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Biden advierte a Putin que una invasión a Ucrania traerá una respuesta «decisiva»

En la charla telefónica de 62 minutos, el presidente de Estados Unidos volvió a plantear a Putin la necesidad de reducir la escalada y retirar los más de 100.000 soldados rusos que están concentrados cerca de la fronteras de Ucrania

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió a su par ruso, Vladimir Putin, que invadir Ucrania traerá «una respuesta decisiva, rápida, con severos costos» para Rusia, en una extensa charla telefónica mantenida por los mandatarios, en medio de una intensa actividad diplomática para rebajar las tensiones.

«El presidente Biden ha sido claro con el presidente Putin: Estados Unidos está preparado para comprometerse en la diplomacia en plena coordinación con nuestros aliados y socios, pero está igualmente preparado para otros escenarios», señaló un comunicado de la Casa Blanca.

En la charla de 62 minutos, Biden volvió a plantear a Putin la necesidad de reducir la escalada y retirar los más de 100.000 soldados rusos que están concentrados cerca de la fronteras de Ucrania.

Putin, por su parte, se quejó de que Estados Unidos y la OTAN no han respondido satisfactoriamente a las demandas rusas de que se prohíba a Ucrania unirse a la alianza militar y que la OTAN retire las fuerzas de Europa del Este.

Poco antes y en la misma línea, el titular de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, había dicho que la Casa Blanca y la Unión Europea (UE) «ignoraron los puntos principales» de las demandas rusas, en particular la expansión de las operaciones de la OTAN.

El asesor diplomático ruso Yury Ushakov indicó que durante la conversación telefónica de Putin con Biden ambos mandatarios «concordaron en mantener los contactos en todos los niveles» para desactivar la crisis.

Los dos presidentes hablaron un día después de que el asesor de seguridad nacional de Biden, Jake Sullivan, advirtiera que la inteligencia estadounidense tiene una información de que una eventual invasión rusa podría comenzar en unos días y antes de que terminen los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing, el 20 de febrero.

Rusia calificó de «histeria estadounidense» la versión, a través de la vocera de la cancillería, María Zajarova. “Los anglosajones necesitan una guerra. A cualquier costo. Las provocaciones, la desinformación y las amenazas son un método favorito para resolver sus propios problemas. La histeria de la Casa Blanca es más indicativa que nunca”, dijo la portavoz.

Zajarova dijo que su país había «optimizado» el personal en su propia embajada en Kiev en respuesta a las preocupaciones sobre posibles acciones militares del lado ucraniano.

Más temprano, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, había charlado también con su par ruso, con la tensión global como trasfondo y en medio de febriles esfuerzos para que sea la vía diplomática la que permita una salida a la crisis.

Rusia niega tener la intención de lanzar una ofensiva contra Ucrania, y acusó a Estados Unidos y sus aliados de impulsar una «campaña de propaganda» sobre esa eventual invasión, una versión que «persigue objetivos de provocación», indicó un comunicado publicado por la Cancillería rusa tras la conversación con el francés.

En tanto, en una señal de que Washington se prepara para la peor alternativa, la Casa Blanca anunció planes para evacuar su embajada en la capital ucraniana.

El asesor de seguridad nacional Sullivan dijo que los estadounidenses en Ucrania no deberían esperar que el ejército de su país los rescate en caso de que el transporte aéreo y ferroviario quede cortado después de una invasión rusa.

España, Reino Unido, Dinamarca, Noruega, Estonia, Letonia, Países Bajos, Japón y Corea del Sur adoptaron decisiones del mismo tenor en las últimas horas, mientras Alemania, que adoptó un tono decididamente más bajo que sus aliados, pidió a sus ciudadanos abandonar Ucrania si su estancia en el país no es obligatoria.

El secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, dijo a su homólogo ruso que “una mayor agresión rusa se enfrentaría con una respuesta transatlántica resuelta, masiva y unida”.

Mientras tanto, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky buscó calmar las aguas mientras observaba ejercicios militares cerca de Crimea, la península que Rusia anexó a Ucrania en 2014.

«No tenemos miedo, estamos sin pánico, todo está bajo control», dijo.

Sin embargo, en una nueva muestra de la fricción que marca el escenario, un buque antisubmarino ruso forzó hoy a un submarino estadounidense a salir de aguas territoriales rusas en el Pacífico, informó el Ministerio de Defensa ruso en un comunicado.

El destructor «Mariscal Shaposhnikov» detectó al submarino cerca de las Islas Kuriles y lo intimó a «salir a la superficie inmediatamente», sin recibir respuesta, indicó el comunicado.

El buque ruso usó entonces los «medios adecuados» para forzar al submarino estadounidense «a salir de las aguas territoriales rusas a toda velocidad», agregó el comunicado.

Además de las más de 100.000 tropas terrestres que los funcionarios estadounidenses aseguran que Rusia reunió a lo largo de las fronteras este y sur de Ucrania, también hay fuerzas de misiles, aéreas, navales y de operaciones especiales, así como suministros para sostener una guerra.

Esta semana, Rusia movió seis barcos de asalto anfibios al Mar Negro, aumentando su capacidad para desembarcar infantes de marina en la costa.

Rusia y Ucrania se enfrentan en un extenso conflicto desde 2014, cuando el líder ucraniano, amigo del Kremlin, fue expulsado de su cargo por un levantamiento popular. Moscú respondió anexando la península de Crimea y luego respaldando una insurgencia separatista en el este de Ucrania, donde los enfrentamientos causaron la muerte de más de 14.000 personas.

Rusia exige que Occidente mantenga a los antiguos países soviéticos fuera de la OTAN y que la Alianza se abstenga de desplegar armas cerca de su frontera, además de hacer retroceder a las fuerzas que tiene en Europa del Este, demandas que Occidente rechaza de modo categórico.

Un acuerdo de paz de 2015 negociado por Francia y Alemania ayudó a detener las batallas a gran escala, pero las escaramuzas regulares persisten y los esfuerzos para llegar a un acuerdo político se estancaron.

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