Un periodista preguntó: “¿Este título lo comparte con Marcelo Bielsa?”. Gerardo Martino, con gesto serio e inocultable sinceridad, replicó: “Primero con mi familia, y después sí con toda la gente de Newell’s”.
Franco, lacerante, honesto. Es factible que Bielsa esté incluido en el conjunto al que el Tata identificó como “la gente de Newell’s”. La pregunta tiene sentido fuera de Rosario. El periodismo en general suele identificar a Martino como discípulo de Bielsa. Y eso no es así.
Gerardo Martino tiene nombre y apellido propio. Fue dirigido por Marcelo Bielsa, con quien logró como jugador dos torneos, pero si se le pregunta al Tata por su referente como técnico, ha contestado, y seguirá haciéndolo: “El Indio (Jorge) Solari”.
Aunque la estadística indique que no pudo sacar a Newell’s campeón, el equipo que el Indio armó, casi en su totalidad, fue conducido por José Yudica al título del año 88.
Bielsa es Bielsa. Martino es Martino. El Tata no es su discípulo. Y el Loco no es su padrino. Son dos técnicos que enriquecieron la historia de Newell’s como técnicos, y en el caso del Tata como extraordinario futbolista también. El hincha sabrá a quién quiere más. Entre ellos es natural que haya respeto, pero nada más.