BienalSur regresó a Rosario para desplegar su segunda experiencia. La edición 2019 de la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de América del Sur, tal su título completo, reúne artistas y curadores de los cinco continentes y está coordinada por la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref) con dirección general de Aníbal Jozami, su rector, y dirección artística de Diana Wechsler. La BienalSur tuvo su lanzamiento local entre miércoles y jueves con inauguraciones gratuitas en varias sedes locales.
La propuesta arrancó inicialmente en Tierra del Fuego y luego de su paso por Tucumán llegó a Rosario con inauguraciones de distintas muestras. En esta especie de cartografía que enlaza, como es de esperar un Km 0, ubicado en el Hotel de Inmigrantes de Buenos Aires, el mapa local comprende una fuerte presencia y alcanza el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Macro, Km 304.8), el Museo de la Ciudad (Km 305.7), el Museo de la Memoria (Km 306), el Centro Cultural Parque de España (CCPE, Km 304.5) y el Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC, Km 305). El Ciudadano, junto a organizadores de la BienalSur, artistas, periodistas e integrantes de la Secretaría de Cultura municipal, participó el miércoles último de un recorrido por las primeras exposiciones inauguradas.
En el corazón del parque
El itinerario comenzó pasadas las 15, visitando la obra de Eduardo Basualdo, emplazada en los jardines del Museo de la Ciudad en pleno Parque Independencia. La estructura parece allanar ese histórico desafío de la institución municipal que, ahora, ve articulado su adentro y afuera con una obra que, nada menos, propone un relato colectivo. Se titula Nosotros/Nosotros y consiste en dos rejas metálicas de grandes dimensiones que llevan inscripta la palabra “nosotros” entre sus barrotes. Las dos están cruzadas de forma que se sostienen mutuamente para no caer. “Basualdo trabaja la noción de un nosotros que supone que estando juntos no deberíamos caer”, expresaron los curadores en un comunicado.
Nosotros/Nosotros, que originalmente fue ubicada en la explanada del CCPE durante la primera edición BienalSur en 2017, encontró ahora, en las inmediaciones del Museo de la Ciudad, su hogar definitivo. Para quienes visiten la zona en estos días, además de redescubrir el reemplazamiento de esta potente obra, podrán visitar Obreras, una exposición que se vincula con las problemáticas actuales de la ciudad a partir de la exploración de la experiencia laboral femenina en la industria frigorífica del barrio Saladillo. Con curaduría de Laura Pasquali se vuelcan relatos y testimonios de las obreras: su voz, su participación y su activismo gremial pero fundamentalmente la desigualdad, la explotación laboral y sexual.
Por la memoria
Cerca de las 16, la ruta condujo al Museo de la Memoria (Km 306) donde, en el contexto de su muestra permanente se ofrecieron dos nuevos trabajos: la obra interactiva Desilusiones ópticas del artista Leo Núñez que indaga en las contradicciones sociales de los años de la última dictadura militar en la Argentina, especialmente en 1978 y durante el Mundial de Fútbol. Y, por otro lado, una instalación denominada Burladero del artista Esteban Álvarez, que recupera momentos clave de la historia reciente atravesada por el fatídico 2001 y la crisis económico, social, política e institucional que aquejó por entonces a todo el país.
Trabajando el eje curatorial “Memorias y olvidos”, las chapas abolladas de Álvarez aluden al dólar estadounidense a partir de retratos deformes de Benjamín Franklin, Abraham Lincoln y George Washington.
La obra de Álvarez, situada en la terraza del museo dialoga con la permanente ¿Quién fue?, de la rosarina Graciela Sacco. Así la propuesta de Eduardo Álvarez admite múltiples miradas gracias a la perspectiva del espectador que puede observarla (y ciertamente se logra) desde la esquina de la plaza San Martín. “Estábamos con Esteban y la gente nos preguntaba quiénes eran, otros nos felicitaban y algunos se enojaban por esos retratos porque no terminaban de decodificar el mensaje de la obra y reclamaban la pertinencia de esos retratos extranjeros”, contó Mariana Aguirre durante el recorrido con El Ciudadano. La curadora también opinó que la obra de Álvarez, expuesta en este lugar, “perturba e interrumpe” y que, por la forma en que fue dispuesta, “reafirma la carga de sentido”. Allí, junto a las imágenes de Sacco, lo que ve el que mira refuerza, en su unicidad, el discurso del artista.
La curadora expresó que las muestras implican un diálogo permanente con cada sede y que, desde BienalSur se hacen propuestas curatoriales pero, según expresó, “trabajamos en sintonía y permanente comunicación con las instituciones que toman sus decisiones de perfiles, usos de espacios y lo que quieren decir; siempre son propuestas consensuadas”.
Camino al río
Con los últimos destellos de sol de la tarde del miércoles, el itinerario culminó en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Km 304.8). Allí quedó inaugurada la muestra Dos museos y un río, curada por Ticio Escobar, que se podrá visitar hasta el 22 de septiembre. La propuesta confronta obras de un museo de Bellas Artes y arte moderno, el Museo Castagnino, con otro contemporáneo, el Museo Macro, que facilitó trabajar la idea de lo contemporáneo no definida en términos de etapa cronológica sino de perspectiva de indagación.
“Es un enorme honor inaugurar esta muestra que significó un trabajo intenso y placentero”, comenzó diciendo Ticio Escobar durante la presentación en el quinto piso del Macro, único espacio no intervenido por la muestra. Y destacó que, en el presente, uno de los desafíos más intensos de los museos es presentar obras y hacerlo “de una manera que digan cosas distintas”.
En ese sentido opinó que las obras, puestas en situaciones distintas y sometidas a ciertos desafíos más específicos, “van generando nuevas lecturas, miradas y muchas interpretaciones”.
En Dos museos y un río fueron puestas en circulación obras de León Ferrari, Liliana Maresca, Marcelo Pombo, Graciela Sacco, Luis Felipe Noé, Oscar Bony, Fernando Fader, Feliciano Centurión, Marta Minujín, Horacio Zabala y Marcelo Brodsky, entre muchos otros.
“La figura del río, tan presente en el Macro y en general en Rosario, no está formulada en esta exposición como un tema sino en los términos de una cuestión disparadora de preguntas acerca del flujo de las imágenes y el medioambiente, la cartografía de la ciudad, el enigma de las orillas enfrentadas, el empuje de la diversidad”, expresó Escobar en un libro editado por el Museo Castagnino+Macro donde, además, destaca que “no se busca la representación del río ni siquiera su alusión; cuando aparece su imagen, lo hace irrumpiendo desde el fondo de obras que la convocan más allá de los encuadres del guión curatorial”.
Segundo día
La jornada del jueves contó con otras dos inauguraciones de potente intensidad y contenido político-estético: Ensayos sobre el trabajo en el CCPE (Km 304.5), una exposición formada por videos, instalaciones y fotografías de artistas de Túnez, China, Uruguay, Turquía y Argentina. Y en el CEC (Km 305), la muestra Recuperemos la imaginación para cambiar la historia con curaduría del Proyecto #NiUnaMenos, y para cerrar, la instalación Curvilíneos de la artista Noemí Escandell.