Alberto Kornblihtt, investigador del Conicet, dictó una conferencia magistral, titulada Biología, arte, cine y letras: un camino por la evolución guiado por la Luna, en la Cátedra Julio Cortázar de la Universidad de Guadalajara, en México cuya creación fue impulsada por los escritores Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez para rendir homenaje a quien ha sido uno de los mayores escritores latinoamericanos del siglo XX.
Además de sus fundadores, por esa Cátedra han pasado escritores como José Saramago, Juan Gelman, Tomás Eloy Martínez, Nadine Gordimer, Elena Poniatowska, Juan Goytisolo, Noé Jitrik, Noam Chomsky, Erick Hobsbawm, Gilles Lipovetsky, Judith Butler y Carlos Saura, entre otros.
“Fue un inmenso placer y sentí mucho orgullo de ocupar la cátedra que lleva el nombre Cortázar, por su obra y su compromiso político. También me permitió expresar mi amor por México y su gente. Un país que le abrió las puertas a todos los exilios y en especial al argentino”, afirma Kornblihtt, doctor en Ciencias Químicas, licenciado en Ciencias Biológicas e investigador en el Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias.
En un auditorio, bajo una cúpula con los murales que pintó José Clemente Orozco en 1936 y lleno fundamentalmente de jóvenes, la conferencia de Kornblihtt se basó en el relato “La duración de los días”, originalmente publicado en la revista literaria Otra Parte y que después devino en un capítulo del libro No, no está bien. Está mal (Editorial Sudamericana).
Partiendo de la formación de la Luna hace aproximadamente 4.400 millones de años, en su conferencia magistral Kornbliht, hizo un recorrido por la evolución de nuestro planeta y de la vida sobre el mismo guiado por el continuo alargamiento de los días producto del distanciamiento gradual de la Tierra y la Luna.
La conferencia fue expuesta por el investigador del Conicet como un cuento que invoca las evidencias científicas, la literatura, la poesía y el cine para describir los cambios geológicos y biológicos de la Tierra hasta la aparición de la especie humana hace unos 200 mil años.
La duración de los días
Intercalando datos científicos con escenas de películas de los hermanos Méliès, Martin Scorsese, Bernardo Bertolucci; textos de Julio Verne, Shakespeare, Antoine de Saint-Exupéry y Juan Rulfo; poemas de Federico García Lorca y Lope de Vega; y letras de canciones de Chico Buarque y otros artistas, Kornblihtt contó que cuando la Luna se desprendió de la Tierra, el día duraba cinco horas y se fue alargando hasta llegar a 24 horas (en 200 millones de años serán 25 horas). Y para diferentes duraciones que tuvo el día en nuestro planeta, el investigador del Conicet fue situando eventos relevantes sobre el origen de la vida y de su evolución.
La vida, contó Kornblihtt, se originó cuando los días duraban nueve horas. “Nadie sabe exactamente cómo se originó la primera célula viva. Y quizás nunca nadie lo sepa. Nadie sabe si la vida se originó en otro planeta y las primeras células llegaron aquí en un meteorito. Todos saben que, entre su formación y la aparición de la vida, la Tierra era un planeta estéril”, puntualizó.
Asimismo, el investigador destacó que, en esta etapa de la Tierra, la primera célula tiene que haber cumplido con las características que definen a la vida: capacidad de reproducción y metabolismo.
La primera célula no fue la primera célula que dio origen a todos los seres vivos, extinguidos y presentes. “Es muy probable que el material genético de la primera célula no fuera ADN sino ARN (ácido ribonucleico) y, notablemente, es muy probable que las enzimas de esa primera célula estuvieran hechas también de ARN”, explicó Kornblihtt.
Y continuó: “En el mundo de la primera célula no había ni ADN ni proteínas, todo lo hacía el ARN. Es lo que hoy conocemos como el mundo del ARN. Pero ese mundo duró poco, quizás menos de 100 millones de años, para dar lugar a una segunda primera célula, esta vez con ADN como material genético y proteínas como enzimas. Y de esa célula surgieron las bacterias, los hongos, las plantas y los animales”.
En los tiempos en que los días ya duraban 21 horas ocurrió un evento evolutivo radical, conocido como la explosión o radiación cámbrica. “Durante un corto lapso, estimado en 20 a 30 millones de años, surgieron todos los grupos de animales invertebrados y también los cordados, ancestros de nosotros, los vertebrados”, puntualizó Kornblihtt quien también es profesor emérito de la UBA.
Cuando el día duraba 21 horas y 18 minutos, surgieron los primeros peces, y hace 320 millones de años, con un día de 22 horas, los primeros reptiles.
“Los mamíferos mostraron sus primeros especímenes en Pangea hace 250 millones de años, en épocas de días de 22 horas y media. Hace 150 millones de años, con días de 23 horas y 6 minutos se desarrollaron las aves y las plantas con flor que poblarían praderas y formarían bosques”, indicó el investigador.
Los mamíferos permanecerían siendo un grupo de animales pequeños y poco diverso si no fuera porque hace 60 millones de años, “cuando el día duraba 23 horas y 36 minutos, un inmenso meteorito impactó con la Tierra en la península del Yucatán, generando no sólo un gran cráter sino una polvareda que se esparciría por todos los cielos de la Tierra y la oscurecería de tal modo que provocaría la extinción de muchos grupos de plantas y animales, incluyendo a los más mediáticos: los dinosaurios”, explicó Kornblihtt.
Y continuó: “Esta extinción masiva dio lugar a la expansión de los mamíferos que ocuparon muchos de los nichos ecológicos antes ocupados por dinosaurios”.
Hace 200 mil años, en un día sólo 1 segundo y medio más corto que el actual, nació el primer hombre
Cuando el día era 36 segundos más corto que hoy, o sea hace 5 millones de años, vivió el ancestro común a los chimpancés y a los hombres.
“Y sólo hace 200 mil años, a partir de un homínido muy parecido a nosotros, que ya cazaba, fabricaba herramientas y enterraba a sus muertos, probablemente en Etiopía, en un día sólo 1 segundo y medio más corto que el actual, nació el primer hombre anatómicamente moderno, Homo sapiens, la especie de Shakespeare, Cervantes y Chico Buarque, la de Borges, Saint Exupery y Jill Clayburgh, de Lope de Vega, Bertolucci, de Verdi, Lorca, Méliès, Scorsese, Chico Buarque y tantas otras figuras que se inspiraron en la Luna para producir maravillosas obras”, destacó el investigador.
Entre las numerosas distinciones que ha recibido a lo largo de su carrera, Kornblihtt ha sido galardonado con los premios Konex de Brillante 2013 –como la figura más destacada de la década en ciencia y tecnología de la Argentina–, Houssay Trayectoria 2010, TWAS en Ciencias Médicas e Investigador de la Nación Argentina 2010, otorgado por la Presidencia de la Nación.
Es miembro de la Academia Nacional de Ciencias de la Argentina y miembro extranjero de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, de la Academia de Ciencias de Francia y de la Organización Europea de Biología Molecular de la que forman parte más de 1900 investigadores e investigadoras y en cuya nómina figuran noventa premios Nobel.