pelota de Papel sale de lo común. Es atípico. Porque quienes escriben son jugadores de fútbol que se animan a cambiar pelota por pluma y en vez de salir a la cancha se sientan ante una hoja en blanco para tirar un caño en el papel. Muchas veces por primera vez. Ese es el caso de Gonzalo Bettini, el lateral derecho que llegó a Central hace unos meses y que se convirtió en titular indiscutido del equipo de Edgardo Bauza.
“El libro trata de poder conocer otra parte del jugador, que la gente generalmente no lo sabe, se trata de ‘humanizar’ un poco más al futbolista, porque a veces la gente te ve como un extraterrestre que sólo está en la cancha de fútbol”, cuenta Bettini en una charla de café con El Hincha.
La propuesta, dice, llegó por parte de Juanky Jurado, uno de los promotores del libro. Y Bettini no lo dudó. Se puso el buzo de escritor y empezó a darle forma a “El destino (mi destino)”.
En el cuento es el protagonista de la historia. Su historia. Bastante particular y diferente a la del resto de los jugadores de fútbol. Y pone en juego la idea de destino y de cómo fue construyendo el suyo.
El lateral canalla cuenta que sus inicios en el fútbol fueron distintos a muchos colegas. Comenzó cuando tenía 17 años, casi de “viejo”. Antes jugaba al tenis y no había hecho inferiores en ninguna institución, aunque era habitué de los picaditos con amigos. Nunca había pensado en dedicarse a jugar a la pelota.
“Era impensado estar hoy acá cuando empecé”, confiesa. Su vínculo con el fútbol profesional comenzó tarde, no creció pensando en que iba a vivir de esta profesión. A punto de irse de viaje de egresados se enteró que en Banfield hacían una prueba y decidió presentarse. Y sin saberlo, cambió su vida. Allí se quedó durante diez años.
“Las cosas se me presentaron y yo lo fui aprovechando y disfrutando, lo mío fue todo muy del día a día”. Y dice que la clave es poder disfrutar ese proceso de aprendizaje. Y que el empezar de grande lo ayudó a poder relajarse y elegir lo que quería en ese momento. “Este es un deporte en el que pasan muchas cosas y rápido, y uno no se para a disfrutarlas”, confiesa.
¿Y si no hubiese sido futbolista? “Hubiera estudiado una carrera universitaria”, responde Bettini. Y rápidamente confiesa que ese deseo continúa latente. Tal vez periodismo o periodismo deportivo, aún no lo sabe, pero ya empezó con clases de piano para “pasar el tiempo libre”.
Parte de ese proceso de aprendizaje y de conocer al fútbol desde otro lugar Bettini lo plasma en el cuento de la segunda edición de Pelota de Papel. El lateral decidió salir de su zona de confort y se animó a escribir en medio de un viaje, en lugares que no eran habituales para él.
Sobre ese momento de escritura, destaca que creía que podía hacerlo “así nomás”, que se podía sentar y escribir, pero que se dio cuenta de que no era tan fácil.
“Cuando uno se pone la camiseta de escritor te das cuenta de que es muy difícil, que cuesta, que querés tener el moño perfecto de la historia perfecta y a veces no se puede”, cuenta. Y lo compara con el Bettini jugador de fútbol: “Lo mismo pasa cuando uno está afuera de la cancha, cree que el fútbol es fácil de jugar”. Al fin y al cabo, resume esa comparación en que hoy en día cuesta mucho “ponerse en el lugar del otro”.
“Al jugador de fútbol le pasa mucho eso, lo que nosotros hacemos es muy opinable y mucha gente no se pone en nuestro lugar, nosotros sufrimos cuando nos putean, nos critican”, continúa.
Bettini sale de lo común, de los estereotipos del jugador de fútbol, de lo que la opinión pública cree que es un profesional del deporte. Simple y sencillo. Comprometido con la realidad social y económica. Consciente del lugar que ocupa y de cómo llegó ahí.
“El futbolista es un canal para un montón de gente de muchas emociones: de furia, de llanto, de alegría, de felicidad. La gente se refleja mucho en lo que somos, tener esa posibilidad hace que yo tome mucha conciencia de lo que es el jugador de fútbol para los otros”, culmina Bettini, casi al mismo tiempo que el café.
Bettini sobre el Clásico
“Me hubiera gustado que haya gente en el Clásico. Porque ahí es cuando se disfruta realmente. Pero disfrute del triunfo, de la sensación de tener premio a mucho esfuerzo que uno le pone todos los días para que las cosas salgan bien. De los festejos, de ver la cara de felicidad de todos”, le confió a El Hincha el jugador luego de vivir su primer clásico con la camiseta de Central.
“El regreso fue muy bueno. Impactante porque la gente nos despidió y nos recibió con las mismas ganas. Así que muy agradecido a ellos”, dijo el lateral canalla sobre la euforia de los hinchas que se acercaron hasta Arroyo Seco antes de partir hacia Sarandí y en el regreso.